Por más de 8 años el cuerpo de delegados y delegadas del subte de la comisión interna de los subterráneos de Buenos Aires comenzaron una incansable lucha que dio como resultado mejoras en las condiciones de trabajo: diez años sin despido de personal, seis horas de jornada laboral, la creación de nuevos puestos de trabajo y la inclusión de trabajadores y trabajadoras de servicios que prestaban terceras empresas. Estas luchas, que siempre estuvieron acompañadas por la mayoría de los trabajadores, significo un enfrentamiento con la conducción del sindicato al que pertenecen, la Unión Tranviario Automotor (UTA), que se convirtió en amenazas, persecuciones y agresiones físicas a los delegados.
Estos enfrentamientos propiciaron la idea de crear un sindicato propio. En el mes de agosto, los delegados del subterráneo, realizaron el pedido de inscripción en el Ministerio de Trabajo, por lo que la conducción de UTA intentó por todos los medios expulsarlos del gremio. Hasta que finalmente, el Secretario General de UTA, Roberto Fernández, propicio una modificación en el estatuto gremial que posibilito organizar elecciones modificando la modalidad de votación. En esa oportunidad, los delegados, denunciaron que de realizarse esos comicios serian un fraude porque el padrón de votantes se realizó por función y no por ramal de subterráneo dejando una modalidad de votación utilizada por más de 14 años. En esta elección no se garantizaba la cantidad correspondiente de representantes, según la proporción mínima de trabajadores o sea que se reducía el número de delegados y limitaba la representatividad de los delegados entre otras cosas.
El 12 de diciembre, el día elegido para que se realice la elección organizada por la conducción ejecutiva de UTA, los trabajadores y trabajadoras del subte realizaron asambleas en los lugares de trabajo en repudio a las elecciones. En esa oportunidad, Taborda, delegado del subte expreso: “La Empresa hizo un acuerdo con la burocracia para imponer delegados que respondan a sus intereses, y todo bajo la complicidad del Ministerio de Trabajo”. Una semana antes, el cuerpo de delegados, había realizado una impugnación a la elección en el Ministerio de Trabajo, solicitando pronto despacho pero no recibieron respuesta. En estas elecciones propiciadas por la burocracia sindical, de las 2.500 personas empadronadas solo el 8% se presentó a votar. En esta votación los delegados perdieron representación formal entonces se centraron en luchar por un sindicato propio. El primer paso fue la realización de un plebiscito de consulta a todos los trabajadores del subterráneo para saber si estaban de acuerdo en crear el nuevo sindicato, amparándose en la Ley N° 23.551 de Asociaciones Sindicales, el reciente Fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y del Convenio Nro. 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, que garantiza la posibilidad de crear -por parte de los trabajadores/as- su propia organización sindical. Esto motivó un fuerte rechazo de la UTA y de Hugo Moyano, Secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT), y principal aliado del gobierno nacional.
El 5 de febrero, fue el día elegido para el comienzo de la consulta, mientras esta se realizaba un grupo de matones de la UTA, llegaron a la estación Congreso de Tucumán, y atacaron a golpes a las personas que se encontraban en el lugar, esto sucedía a la vista de los medios de comunicación, integrantes de organizaciones sociales, de derechos humanos, organizaciones políticas y pasajeros. Frente a este nuevo hecho de violencia, en repudio, los trabajadores suspendieron por varias horas el servicio. Al día siguiente, Roberto Fernández, titular de UTA dijo, refiriéndose a los incidentes en la estación Congreso de Tucumán, "Es importante aclarar que se dicen delegados del personal y no tienen fueros sindicales, porque en las últimas elecciones no se presentaron como candidatos quienes están sosteniendo el plebiscito están formados ideológicamente en la revolución permanente y a los únicos que perjudican son a los usuarios y a los propios trabajadores que no quieren prestarse a su juego".
Mientras tanto la consulta siguió adelante, finalizando el 12 de febrero a las 19 hs. Al plebiscito se presentaron más de los 70 % de los trabajadores y trabajadoras empadronados y el resultado dio que el que el 98,8% se pronunciaron a favor de crear un nuevo sindicato. Los comicios fueron fiscalizados, siempre, por una escribana, además de ser observada por diferentes referentes sociales, políticos y de derechos humanos.
Sin embargo esta es la primera etapa, en la lucha por la creación de un nuevo sindicato, todavía falta la inscripción y la personería jurídica que debe ser otorgado por el Ministerio de Trabajo que no se ha mostrado a favorable a la creación de un nuevo sindicato. El Ministro de trabajo, Carlos Tomada refiriéndose al tema dijo: "no está previsto en la ley sindical Desde el punto de la eficacia jurídica, no tiene chances de prosperar".
La lucha de las y los trabajadores del subte, por el sindicato propio, es el comienzo, para que otros trabajadores que se encuentran atados a sindicatos que no responden a sus necesidades, puedan romper con la burocracia sindical, que históricamente se ha aliado al poder político y económico de turno en desmedro de las necesidades de la clase trabajadora. Quizás este es el principio del fin del poderío de “los gordos de la CGT.”