Socavando Bolivia: Una mirada de la intervención de Washington

 

Fuente: The Progressive Magazine

Traducido y republicado por Agencia Boliviana de Informacion

Una delgada reja, cámaras de seguridad y guardias armados protegen la Embajada de Estados Unidos en La Paz. La embajada es una construcción alta con ventanas delgadas que hacen que esta se vea como una  base militar.

Después de ser revisado en la puerta de seguridad, me senté con el vocero de la embajada, Eric Watnik, y le pregunté si la embajada está trabajando en contra del gobierno socialista de Evo Morales.

"Nuestra cooperación en Bolivia  no es política, esta es transparente y da asistencia directamente en el desarrollo de este país" respondió  Watnik. "Este beneficia a aquellos  que más lo necesitan", acotó. Desde la perspectiva de la administración Bush esto es pasar a ser un oponente de Evo Morales.

Documentos clasificados y entrevistas escondidas en Bolivia prueban que la administración Bush está utilizando dinero de los contribuyentes americanos para socavar el gobierno de Morales y cercar los movimientos socialistas dinámicos, como trató de hacer recientemente en Venezuela y tradicionalmente por toda América Latina.

 La mayor parte de ese dinero es introducido por Usaid. En julio del 2002, un mensaje clasificado de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia a Washington decía lo siguiente:

"Una reforma a un proyecto de partido político planeado por Usaid tiene por objetivo la implementación en las leyes bolivianas existentes, que podrían, a la larga, ayudar a construir  moderadamente partidos políticos pro-democráticos que puedan contrarrestar al partido radical del MAS o sus sucesores".

MAS se refiere al partido político de Morales, el cual se lo entiende como un movimiento que avanza hacia el socialismo.

Morales ganó la Presidencia en diciembre del 2005 con  el 54 por ciento de los votos, pero cinco prefectos departamentales  fueron elegidos de partidos de derecha.

SE INICIA EL COMPLOT

Después de la victoria de Morales, Usaid, a través de sus oficinas de iniciativas de transición, decidió "dar apoyo a los prefectos departamentales", revelado por documento de la propia Usaid.

A lo largo del 2006, cuatro de los cinco departamentos ricos en recursos naturales exigieron la autonomía del gobierno central dirigido por Morales, a menudo amenazado con separarse de la nación.

Fundaciones estadounidenses se vieron envueltas en ellas, con fondos de la Oficina de Iniciativas de Transición. "116 subvenciones con un monto de 4.451.249 dólares para ayudar a los gobiernos departamentales a operar  más estratégicamente", lo demuestran los documentos.

"Usaid ayuda con el proceso de descentralización", dice José Carvallo, un vocero de prensa del partido más importante de derecha, Poder Democrático Social (Podemos). "Ellos nos ayudan a mejorar la democracia en Bolivia a través de seminarios y cursos de discusión  de temas relacionados con la autonomía".

"El embajador de Estados Unidos (Philip Goldberg) está ayudando a esta oposición", concuerda Raúl Prada, quién trabaja por el partido de Morales.

Prada está sentado en un concurrido café de La Paz y comiendo un helado. Su labio superior esta negro y azul causado por una paliza que recibió de las manos de los oponentes a Morales mientras estaba trabajando en la Asamblea Constituyente. "El helado bajará la hinchazón" explica.

El gobierno de Morales organizó la Asamblea Constituyente con el fin de redistribuir los recursos naturales y garantizar el acceso a la educación, a la tierra, agua, gas, electricidad y salud  a la gente más pobre del país.

Yo había visto a Prada durante  los primeros días de administración de Morales. Él estaba vistiendo un pasador de wiphala y feliz mascaba coca en su oficina gubernamental.

El no fue muy optimista en este momento, tomó otra cucharada de helado y continuó: "Usaid está en Santa Cruz y en otros departamentos para ayudar con fondos y reforzar la infraestructura de los prefectos de la derecha".

EVO DENUNCIA INGERENCIA

En agosto del 2007, el presidente Morales le dijo a un diplomático en La Paz: "Yo no puedo entender cómo algunos embajadores se dedican a la política y no a la diplomacia en nuestro país. Eso no se llama cooperación. Eso se llama conspiración".

El vicepresidente Álvaro García Linera dijo que el embajador de Estados Unidos estaba financiando a los partidos opositores  al gobierno en un esfuerzo de desarrollar "resistencia política e ideológica".

Un ejemplo es el financiamiento de Usaid a Juan Carlos Urenda, un político adversario de Morales miembro de un comité cívico de derecha y autor del estatuto autonómico, un plan  separatista de Santa Cruz de Bolivia.

"No es absolutamente verdad que se esté utilizando fondos de ayuda de Estados Unidos para influenciar el proceso político o para intentar socavar el gobierno", dijo vocero del departamento de Estado, Tom Casey.

Los representantes de Usaid afirman que el apoyo va para todos los prefectos, no sólo para los de oposición. A pesar de las afirmaciones de Casey, esas ayudas fueron controversiales.

El 10 de octubre, el gobierno (de Evo Morales) aprobó un decreto que prohíbe actividades de apoyo internacional sin regulaciones estatales en Bolivia. Un artículo de la ley explica que Bolivia no aceptará dineros que traigan consigo  intenciones políticas o ideológicas.

