Las manifestaciones de la sociedad civil mexicana después de la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, ocurrida el 26 de septiembre pasado en Iguala (Estado de Guerrero), dieron a conocer a la opinión pública internacional la brutalidad de la violencia en México y la capacidad de movilización de un pueblo cansado de la corrupción de su clase política. En la Ciudad de México encontramos a Román Hernández Rivas del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, que trabaja con los estudiantes de Ayotzinapa y las familias de los normalistas desaparecidos.
¿Por qué la guerra al narco impulsada por el gobierno mexicano en 2006 causó violaciones a los derechos humanos en lugar que acabar con el narco?
En 2000, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la presidencia de la republica y entró Vicente Fox del Partido de Acción Nacional (PAN), se rompió la hegemonía que el PRI había tenido durante unos 80 años. No se trataba sólo de hegemonía política sino en la producción y distribución de drogas, en los años ’70 el estado mexicano producía heroína o goma de opio que vendía a los EEUU. Había una industria estatal de la droga, es un hecho documentado. Estos cultivos nunca se erradicaron y en el tiempo el estado perdió el dominio en la producción de droga, dejando lugar a los carteles criminales.
Con la entrada del PAN empezaron a haber divisiones entre grupos del narco en su disputa territorial. Esto se agudizó cuando en 2006 el gobierno anunció su guerra al narco, y el ejército empezó a actuar frontalmente como un nuevo actor armado en el territorio. No entendemos bien de que lado juega el ejército, si está apoyando a un cártel, o si para debilitar a uno acaba fortaleciendo a otro, o está atacando a todos por igual.
La situación de crisis actual que vive México, de violación a los derechos humanos por parte de agentes del estado, se agudizó ulteriormente en 2008 con la Iniciativa Mérida, un plan de seguridad diseñado desde EEUU que se concretiza en la militarización del país. La sociedad civil se encuentra en medio de esta disputa para el control del territorio entre cárteles del narco, y entre ellos y el ejército, e intenta defender el mismo territorio.
¿Por qué el estado desaparece a las personas en lugar que matarlas?
No podríamos decir porqué lo hace, pero podemos hablar de las consecuencias que esto genera. Cuando se desaparece a una persona sus seres queridos sienten ansiedad, angustia y miedo. Hay incertidumbre, no se sabe lo que está pasando.
El asesinato y la desaparición forzada –que por definición es cometida por agentes del estado- se tocan en un punto que representa la frontera entre la delincuencia organizada y el estado mexicano, como actores que están impregnados el uno del otro.
¿Por qué consideran a Peña Nieto como responsable de los hechos de Iguala? El crimen ha sido cometido por la Policía Municipal, ¿no hubiera podido haber sido ordenado por el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, sin intervención del gobierno federal?
El vínculo entre el narco y el estado no empieza en Iguala el 26 de septiembre. México se puede definir como un narcoestado porque la criminalidad organizada tiene tanto poder como para tener la capacidad de decidir quien es presidente municipal, inyectando recursos a las campañas electorales. Muchos alcaldes han sido denunciados como parte del crimen organizado y el gobierno nunca intervino, entonces la responsabilidad del estado mexicano es por omisión y Peña Nieto es responsable en cuanto titular del ejecutivo federal. Sin embargo, la delincuencia organizada no ha empezado con él, el estado generó condiciones para que hechos como lo de Iguala sucedieran. La criminalidad organizada es una inercia que el estado viene arrastrando desde hace más de 40 años, que es producto de sus acciones y omisiones.
Con este panorama, ¿las familias confían en la posibilidad de que el estado haga justicia?
Las demandas de los padres fueron cambiando en este periodo. Al principio exigían al gobierno del estado de Guerrero la presentación con vida de sus hijos, luego exigieron la intervención del gobierno federal. Hoy en día no confían en ninguno de ellos y creen que Peña Nieto sólo quiere limpiar su imagen para seguir haciendo sus giras para ofertar a los inversionistas internacionales los recursos naturales de México.
El movimiento que se formó en solidaridad con Ayotzinapa pide la renuncia de Enrique Peña Nieto. ¿Qué se esperan de su eventual renuncia? ¿Piensan que podría llevar a un cambio real en el país?
El movimiento de apoyo a los padres de familia ha reivindicado públicamente que la exigencia es la renuncia de Peña Nieto, por ser responsable de la violencia de estado y entonces de los hechos de Iguala. Sin embargo, los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa afirman que el problema no es Peña Nieto per se, sino es la estructura sobre la cual se sostiene el sistema político, que permite a una figura como Peña Nieto de estar en el poder. Los normalistas están buscando garantías reales de no repetición, y no se la pueden pedir al estado mexicano siendo que muchas violaciones a los derechos humanos son cometidas justo por actores estatales.
Por esto, el pueblo tomó unos 20 municipios en el estado de Guerrero donde se conformaron consejos populares con la idea de generar un proceso de construcción política desde abajo, que establezca espacios donde se tomen decisiones colectivamente. Los estudiantes están buscando otros espectros de posibilidad organizativa asociados con la auto tutela de los derechos. Se trata de garantizarlos a sí mismos sin pasar por las estructuras del estado. Esto te pone frente a un movimiento autonómico que toma como ejemplo las Juntas de Buen Gobierno zapatistas.
El pasado 15 de noviembre una comisión de estudiantes de Ayotzinapa y de familiares de los 43 desaparecidos encontró a la Comandancia del EZLN en territorio zapatista. ¿Se tomaron algunas decisiones durante este encuentro?
La prensa dijo que del encuentro entre las familias de los estudiantes desaparecidos y el EZLN nació la voluntad de conformar un movimiento nacional contra la desaparición forzada, no estoy muy de acuerdo con esta interpretación. Los familiares y el EZLN se reconocieron como parte del mismo dolor, como portadores de la misma rabia. Su idea es generar un movimiento nacional para cambiar las estructuras que permiten que sigan ocurriendo situaciones como la de Iguala. Su voluntad es acercarse a los otros dolores que hay en México, a personas que son víctimas de la misma violencia de estado, bajo la hipótesis que de esta forma puedan hacerse fuertes y crear causas comunes, que permitan construir otros tipos de relaciones sociales.
Orsetta Bellani
@sobreamerica