WASHINGTON, 24 oct (IPS) – El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo este miércoles que mantendrá el embargo comercial contra Cuba, que ya lleva casi medio siglo, hasta que La Habana "adopte, tanto de palabra como en los hechos, las libertades fundamentales".
Bush calificó los cambios políticos en Cuba, iniciados en julio de 2006 cuando el presidente Fidel Castro fue reemplazado por su hermano Raúl, como "los últimos estertores de un régimen fallido".
"Estados Unidos no dará oxígeno a un régimen criminal que victimiza a su propio pueblo", agregó ante una audiencia integrada por familiares de presos políticos y ciudadanos de este país de ascendencia cubana.
"No vamos a apoyar los viejos métodos con nuevas caras, el viejo sistema sostenido por nuevas cadenas", dijo Bush en referencia al traspaso del poder en la isla caribeña a causa de la enfermedad de Fidel Castro.
En su discurso, que fue transmitido a Cuba en forma simultánea por Radio y TV Martí, financiadas por Estados Unidos, Bush apeló a la "comunidad internacional" para que ayude a los cubanos a ganar su "libertad" a través de un mayor apoyo a los disidentes y los grupos de oposición.
Asimismo, pidió a las Fuerzas Armadas y a la policía cubanas que no "usen la fuerza contra su propio pueblo" cuando "se levante para demandar su libertad".
Especialistas en asuntos cubanos criticaron a Bush, destacando que no tomó en cuenta la existencia de un debate más abierto sobre el futuro de la isla desde que Raúl Castro reemplazó a su hermano hace 15 meses, ni el apoyo popular –o cuando menos tolerancia– al gobierno, que tomó el poder el 1 de enero de 1959.
"Le advirtió a los cubanos que no deben temer una transición de Fidel a Raúl, lo cual es completamente absurdo, dado esa transición ya se produjo", señaló Wayne Smith, quien encabezó la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana durante la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981) y actualmente integra el Centro para la Política Internacional con sede en Washington.
"No es más que una reiteración de lo que ha venido diciendo durante los últimos dos años y, francamente, nadie en Cuba le presta atención", agregó.
"Raúl está avanzando, dijo en julio que habría un nuevo debate sobre cómo hacer más efectivo al sistema y hay muchas posibilidades de que se produzcan reformas, aunque nada como lo que Bush está reclamando", señaló Smith.
"Si algo puede revivir a Fidel Castro es el discurso de Bush", comentó Michael Shifter, especialista en América Latina del Inter-American Dialogue, un centro de estudios de Washington. Además definió a la retórica del presidente como "cansada y anacrónica".
"Es el tónico perfecto para un dictador convaleciente que siempre contó con Washington para hacer su juego y sostenerse en el poder, así como para mantener su prestigio en América Latina", agregó Shifter.
"Para la comunidad internacional y ciertamente para los latinoamericanos, hacer referencia a la ‘transición’ parece prematuro, presuntuoso e incluso ofensivo", señaló.
Bush calificó a Cuba como "un Gulag tropical" e insistió que los "horrores" cometidos por el gobierno "sacudirán la conciencia de la humanidad" cuando se conozcan públicamente.
"Este es el momento de apoyar a los movimientos democráticos que están surgiendo en la isla. Es tiempo para que el mundo deje de lado sus diferencias y se prepare para la transición cubana hacia un futuro de libertad, progreso y promesas", afirmó Bush.
"Los disidentes de hoy serán los líderes del mañana y, cuando finalmente llegue la libertad, ellos seguramente recordarán quiénes los apoyaron", sostuvo Bush, quien pidió a otros gobiernos "que abran las puertas de sus embajadas a los dirigentes pro-democracia y animen a sus organizaciones no gubernamentales a entrar en contacto directo con la sociedad civil independiente en Cuba".
También anunció lo que llamó una "nueva iniciativa" para un "fondo de la libertad" para Cuba, que contaría con miles de millones de dólares para ser utilizados por el gobierno de la isla una vez que haya demostrado que respeta "la libertad de expresión, de asociación, de prensa, de formar partidos políticos y cambiar de gobierno a través de elecciones periódicas y competitivas".
Bush también señaló que su gobierno estaba preparado para adoptar "interesantes" nuevas medidas en forma inmediata, pero "sólo si el régimen cubano, la clase dirigente, se quita del camino".
Entre ellas mencionó otorgar licencias a organizaciones no gubernamentales e iglesias para que provean de computadoras y acceso a Internet a los cubanos e invitar a jóvenes "cuyas familias sufren la opresión" a un programa de becas.
Smith y Shifter dijeron que La Habana rechazará con seguridad esas ofertas y criticaron a Bush por no aprovechar cualquier oportunidad –por ejemplo la lucha contra el narcotráfico– para establecer una cooperación aunque sea mínima con Raúl Castro. Esto, afirmaron, reducirá las posibilidades de Washington de influir en el proceso político de la isla.
"Estos tipos siempre esperaron que tan pronto como Fidel dejara la escena el régimen colapsaría", dijo Shifter a IPS. "Claramente, ese no ha sido el caso y ahora tienen que repensar cómo manejarse con la continuidad y no con el colapso de Cuba, y se puede ver que no han sido muy exitosos", agregó.
"Este es un momento estratégico para abrirse hacia Cuba y América Latina en su conjunto y este gobierno está perdiendo la oportunidad", afirmó Elsa Falkenburder, una especialista en Cuba de la Oficina de Washington sobre América Latina.
"Este discurso es más de lo mismo y demuestra que el gobierno no tiene ninguna nueva idea sobre cómo aproximarse a Cuba, ni está en sintonía con la cambiante realidad" de la isla, agregó.
"Se ha iniciado en Cuba un debate sobre su futuro y el gobierno está estudiando algunas reformas", comentó Sarah Stephens del Centro para la Democracia en las Américas.
"Aunque no sabemos qué tan profundas podrían ser, lo que sí sabemos es que la política de Bush deja a Estados Unidos al margen del debate que se está dando en la isla. Nuestros aliados europeos y hemisféricos tienen una política diferente porque conocen mejor la realidad de lo que pasa", agregó.
"Es difícil imaginar cómo esto puede atraer a alguien, con excepción del decreciente número de anticastristas de línea dura de Miami", dijo Smith a IPS. "Es muy claro que más cubano-americanos quieren que nos relacionemos con la isla y que se eliminen las restricciones para viajar. Pero el presidente dejó en claro que esto no ocurrirá", agregó.
Los analistas se mostraron sorprendidos por el momento elegido por Bush para su discurso, a causa de sus problemas en Iraq, su creciente beligerancia hacia Irán y su llamado, la semana pasada, para ejercer mayor presión sobre la dictadura de Birmania.
"Creo que estuvo bajo presión de los cubanos de línea dura para decir algo, dado que no había realizado ningún comentario desde que Raúl Castro asumió la presidencia de Cuba, indicó un funcionario del gobierno que pidió no ser identificado.