Los científicos alertan: la explotación a gran escala del gas depositado en rocas de esquisto que programa el consorcio estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) va a agudizar la sismicidad del norte del país, una zona ya propensa a los temblores.
Los especialistas vinculan la seguidilla de seísmos de 2013 en los norteños estados de Tamaulipas y de Nuevo León con la exploración y explotación de gas en las cuencas gasíferas de Burgos y Eagle Ford, esta última compartida con el estado de Texas, en Estados Unidos.
La conclusión del investigador Ruperto de la Garza es clara, al identificar un nexo entre los movimientos telúricos y la fractura hidráulica, conocida como “fracking” por su nombre inglés. Este método extrae el gas de las rocas de esquisto, pizarra o arcilla compacta donde está embolsado, mediante su rompimiento horizontal a gran profundidad.
“El resultado final es la dislocación de la estructura geológica para permitir que, al pulverizarse, el gas atrapado se pueda escapar”, detalló a IPS este experto de la consultora Gestoría Ambiental y de Riesgos, desde Saltillo, la capital del norteño estado de Coahuila.
Con ese objetivo se introducen químicos, y “al desagregar las partículas de lutitas (rocas sedimentarias), se reacomoda la tierra”, dijo.
“No es sorpresa que haya asentamientos de tierra. En el pecado está la penitencia”, aseguró.
De la Garza trazó un exhaustivo mapeo de los movimientos sísmicos de 2013 y de las áreas gasíferas de prospección o de perforación comercial.
Su hallazgo, dado a conocer el día 22, fue que existe coincidencia entre ambas actividades.
Estadísticas del Servicio Sismológico Nacional muestran un incremento en la intensidad y en la frecuencia de los temblores en Nuevo León, donde se han registrado al menos 31 de entre 3,1 y 4,3 grados en la escala de Richter.
La mayoría de esos sismos se produjeron en 2013. También los ha habido este año, los de mayor intensidad el 2 y 3 de este mes, según registraron los sismógrafos oficiales. De la Garza eleva las cantidades de temblores en ese estado durante 2013 y lo que va de este año.
La cuenca de Burgos se extiende por los norteños estados de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, y alberga grandes reservas de gas convencional, que comenzaron a explotarse la década pasada. En esos depósitos también existen, según prospecciones, gas de rocas.
Desde 2011, Pemex ha perforado al menos seis pozos en rocas de esquisto, pizarra, lutita o arcilla compacta en Nuevo León y Coahuila. También desarrolla un nuevo proyecto exploratorio en el norte del sudoriental estado de Veracruz.
La empresa ha identificado cinco regiones con potenciales recursos de gas no convencional desde el norte de Veracruz hasta Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos.
La estadounidense Administración de Información de Energía (EIA por sus siglas en inglés) sitúa a México en el sexto lugar mundial en reservas de gas no convencional técnicamente recuperable, detrás de China, Argentina, Argelia, Estados Unidos y Canadá, en un examen de 137 depósitos en 41 países.
La recuperación del gas de esquisto exige grandes volúmenes de agua, y la excavación y fractura horizontal generan enormes cantidades de residuos líquidos. Estos pueden contener químicos disueltos y otros contaminantes que requieren tratamiento antes de su desecho, según la organización ambientalista Greenpeace.
El estudio “Sismicidad en el estado de Nuevo León”, publicado en enero, concluye que los temblores en el noreste de México están asociados tanto a estructuras naturales como a acciones humanas que modifican las rocas y las presiones en los fluidos cercanos a la superficie.
El informe, elaborado por académicos de la Facultad de Ingeniería Civil de la pública Universidad Autónoma de Nuevo León, achaca varios sismos ocurridos desde 2004 a actividades como la extracción de gas natural y no convencional en la cuenca de Burgos.
También influye, asegura, la sobreexplotación de acuíferos por cultivo de papa en la zona limítrofe entre Coahuila y Nuevo León, así como la explotación de barita en este último estado.
Hasta 2004 se habían perforado 4.881 pozos de agua en la cuenca, y actualmente la cifra alcanza los 7.000.
El estudio sobre el impacto ambiental del Proyecto Regional Petrolero Poza Rica Altamira y Aceite Terciario del Golfo 2013-2035, que se extiende por los estados de Veracruz, Hidalgo (centro) y Puebla (sur), anticipa un alza de la demanda de agua para el fracking y explotación del gas de esquisto en el norte del país, donde hay escasez del líquido.
El documento de 844 páginas, al que tuvo acceso IPS, fue enviado el 10 de marzo por Pemex a la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente para su aval, y enumera obras proyectadas como construcción de caminos y presas metálicas, los grandes tanques de almacenamiento del agua destinada a la multifractura.
El documento establece que para cada 10 multifracturas se requerirían unos 12.718 metros cúbicos de agua.
Además, calcula que la producción mexicana de gas alcanzará en 2026 unos 11.472 millones de pies cúbicos por día, los cuales provendrían de la mayor producción de gas de esquisto de los depósitos de Eagle Ford y La Casita, que cruzan Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
En 2026, el gas natural no asociado representará 55 por ciento de la producción total de este hidrocarburo, mientras que el resto será aportado por los yacimientos no convencionales del norte del país, cuya producción se prevé que crezca hasta entonces a un ritmo de 8,6 por ciento anual.
Se pronostica que la producción de gas no convencional estará a cargo de empresas privadas, tras la reforma energética que se promulgó en diciembre y que abre el sector de los hidrocarburos y la electricidad al capital extranjero.
Los estudios mexicanos se suman a otros realizados en Estados Unidos, que también vinculan las cadenas de temblores en el centro y el sur del vecino país con la explotación de gas de esquisto.
El análisis “Terremotos significativos (¿inducidos?) en el centro y el este de Estados Unidos desde 2008”, realizado en 2012 por tres investigadores del Servicio Geológico estadounidense, identificó 683 sismos desde 2008 de magnitud 4,0 en la escala Richter.
El reporte, que menciona también sismos en Chihuahua y Nuevo León, detalla seis modalidades de inyección de fluidos en profundidad, entre ellas líquidos para la fractura hidráulica.
Los temblores “se van a agudizar con la mayor explotación. En el gobierno están engañados. Debe prohibirse el fracking”, subrayó De la Garza.