América Latina: Damnificados por las Mega Represas

COPINH participó en una marcha contra una base militar de los EEUU en Palmerola, Honduras, 2011. Fuente: Felipe Canova on Flickr

 


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Las mega represas hidroeléctricas se están expandiendo por toda América Latina. Conllevan una serie de abusos de derechos humanos – y asesinato.

Foto: COPINH participa en una marcha contra una base militar estadounidense en Palmerola, Honduras, en 2011. Fuente: Felipe Canova en Flickr.

Temprano en la mañana del 3 de Marzo, Berta Cáceres fue asesinada mientras dormía.

Una activista ambiental de renombre mundial, Berta, había sido una fuerza impulsora en la protección de las tierras y aguas de las comunidades rurales de Honduras. Entre las muchas victorias de la organización que fundó, se destaca el retraso de un proyecto para la construcción de una mega represa en el río Gualcarque, que pudo haber sido ser desastroso para los indígenas Lencas que viven allí.

Berta no es la única, ni su historia en Honduras. En todo el Sur Global, los mega proyectos hidroeléctricos se están expandiendo – impulsados por gobiernos y multinacionales como una fuente de energía barata, y con el auspicio de las instituciones internacionales, como una solución para la pobreza y la crisis climática.

Pero a pesar de las afirmaciones de que producen energía limpia, las represas tienen a menudo efectos devastadores. Pueden desplazar comunidades, destruyendo el tejido social local y los lazos espirituales con la tierra, llevar a la privatización de la tierra y el agua y generar inseguridad alimentaria. Utilizados con frecuencia para la minería y la extracción de combustibles fósiles, estos proyectos son parte de un sistema que daña el ecosistema y exacerba el cambio climático.

Cada vez más las comunidades en toda América Latina resisten a estos proyectos. Algunos han tenido éxito en la protección de sus territorios frente a la represión violenta. Sin embargo, cuando estos grupos van más lejos para hablar de las causas fundamentales de estos proyectos – como la avaricia corporativa, el capitalismo sin restricciones, la impunidad política –  pueden ser marcados y asesinados, al igual que Berta.

Mega represas y Neoliberalismo

Los bancos internacionales de desarrollo y las empresas transnacionales están impulsando una expansión de las mega represas hidroeléctricas a un ritmo nunca antes visto. En Honduras, la represa de Agua Zarca, contra la que luchó Berta, está lejos de ser el único proyecto: Tan solo el pueblo Lenca enfrentan la amenaza de 17 represas que quieren ser impuestas dentro en sus territorios.

Esta realidad está se repite en toda la región. En Colombia, el plan maestro del presidente Juan Manuel Santos para el uso estratégico del Río Magdalena, incluye la construcción de 11 a 15 mega represas además de las que ya se encuentran en funcionamiento. En Perú, con la firma de un solo decreto el 2011, el entonces presidente Alan García declaró como prioridad nacional la construcción de 20 mega represas a lo largo del río Marañón.

A nivel general se han aprobado 829 proyectos hidroeléctricos en América del Sur durante el año 2014, con una inversión total de $ 22 mil millones.

La apropiación del poder y de los recursos que se viene dando en toda América Latina, tiene raíces que se remontan a la colonización española. El río Gualcarque – que tiene un profundo significado espiritual para el pueblo Lenca – fue defendido de los invasores españoles por Lempira, el líder de la resistencia indígena y héroe Lenca. Si bien la forma en la que se manifiesta ha evolucionado, la lucha contra estas poderosas fuerzas extranjeras en la región continúa hasta nuestros días.

La conquista ahora no se da con espadas ni caballos, sino con la argucia de la “responsabilidad social corporativa” y los mecanismos basados en el mercado. Los saqueadores del Siglo XXI están respaldados por la profundización de la agenda neoliberal globalizada. El paquete de privatizaciones, desregulaciones y flexibilización de las restricciones sobre el comercio y las finanzas prescritas en el “Consenso de Washington” para el comercio mundial – ampliamente implementado por instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en la década de los 90s – inclinó la balanza de poder hacia los intereses de las elites globales corporativas.

En Honduras, los principios orientados hacia el mercado alcanzaron un nuevo extremo tras el golpe militar respaldado por EE.UU. en 2009. El nuevo gobierno de facto reacondicionó inmediatamente los marcos legales del país, en un intento de crear condiciones favorables para la inversión extranjera. En la práctica, los cambios radicales – que incluyen la expropiación forzada de la tierra y la revocación de las leyes que impedían la construcción de represas en áreas protegidas – estaban destinadas a facilitar la transferencia rápida y barata de la riqueza natural del país en los mercados globales.

Berta fue muy crítica al golpe y a la posterior entrega de la riqueza del país. “Hay una proyección de 300 proyectos hidroeléctricos planificados”, dijo a El Tecolote en una entrevista de 2015. “Somos un pequeño país con muchas riquezas. Dar el 30 por ciento del territorio a las empresas mineras transnacionales es peor que la colonización de hace 500 años. Y, lo hacen con impunidad “.

