Fuente: Bolpress
Una entrevista concedida por el presidente Evo Morales a Claudia Benavente de La Razón (LR, 6/VIII/2011) permite visualizar varios “olvidos” e imprecisiones conceptuales que se están repitiendo en el “caso TIPNIS”. Para animar el necesario debate público señalaré algunos de estos.
1. El presidente ha lamentado que “algunos hermanos conviertan en negocio su movilización” y compara con los sindicatos cocaleros, de los cuales es su presidente por casi 20 años: “Ahí, mi gran satisfacción son las Seis Federaciones del Trópico cochabambino; nunca han dependido de las organizaciones no gubernamentales (ONG), de partidos, ni de empresarios. Nuestra lucha siempre fue autofinanciada”. Dicen que la historia la escriben los vencedores, pero existe la memoria. A lo largo de la vida sindical del actual mandatario la relación con las ONGs ha sido importante. En la década del 80’ se estructuró el Equipo Técnico Campesino (ETC), conformado por un grupo de intelectuales y técnicos que entonces trabajaban en ONGs del Departamento de Cochabamba, quienes hicieron una alianza para apoyar la lucha cocalera; entre ellas CIDRE, CINEP, CEDIB, CERES, que pusieron dinero y personal para, no solo apoyar la formulación de un plan de desarrollo del trópico alternativo a la propuesta del gobierno de entonces y USAID, sino también asesorar políticamente en la coyuntura al líder máximo y su directiva. Estas ONGs estaban relacionadas con partidos políticos de entonces, como el MIR y el FRI.
2. El presidente en sus palabras: “Yo he llegado a la conclusión de que cualquier proyecto de exploración, construcción o electrificación, tiene un efecto ecológico. Las consultas son para ver cómo hacemos que el efecto no sea mayor; y luego: “De manera general, seamos sinceros, en cualquier proyecto, lo que hay que evitar es que tenga mayores efectos”.
Todo este tiempo, y sintetizada también en la entrevista, el presidente nos está diciendo que las mega obras son necesarias para el progreso del país, y mecanismos como la consulta pública buscan minimizar, reducir los impactos y otorgar compensaciones a los pueblos afectados. La autoridad máxima del país repite a los organismos internacionales, las corporaciones y los países industrializados que ven en nuestros territorios cotos de caza para satisfacer la insaciable demanda de la máquina engullidora que es el capitalismo global. Mientras, los indígenas del TIPNIS están afirmando que la consulta pública es una herramienta precautoria, que permite tomar decisiones estratégicas previas a la construcción de cualquiera de estos proyectos, incluyendo su suspensión si existen evidencias suficientes para ello, como en este caso.1
3. Para el presidente, los sindicatos han logrado parar los asentamientos: “Valga la ocasión para aclarar: en 1988, ya un 7% y 8% del Parque tenía asentamientos; el gobierno de Víctor Paz Estenssoro los sacó a todos. Al gobierno de Jaime Paz Zamora se le planteó que las federaciones controláramos que nadie más entrara al Parque. Desde entonces, nadie más se ha asentado. Pero, las evidencias son distintas a la apreciación presidencial: solo el 2006 se registraron 1.451 hectáreas de coca (ilegales) y que en esas zonas ya habitan unas 2.5000 familias (LR 8/VIII/2011). Un estudio del PIEB ha mostrado que entre 1976 al 2007 se perdieron aproximadamente 50.000 hectáreas de bosque primario por la conversión en suelos agrícolas, particularmente en la parte sur, cerca de municipios cocaleros como Villa Tunari (Página 7, 30/VI/2011). Hoy, los asentamientos cocaleros se han ampliado, como ha denunciado el hoy expresidente de la subcentral TIPNIS, Adolfo Moye (LT, 14/VI/2011).
4. “Antes de eso, en 1930, el gran gamonal del Estaño Simón I. Patiño ya había proyectado un tren Cochabamba-Trinidad. La prueba es Puerto Patiño; hasta ese punto pudieron avanzar los técnicos de Patiño, pero regresaron. Es un proyecto que ya tiene tiempo; data del auge del estaño…Además, las instituciones del departamento de Cochabamba sacaron el año pasado una solicitada en el diario Los Tiempos diciendo que “hemos esperado este camino desde el año 1826”. La idea de un camino que integre Cochabamba – Trinidad es una idea civilizatoria antigua de las elites cochabambinas, Patiño fue uno más. Para todos ellos el tema era que hacer con los indígenas? Ha sido la pregunta y obstáculo a este proyecto; hoy otra vez se plantea el dilema.
5. “Las consultas se van a hacer, pero revisemos los acuerdos internacionales o la misma Constitución; las consultas no son vinculantes. No nos engañemos, son para que haya menos contaminación por un proyecto, pero no son para que las empresas que buscan petróleo, o el Estado, sean chantajeados o extorsionados. Y luego les ponen 15 ó 20 millones y ya”. Una de las críticas realizadas al sistema de evaluación de impacto ambiental boliviano establecido por proceso neoliberal es que se ha convertido en un formalismo burocrático antes que un instrumento de gestión ambiental, esto es de toma de decisiones previa a la implementación de una obra. La licencia ambiental es un requisito formal, así como lo es pagar impuestos. Hoy, la consulta pública tal como es interpretada por el gobierno, al no ser vinculante, esto es ser instrumento precautorio, se convierte en un formalismo más para habilitar la construcción de la carretera. Ingenuamente se creyó que el “proceso de cambio” iba a modificar esta situación, pero es más de lo mismo.
