El 13 de marzo pasado, el Tribunal Supremo Electoral hondureño acreditó a Libertad y Refundación (LIBRE) del ex presidente Zelaya como partido político legalmente inscrito y, por tanto, reconocido para su participación electoral. “Hay Partido, hay esperanza para el Pueblo”, dijo Zelaya a sus partidarios, que habían acudido a celebrar el evento.
Según Ramón Navarro, presidente de ANACH (Asociación Nacional de Campesinos Hondureños), “LIBRE va recogiendo todas las inquietudes y necesidades del pueblo hondureño. Nosotros tenemos claros que si no tenemos un partido que nos represente y personas de nuestra misma clase que estén al frente va a ser difícil para los campesinos. El pueblo ha despertado y tenemos la expectativa de ganar en las urnas: estamos trabajando duro para que LIBRE gane el poder en las próximas elecciones”. Sin embargo, no todos los integrantes del FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular) comparten el entusiasmo de Navarro.
La inscripción de LIBRE por el Tribunal Supremo Electoral es la ultima etapa de un proceso que empezó en Cartagena de Indias (Colombia) en abril de 2011, donde se firmó un acuerdo que estableció los términos del regreso de Manuel Zelaya a Honduras. Invitados por el presidente colombiano Juan Manuel Santos – hecho que hace dudar sobre la bondad de las intenciones -, el venezolano Hugo Chávez, su par hondureño Porfirio Lobo y Zelaya, que se presentó a las negociaciones sin ninguna autorización por parte de la base del FNRP, acordaron la restauración del orden constitucional mediante una Asamblea Constituyente, el retorno de los exiliados, el respeto de los derechos humanos y el reconocimiento del FNRP como fuerza política que pudiera participar en las elecciones. A cambio, el gobierno de Lobo consiguió la readmisión de Honduras en la OEA, que corresponde a un flujo de ayudas por 600 millones de dólares y al reconocimiento del carácter democrático de su gobierno. De hecho, hoy los gobiernos de todo el mundo, excepto aquel ecuatoriano, reconocen al régimen golpista hondureño.
“El Presidente Juan Manuel Santos ha hablado muy bien para buscar este proceso de reconciliación de la familia hondureña”, declaró entonces Zelaya, olvidando que buena parte del FNRP no quiere reconciliarse con los golpistas, sino sacarlos del país, y que el planteamiento inicial de la resistencia hondureña contemplaba una Asamblea Constituyente participativa, originaria y autoconvocada, para que el pueblo tuviera la oportunidad de expresarse directamente sobre la nueva Constitución.
El 28 de mayo de 2001, Zelaya llegó a Tegucigalpa recibido por una muchedumbre alegre, pero también por muchas dudas. Desde pronto, buena parte de los integrantes del Frente criticaron los términos con que se dio el regreso del ex presidente. “El regreso de Zelaya es justo y es algo importante, porque es su derecho. Pero criticamos al acuerdo de Cartagena, porque dejó por fuera el tema de la justicia, favoreciendo la impunidad en el país”, relata Salvador Zuñiga de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras).
Además, con la creación de LIBRE, el ex presidente y sus partidarios han ignorado la resolución de la Asamblea del FNRP de febrero de 2011, que estableció que el Frente no participaría en ningún proceso electoral hasta que no hubiera sido convocada una Asamblea Nacional Constituyente y aprobada una nueva Ley Electoral. Sin alguna duda, la decisión de participar en el proceso electoral ha profundizado la fractura en el FNRP, que hoy contiene una corriente “electorera” y una “refundacional”.
“Con el regreso de Zelaya, el Frente dejó de existir como esfuerzo social y se convirtió en una corriente interna del Partido LIBRE, desapareciendo su naturaleza de articulador de diferentes esfuerzos de la lucha. Ahora luchan por el poder, sin entender que una cosa es llegar al Gobierno, otra cosa es el poder. Podría ocurrir que ganen, pero la oligarquía no va a permitir que el Partido LIBRE gobierne de verdad”, explica Salvador Zúñiga. Sin embargo, según Wendy Cruz de la Vía Campesina Centroamérica, “El golpe de estado nos quitó la venda, la sociedad ha cambiado de mentalidad: sabemos de vivir en un Estado fallido y estamos cansadas de este bipartidismo de hace más que cien años. Para nosotras el partido LIBRE es una esperanza, la esperanza de refundar al agro hondureño. Participar en la política es un derecho que tenemos como ciudadanos y ciudadanas, aunque hay que ser realistas: vamos a jugar con las reglas tradicionales de los partidos políticos, con el Tribunal Supremo Electoral, y tenemos que buscar una estrategia que garantice transparencia en el proceso. Hay que pedir a los organismos internacionales que se encarguen de esto”.
De otro parecer es Alfredo López, vicepresidente de OFRANEH (Organización Fraternal Negra Hondureña): “No hay ninguna posibilidad de ganar. Aún con la mayoría de los votos, Zelaya no ganaría, porque maquillarían los resultados: si el Tribunal Supremo está compuesto por los golpistas y también la Fiscalía y el Tribunal Electoral, no hay esperanza de victoria. Nadie cree que después de 200 años de dominación por dos partidos y por los militares, éstos suelten el poder. Según la corriente electorera no se puede tomar el poder sin participar en las elecciones, pero nosotros creemos que se puede cambiar la situación mediante más presión social a los congresistas, más concientización. Cuando estábamos en la calle, los golpistas tenían mucho más cuidado porque había mucha más presión, la venida de Zelaya ha desmovilizado a la resistencia. Podemos firmar un montón de acuerdos, pero hay que meterles presión para que los cumplan: tomas de carreteras y de las plazas. No tomarlas un día y el día después irse a la casa a dormir tranquilamente, porque esa no es lucha, esa no genera presión. De todos modos, al final creo que sí iremos a votar, todo el mundo apuesta por Xiomara Castro, la esposa de Zelaya, que es una mujer muy bien intencionada. La gente cree mucho en ella porque anduvo en la calle y siempre se mantuvo firme. También adentro del espacio refundacional se ha ganado el corazón de la gente”.
Incluso quienes no creen en la vía electorera parecen demostrar simpatía por Xiomara Castro, candidata por Fuerza y Refundación Popular (la corriente electorera del FNRP) a las primarias del Partido LIBRE, que se realizarán en noviembre de 2012. Sin embargo, la canalización de la resistencia hondureña en el marco del proceso electoral ha aliviado a los golpistas: ahora el Frente está dividido y menos presente en las calles del país. Según Miguel Ángel Vásquez de la Asociación de Desarrollo de la Península de Zacate Grande (ADEPZA), “Lobo tiene a Zelaya como un ente para mediar entre las luchas sociales y la oligarquía. El Acuerdo de Cartagena se firmó justo para que la resistencia, una vez comenzado el proceso electoral, rebajara su lucha”.