La explosión del número de mega represas en construcción en América Latina viene después de una pausa de una década de duración en la estrategia hidroeléctrica del Banco Mundial – una pausa provocada por las protestas sociales.

Después de ser rebautizada como una solución de “energía limpia” a la crisis climática – una posición amplificada por los representantes de la industria en las negociaciones sobre el clima de París en Diciembre pasado -, las iniciativas sobre mega represas volvieron a aparecer. Tomando ventaja de las nuevas oportunidades de negocios creadas para responder a la crisis climática, las corporaciones están siendo efectivamente financiadas por las soluciones de mercado patrocinadas por la ONU, como el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).

Pero los mega proyectos hidroeléctricos son todo menos limpios. En las regiones tropicales como Honduras, son una fuente importante de metano, un potente gas de efecto invernadero. Por otra parte, las mega hidroeléctricas facilitan la extracción de combustibles fósiles, tales como carbón y gas no convencional extraído mediante la fractura hidráulica, así como otros minerales. En Perú, como en Colombia y Brasil, las mega represas hidroeléctricas están siendo impulsadas con la firme intención de generar energía barata para las industrias extractivas.

Esta expansión sin precedentes de la energía proveniente de las mega hidroeléctricas está generando cada vez más resistencia. La lucha contra las represas que lideró Berta se repite comunidad tras comunidad a lo largo de América Latina.

Resistencia en Río Blanco

Para defender los derechos territoriales de las poblaciones indígenas y campesinas contra la explotación forestal y otros proyectos extractivos, Berta co-fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, COPINH. Por más de 20 años, el COPINH ha sido un actor importante en la resistencia al  proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca, y en 2015 Berta fue galardonada con el Premio Ambiental Goldman por su rol en ese esfuerzo.

El COPINH y las comunidades locales han tomado caminos formales de la resistencia contra la represa. Sin embargo, sus peticiones de una consulta previa, libre e informada, que contempla el derecho internacional, no fueron escuchadas. Los casos presentados ante los tribunales hondureños denunciando la ilegalidad de la represa tampoco prosperaron. El desequilibrio de poder entre las comunidades locales y la industria es evidente: mientras que los que impulsan el proyecto de Agua Zarca gozan de la protección de la policía, los casos legales de las comunidades en contra de la represa se estancan.

En estas situaciones – que es una historia que se repite en toda América Latina – las comunidades afectadas no tienen más remedio que recurrir a la acción directa.

En 2013, desafiando un cerco militar en la zona, la comunidad de Río Blanco alzó su voz. Mantuvieron un corte de ruta que impidió que la maquinaria llegue al sitio de la represa durante más de un año.

En los enfrentamientos con la policía y los guardias paramilitares contratados por la corporación, Tomás García recibió varios disparos a quemarropa por un soldado. García murió en el acto, y su hijo fue herido. En ese momento, el asesinato del activista elevó a tres el número de muertes sufridas por los pobladores que se oponían al proyecto de Agua Zarca.

En un video hecho para la ceremonia del Premio Goldman, Berta explicó cómo la muerte de García había motivado una mayor resistencia local durante ese conflicto. La resistencia provocó que Sinohydro de China, el mayor constructor de represas en el mundo, se retire del proyecto. Ese logro “nos costó sangre”, dijo Berta. La Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial también retiró su inversión de Agua Zarca.

Sin embargo, esta fue una victoria temporal, debido a que las amenazas contra los protagonistas de esta lucha no lograron disminuir. En una entrevista con el diario El Universo en 2015, Berta dijo: “No dudé en ningún momento en seguir en esta lucha por las amenazas, incluso eso me dio más firmeza para continuar. Hoy hay amenazas de muerte no solo a mi persona, sino a otros compañeros”.

América Latina es la región más peligrosa del mundo para los defensores del medio ambiente, y Honduras encabeza la lista.

Desafiando a los Poderosos

Berta Cáceres. Foto: Goldman Environmental PrizeLa determinación de Berta de seguir resistiendo y luchando la hizo visible en el escenario internacional. En conversación con The Guardian en 2015, Berta afirmó:

“La situación política, económica y social en Honduras es cada vez peor, hay una imposición de un proyecto de dominación, de opresión violenta, militarización, violación de los derechos humanos, la transnacionalización, la entrega de las riquezas y soberanía de la tierra al capital corporativo, para privatizar la energía, los ríos, la tierra; para la explotación minera…”.

Foto: Berta Cáceres. Fuente: Goldman Environmental Prize

La denuncia pública de la política sucia, las violaciones de los derechos humanos, la impunidad, y de los actores que impulsan la represa, la convirtieron aún más en una amenaza para los poderosos actores involucrados. Los que la apoyaron no tienen ninguna duda de que eso es lo que la llevó a la muerte.