6. “¿En qué parte del mundo nunca ha pasado una carretera por un parque nacional? Evidentemente, eso se tiene que hacer con normas”. Otra imprecisión del presidente, los parques nacionales son áreas protegidas donde en su zona núcleo están prohibidas todo tipo de actividades económicas, mucho menos construir carreteras como en el caso del TIPNIS. Por ello, es optimista considerar la propuesta de los liderazgos cocaleros, “que en esos 60 kilómetros del TIPNIS, por medio de una ley, se prohíba que haya nuevos asentamientos en la ruta”. Gobiernos neoliberales no lo detuvieron y uno pro cocalero por que lo haría? Así como la ley Marcelo Quiroga Santa Cruz solo ha servido para que la corrupción se transforme, una ley de protección para el TIPNIS no detendrá la incursión cocalera al territorio indígena.
7. “Estoy sorprendido; queremos conversar, pero nos quieren chantajear. En su última marcha, la CIDOB…decía que si le dábamos la ABT (Autoridad de Fiscalización de Bosques y Tierras) dejaban de marchar. La ABT es la autoridad responsable de la madera. Nos plantearon que todos los parques y reservas pasen a manos de la CIDOB”. El presidente se sorprende cuando en otros ministerios el cuoteo ha sido práctica común: el ministerio del agua para El Alto, el ministerio de minería para las cooperativas mineras, desarrollo rural para los campesinos, el viceministerio de defensa social de los cocaleros… Pero, más allá de ello, la sorpresa en realidad es porqué hasta el momento los indígenas no han “chantajeado”, demandando compensaciones a cambio de la carretera, para que les “pongan 15 o 20 millones y ya”, como en otros casos, particularmente hidrocarburos (el último en el Itikaguasu guaraní). Las comunidades del TIPNIS no quieren dinero, simplemente no desean una carretera que destruirá irreversiblemente su hábitat.
8. “También, varias ONG sacaron un documento que dice: Amazonía sin petróleo. Mi respuesta fue que entonces también podríamos tapar los pozos del Chaco boliviano, y ¿de qué va a vivir Bolivia?”.
El presidente conoce el proyecto del parque nacional Yasuni en el Ecuador, donde las organizaciones indígenas y ecologistas han propuesto sellar los pozos petroleros encontrados en este parque nacional y territorio indígena, como aporte efectivo a la reducción de gases de efecto invernadero, alternativo a enfoques mercantilistas de la naturaleza como los mercados de carbono, a cambio del cual se demanda a la comunidad internacional que pague a este país el 50% de lo que iban a ganar explotando hidrocarburos, por el lapso de 13-15 años (tiempo de duración de los campos). Este tipo de medidas se esperaba del “proceso de cambio” en el tema ambiental y RRNN, por ejemplo, pero ni siquiera es considerado por el gobierno, e iluminados por el mantra del “salto industrial”, se limitan a repetir fórmulas mercantilistas y estadocéntricas de la naturaleza y sus servicios.
9. Y la sorpresa del presidente Morales continua: Digo yo, ¿cómo mis hermanos pueden oponerse a que se explore en busca de más petróleo, a que haya integración con caminos o a que se construyan hidroeléctricas? Otro “olvido”· del presidente: en todos estos años, primero como líder cocalero y luego presidente de la república, ha conocido internacionalmente las luchas indígenas en América Latina y el mundo contra los efectos perversos de la explotación de RRNN en estos territorios, hasta se ha solidarizado con ellos. El presidente se pregunta, igual que modernizadores a ultranza previos, por que los indígenas se niegan a ser modernos? Cornelius Castoriadis decía que los países en vías de desarrollo “estaban llenos de hombres que personalmente no se encontraban en “vías de desarrollo” (Castoriadis, 1984:7)2, es decir no eran modernos. La modernización que se oferta con la carretera simplemente destruirá pueblos y sociedades, formas de vida; los indígenas han decidido no asumir los costos del progreso, por eso la batalla final por el TIPNIS.
10. “Si yo fuera dirigente indígena de la zona, realmente aprovecharía el camino para desarrollar el turismo ecológico”. Hablando en lenguaje del FODA, tan caro a los planificadores del gobierno, el presidente esta pidiendo que los indígenas vean la carretera como una oportunidad antes que una amenaza, la posibilidad de engancharse a la locomotora del progreso cuyo fogonero es el presidente Evo Morales. Por ello, estos, como los niños deben ser educados y guiados y sus jovencitas ser “enamoradas” para que acepten la carretera.
A fines de junio, los ecologistas lograron detener la construcción de una carretera que partía en dos el famoso parque nacional Serenguetí, en Tanzania; podrán los indígenas del TIPNIS detener los bulldozers? Tienen todo en contra, estado, corporaciones, cooperación internacional, organizaciones sociales funcionales al gobierno, cocaleros, pero no se confíen…
Cochabamba, agosto 2011
1 El principio precautorio afirma que mientras no se cuente con información suficiente sobre los impactos de una actividad humana sobre la naturaleza y mientras sus poblaciones no estén informadas adecuadamente y estén de acuerdo con los alcances de estos impactos, esta no se la debe realizar.
2 Castoriadis, Cornelius (1984) Reflexiones sobre el “Desarrollo” y la “Racionalidad”. Buenos Aires: Antropos.32 pp.