En el frio pueblo de Santa María Tlahuitoltepec, trepado en la Sierra Norte del Estado de Oaxaca (México), entre 7 y 13 de octubre 2013 se llevó a cabo la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena.
“Esta cumbre es muy importante porque nos permite fortalecer nuestra red de mutuo apoyo, de forma que podamos hacer presión internacional”, relata Liliana Pachana Moila, colombiana del pueblo misak que trabaja en la creación de contenidos pedagógicos para las radios. De hecho, la plenaria acordó construir una Plataforma Multimedial de Comunicación Indígena del Abya Yala, como herramienta de articulación y socialización de los procesos políticos y de comunicación de los pueblos indígenas, así como una Escuela Itinerante de Comunicación para ellos.
Acudieron al encuentro comunicadores y comunicadoras, sobre todo indígenas, procedentes de varios países americanos para compartir sus ideas y experiencias. Algunas especialmente exitosas, como la de Canal 22 de Nicaragua, que tiene el rating más alto de la zona donde opera, o la ecuatoriana Tv Micc, que ha nacido de la movilización social del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (Micc). El canal indígena ecuatoriano logró cambiar la agenda de los medios comerciales y de aquellos del estado. “Al principio nos discriminaban como ‘el canal de los indios’, luego empezaron a preocuparse porque tenemos un producto de calidad, con una señal buena y una buena recepción de parte de la gente”, relata José Venegas, comunicador integrante del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi. “Pensaban que como es un canal indígena iban a pasar indígenas todo el día, mientras que tenemos un noticiero en quitchwa y uno en español, programas musicales y culturales, documentales y reportajes que los otros canales no te van a dar, cinema alternativo latinoamericano, europeo y estadounidense para que la gente piense de otra forma. Vinculamos también a la población mestiza y creemos que no tenemos que quedarnos chiquitos sólo porque somos un canal indígena”.
Los medios de los pueblos originarios, según los participantes en la cumbre, deben utilizar el idioma indígena que refleje a sus cosmovisiones, reforzar los procesos organizativos y la cohesión e identidad de los pueblos, promoviendo el buen vivir y proyectando hacía afuera una “buena imagen” de los pueblos originarios, que los otros medios presentan como folklóricos, terroristas o borrachos. Además, tienen que trabajar para la eliminación del neocolonialismo, del racismo y del patriarcado. De hecho, el medio comunitario mismo puede convertirse en un espacio de formación y empoderamiento para las mujeres.
Las y los comunicadores indígenas no deben sólo aprender el utilizo de las herramientas de la comunicación, sino formarse como lideres capaces de denunciar los atropellos que padecen sus pueblos y los planes gubernamentales que afectan a sus territorios. Por esto ser comunicador indígena, sobre todo en países como México, Colombia y Honduras, puede ser muy peligroso. “En Honduras los pueblos lenca y garifuna trabajan muy de lleno en lo que son las radios comunitarias y han tenido una fuerte represión por parte del gobierno. Les tiene miedo porque las radios pasan la información real sobre lo que está sucediendo en el país”, relata Wilma Calderón de la organización del pueblo misquito Masta.
Sin embargo, ni el pueblo lenca ni el garifuna estaban presentes en la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena, como muchos otros pueblos, colectivos y organizaciones que decidieron boicotear el encuentro. El motivo es bien reasumido por Tonatiuh Díaz, de Ojo de Agua Comunicaciones de Oaxaca, que no acudió al evento: “No creo que se pueda organizar una cumbre continental sólo con nuestros recursos, pero depende de dónde viene el financiamiento. El dinero que financió la cumbre es de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que es la misma que está persiguiendo las radios y la inversión que hicieron es muy alta si consideramos las necesidades que tienen las comunidades. Además vimos como ridícula la invitación que se hizo al presidente Enrique Peña Nieto”.
“Respecto la opinión de quienes decidieron no participar pero planteo que podemos sentarnos a dialogar con Peña Nieto, frente a frente y de forma digna, exigiendo las cosas sin pedirlas”, contesta el mexicano José Luis Matías Alonso, documentalista del pueblo nahua y miembro del grupo impulsor del comité organizador. “Además, es cierto que recibimos un financiamiento de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero no nos han mandado ningún guion y no afectará la autonomía en la toma de decisiones de esta cumbre”.
Pues parece que para las organizaciones presentes como para las ausentes la autonomía con relación al gobierno sea un elemento imprescindible, pero hay posiciones muy diferentes a la hora de definir en cuales condiciones ésta se pueda ejercer. Algunos piensan que hay que exigir financiamientos por parte del gobierno sin dejar que afecte a la autonomía del medio, otros creen que sí hay que aceptar dinero público, pero no por parte de todas las instancias gubernamentales y sólo bajo algunas condiciones, y otros más piensan que para preservar la autonomía no hay que aceptar ningún financiamiento gubernamental.
Otro tema controvertido tiene que ver con el reconocimiento que el gobierno otorga a los medios indígenas: si algunos buscan la “legalización” de su operar, otros se declaran orgullosos de no tener ningún reconocimiento oficial. De todos modos, la situación es muy diferente de país a país: por ejemplo en Bolivia las comunidades manejan el 17 por ciento de la banda radioeléctrica, mientras que en México, según una investigación del periodista Francisco Vidal Bonifaz, sólo 15 radios comunitarias tienen permiso oficial.
La actitud hacía el gobierno sigue siendo un tema que opone a los movimientos, y es allí donde el estado se mete para dividirlos.