“Sabemos muy bien quien la asesinó,” dijo COPINH en un comunicado el 3 de Marzo. Refiriéndose al gobierno de Honduras, las corporaciones y las instituciones financieras que respaldan la represa de Agua Zarca, COPINH escribió: “Tienen las manos llenas de sangre indígena, de sangre Lenca, de sangre de luchadores y luchadoras.” En un comunicado, su familia también dijo: “Su asesinato es un intento de acabar con la lucha del pueblo lenca en contra de toda forma de explotación y despojo”.

La represión en Honduras es el tipo de reacción negativa a la resistencia de todas las comunidades locales que se enfrentan al extractivismo y a los proyectos mega hidroeléctricos que se expanden en toda América Latina.

Algunos ejemplos muestran la envergadura de estos homicidios.

Antes de las conversaciones sobre el clima de 2014 en Lima, Perú, cuatro indígenas defensores del medio ambiente en la Amazonia fueron asesinados por proteger su territorio de la tala ilegal. “Edwin Chota había recibido numerosas amenazas de muerte por su resistencia a los grupos criminales que destruían  los bosques de su comunidad”, informa Global Witness, “pero las autoridades ignoraron sus reclamos.” Los madereros tienen fama de tener vínculos con el gobierno.

Del mismo modo, las tribus indígenas que viven en el área de la megarepresa de Belo Monte en Brasil han estado resistiendo el proyecto desde hace décadas. Han sufrido amenazas de encarcelamiento, violencia policial y militarización de la zona, además del asesinato de personas involucradas en la lucha  y abuso sexual. Ha habido una serie de casos legales en su contra la represa que fueron a parar a ninguna parte.

La megarepresa de El Quimbo en Colombia también ha provocado una fuerte resistencia de las comunidades locales – que han enfrentado agresiones y detenciones en las protestas y desalojos violentos de sus hogares.

De la mano de la militarización, la privatización de la tierra y el agua, la violencia y los desequilibrios de poder en el sistema judicial, las mega represas son un síntoma de una nueva forma de colonización. Las personas involucradas en las resistencias que han muerto a lo largo de América Latina han estado haciendo lo mismo que hizo Berta: desafiar a los poderosos.

La Lucha Continúa

La oposición a las represas no sólo se da en las comunidades. También existe un movimiento global.

El esfuerzo comenzó oficialmente hace 19 años. El 14 de marzo de 1997, representantes de los pueblos afectados procedentes de 20 países se reunieron en Curitiba, Brasil, para participar en el primer Encuentro Internacional de Afectados por las Represas. Reconociendo una lucha común – una que trasciende diferentes contextos económicos y políticos – los activistas decidieron que el Día de Lucha contra las Represas en Brasil se globalizara. Y así nació el Día Internacional de Acción Contra las Presas y por los Ríos, el Agua y la Vida, que se celebra anualmente el 14 de marzo.

Esta nueva plataforma internacional está destinada a hacer visible y conectar las diversas luchas que tienen lugar en todo el mundo, para proteger los ríos y las comunidades que dependen de ellos. Sin embargo, para aquellos que pierden sus hogares y soberanía por la expansión de las megarepresas, esta batalla no se libra solo una vez al año, sino cada día.

La necesidad de una acción internacional contra las mega represas ha sido resaltada por el asesinato de Berta Cáceres, y del posterior asesinato de un compañero de COPINH, Nelson García, el 16 de marzo. Siguiendo su ejemplo, hay una necesidad urgente de que los de activistas globales denuncien continua y ruidosamente las megas represas hidroeléctricas – como una falsa solución a la crisis climática, y que por el contrario ayudan a impulsar esta crisis. Berta no sólo puso su cuerpo en la línea de fuego para proteger los ríos, las tierras y comunidades de las que se sentía parte. Ella también fue más allá de su propia lucha en su comunidad, develando la dinámica global de poder que está detrás de las injusticias locales.

Al igual que las empresas transnacionales, los movimientos de resistencia son más fuertes cuando se conectan con otras luchas más allá de sus fronteras. La fuerza de la resistencia y la perspectiva internacional de Berta representaba una amenaza para un paradigma de desarrollo basado en el enriquecimiento de las élites globales – tanto es así que las fuerzas que impulsan esta agenda vieron necesario terminar con su vida.

Pero no se puede silenciar a un movimiento. Como gritaron  aquellos que celebran la vida de Berta tan sólo unos días después de su asesinato, “Berta vive, la lucha sigue!”

Al escribir estas líneas, Gustavo Castro Soto, el único testigo de la muerte de Berta (quien sufrió dos disparos) todavía está siendo interrogado por las autoridades de Honduras, quienes podrían acusarle de culpable del asesinato de Berta. No se le ha permitido salir del país y está internado en la Embajada de México en Honduras. Por favor tome acción aquí para su liberación y salida segura de Honduras. Además, las organizaciones y activistas de todo el mundo están pidiendo una investigación independiente sobre la muerte de Berta y el fin de la criminalización permanente de los miembros de COPINH. Por favor, agregue su voz aquí.