En Bolivia, la fuerza política está en las calles con las organizaciones y los sindicatos, por ello no es suficiente para Washington trabajar solo a nivel del alto poder político, también ellos tienen que meterse con los pequeños.

Un funcionario de Usaid me dijo en un email que la Oficina de Iniciativas Transicionales "recomenzó su programa en Bolivia para ayudar a reducir la tensión en zonas  propensas a conflictos sociales (en particular El Alto) y también asistió al país durante la preparación de la elecciones venideras".

Para descubrir cómo se preparó todo esto, me  reuní con el periodista alteño Julio Mamani en la cede regional de los trabajadores de su ciudad, la cual es vecina a La Paz.

Había muchas rebeliones ideológicas y organizaciones con mucha fuerza en el Alto el 2003, explica Mamani, refiriéndose a la protesta que derroto el presidente de la derecha, Gonzalo Sánchez de Lozada:

"De tal manera Usaid reforzó su presencia en El Alto y se enfocó en apoyar programas de desarrollo de lideres jóvenes. Su forma de liderazgo estaba basada en demandas radicales para la ciudad diferentes al estilo horizontal de liderazgo que mantenían los sindicales. Ellos querían empujar a estos nuevos lideres fuera de los sindicatos y meterlos en posiciones jerárquicas del gobierno", asegura Mamani.

Los programas de Usaid movilizaban jóvenes. "Usaid siempre sacaba ventaja de la pobreza de la gente", agrega Mamani. "Ellos ponen sus banderas de Usaid al costado de la bandera boliviana y la wiphala".

INFLUENCIA ECONÓMICA Y POLÍTICA

No es difícil encontrar otras historias de cómo el gobierno estadounidense ha estado influenciando económicamente y políticamente en Bolivia.

Luis Gonzales, un estudiante de economía de la Universidad Mayor de San Simón, en Cochabamba, describe un panel organizado por la Fundación Milenium al que asistió el 2006.

Ese año, esa fundación recibió 155.738 dólares de Fondos Nacionales para la Democracia, a través del Centro para Empresas  Privadas Internacionales, una organización no lucrativa afiliada a la Cámara de Comercio de Estados Unidos.

González describe un panel que se enfoca en criticar el control estatal de la industrialización del gas (la mayor demanda de los movimientos sociales).

"Los panelistas decían que la inversión extranjera y la producción en Bolivia disminuiría si el gas era controlado parcialmente por el gobierno" dice González. "Ellos se abocan a la privatización, control corporativo e inculcan políticas neoliberales", agrega.

El mismo año, la Fundación por la Democracia desembolsó 110.134 dólares para grupos en Bolivia, a través del Centro para Empresas Privadas Internacionales, quienes, de acuerdo con  documentos de la Fundación para la Democracia, "proveían información acerca de los efectos de las reformas económicas propuestas por los asambleístas en la Constituyente".

De acuerdo con los documentos obtenidos a través del acto de Libertad de Información, solicitado por Jeremy Bigwood, la Fundación para la Democracia también financió programas del cual 13 líderes jóvenes emergieron de Bolivia a Washington, entre el 2002 y 2004, para reforzar su política derechista.

El MAS y otros partidos de izquierda no fueron invitados a estas reuniones.

La Embajada de Estados Unidos pareciera utilizar las becas como un esfuerzo para socavar al gobierno boliviano.

MAS DENUNCIAS

Otro becario (estadounidense) en Bolivia, quien pidió mantener el anonimato, explicó que en recientes reuniones de orientación en la Embajada en La Paz, "un miembro de seguridad de la embajada solicitó reportes detallados si nosotros nos encontraremos venezolanos y cubanos". Ambos, venezolanos y cubanos, dan dinero, doctores y expertos para apoyar el socialismo de Morales.

El estudiante añadió que la solicitud de la embajada "contradice el programa de beca, el cual nos prohíbe interferir en la política o hacer cualquier cosa que ofenda al país anfitrión".

Después de descubrir el lado negativo del trabajo del gobierno estadounidense que está haciendo en Bolivia, me dio la curiosidad de conocer algún proyecto positivo que Usaid a menudo dice realizar.

Les tomó más de dos semanas darme pruebas de ello. Mucho tiempo pensé para tomar la fotografía, ejemplo perfecto de su "no político" y bien organizado trabajo "para beneficiar a quienes más lo necesitan"

Ellos me contactaron con Wilma Rocha, la jefa de la fábrica  de ropa en El Alto llamada "Club de Madres Nueva Esperanza".

Una  consejera de Usaid el 2005 al 2006 les ofreció consejos sobre manejo y facilidades de exportación para la ropa a mercados de Estados Unidos.

En una ciudad bien organizada, con trabajadores de una clase radical, Rocha es una de las pocas personas de la derecha, ella es una ferviente crítica al gobierno de Morales y de los sindicatos de El Alto.

Diez empleadas están tejiendo en una mesa de una amplia fabrica llena de docenas de maquinas de cocer. "Por tres meses no hemos tenido mucho trabajo", explica una de las mujeres, mientras Rocha espera un poco alejada.

"Cuando recogemos nuestros cheques de pago es triste", señala. Yo le pregunté por su nombre, pero ella dice que no puede decirme. "Si la jefa descubre que la estuvimos criticando nos llamará la atención"

Benjamin Dangl es autor de "The Price of Fire: Resource Wars and Social Movements in Bolivia" y editor de UpsideDownWorld.org.