Fuente: Programa de las Américas
El 10 de agosto pasado en Bolivia, finalmente, se llevó a cabo el referéndum revocatorio que tuvo al país en estado de conmoción al menos durante tres meses. Ese día, por primera vez, se convocó a todos los ciudadanos a participar en unos comicios, no para elegir a sus gobernantes, sino para ratificarlos o revocarlos a la mitad de su mandato.
El resultado del referéndum confirma que la fractura que se ha instalado en Bolivia es brutal y, al mismo tiempo, abre ciertos cauces para vislumbrar, quizá, algunas posibilidades. Las fuerzas confrontadas se diferencian con gran nitidez. Por un lado, el gobernante partido Movimiento al Socialismo (MAS) de l Presidente Evo Morales y, por otro, la coalición de cuatro prefectos departamentales que gobiernan las regiones orientales del país comúnmente denominadas "Media Luna". Ambos bloques afianzan su capacidad política a partir de sus muy particulares vínculos con segmentos poblacionales pertenecientes a cada uno de los pares antagónicos del histórico conflicto social, mucho más profundo y de larga data, que constituye el entramado social que habita Bolivia.
Si tales pares son, en un primer y esquemático conjunto de distinciones: indígenas/q’aras, trabajadores/propietarios de tierras y capital y, más recientemente, qullas/cambas1; es posible afirmar que el 10 de agosto, los indios, los trabajadores y los qullas, votaron contra lo que perciben como la consolidación de una creciente capacidad de intervención política de los q’aras-cambas-propietarios de tierras y capital. La manera de hacerlo fue manifestándose masiva y contundentemente, por la ratificación de Morales como Presidente de la República y revocando el mandato de los prefectos de tres departamentos occidentales: La Paz, Cochabamba y Oruro.
Este trabajo fue redactado entre el 11 y 12 de agosto, revisando tanto las proyecciones de voto que presentaron los distintos medios, como las tendencias en el escrutinio oficial en la página de la Corte Nacional Electoral. Desde un inicio, el mismo domingo, todo indicaba que el Prefecto de Oruro sería revocado. La madrugada de hoy, 13 de agosto, una vez que este trabajo había sido enviado, la Corte Departamental Electoral comunicó que "con la votación de las últimas casillas rurales de los lugares mas apartados del departamento, la tendencia que hacía prever la revocatoria del Prefecto de Oruro se había invertido y, por unas décimas, había alcanzado la ratificación."
Así, el 10 de agosto en prácticamente todos los rincones de la geografía occidental del país, en los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba el voto contra las intenciones de la Media Luna y a favor de Morales fue compacto, abrumador, y total. Los distintos significados de esta votación, que se anudan de manera diversa en cada región los analizaremos más adelante.
En contraste con ello, a nivel regional, en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Tarija2 la votación resultó sumamente compleja. Los tres prefectos de esos departamentos, cabezas visibles del proyecto de "autonomía departamental" resultaron ratificados por amplia mayoría y también aumentaron significativamente el número de votos que obtuvieron en diciembre de 2005. Sin embargo, los márgenes de votación a favor de la ratificación de Morales en esas cuatro zonas también crecieron de modo notable. En el Beni, por ejemplo, el departamento donde Morales obtuvo la menor votación en los comicios de 2005, su preferencia electoral se duplicó, aunque no llegó a sobrepasar el 50% de votos ratificatorios. En Santa Cruz, igualmente, si se compara el porcentaje de votos favorables obtenido en ese departamento en 2005 con el obtenido en 2008, hay un aumento, discreto pero importante, de la expresión de apoyo a la gestión del gobierno central. Esto ocurre pese a que la ciudad de Santa Cruz es el núcleo más duro de la contraofensiva política de las élites propietarias de tierra y de negocios privados. En Tarija, finalmente, ocurrió algo similar; lo cual muestra que el afianzamiento de las élites orientales es cuando menos "poroso" en sus propios departamentos, por expresarlo de alguna manera.
Vale la pena escudriñar algunos datos para lograr tener una visión más completa de lo que las cifras expresan:
Variación de la votación de Evo Morales por departamento, 2005 y 2008 |
|||
Departamento |
% de votación en 2005 |
% de votación en 2008* |
Diferencia entre porcentajes de 2008 y 2005 |
La Paz |
66.6% |
82% |
16.6% |
Oruro |
62.5% |
80.6% |
18.1% |
Potosí |
57.8% |
78% |
21.2% |
Cochabamba |
64.8% |
68.8% |
4% |
Chuquisaca |
54.1% |
48% |
– 5.9% |
Santa Cruz |
33.17% |
38% |
4.83% |
Tarija |
31.55% |
50% |
18.45% |
Beni |
20.85% |
41% |
21.85% |
Pando |
16.49% |
53% |
36.51% |
* Elaboración propia con base en datos preliminares de la Corte Nacional Electoral de alrededor del 90% de las mesas escrutadas. |
Variación de la votación obtenida por cada uno de los Prefectos, 2005 y 2008 |
|||
Departamento |
Partido al que pertenece el Prefecto |
% de votación en 2005 |
% de votación a favor en 2008* |
La Paz — José Luis Paredes |
Compitió en las eleccion es de 2005 por PODEMOS y después se declaró independiente |
37.98% |
37% |
Oruro — Luis Alberto Aguilar |
MAS |
40.95% |
47% |
Potosí — Mario Virreira |
MAS |
40.69% |
71% |
Cochabamba — Manfred Reyes Villa |
Alianza de Unidad Nacional (AUN) |
47.64% |
38% |
Chuquisaca — Sabina Cuéllar |
|
|
No fue sometida a referéndum |
Santa Cruz — Rubén Costas |
Autonomía para Bolivia |
47.8% |
68% |
Tarija — Mario Cossío |
Encuentro Regional |
45.64% |
58% |
Beni — Ernesto Suárez |
PODEMOS |
44.63% |
65% |
Pando — Leopoldo Fernández |
PODEMOS |
48.03% |
56% |
* Elaboración propia con base en datos preliminares de la Corte Nacional Electoral de alrededor del 90% de las mesas escrutadas. |
Algunas hipótesis sobre los datos del referéndum
Una primera cuestión que salta a la vista es que las cifras reflejan la distribución geográfica y los "modos" del antagonismo político de fondo: mientras que en los tres departamentos occidentales del país, La Paz, Oruro y Potosí, aquellos cuya composición étnica es compleja y notoriamente indígena, donde la mayoría de la población es trabajadora del campo y/o de las minas o fábricas; ahí, en esos lugares, las personas se lanzaron el domingo a las urnas como una tarea colectiva y refrendaron su apoyo a Morales—y su rechazo a la ofensiva de las élites orientales—con un compacto 80% de votación favorable.
Por su parte, en el Oriente, la votación a favor del gobierno también subió en todos los departamentos con excepción de Chuquisaca—que es actualmente el territorio en disputa entre el gobierno del MAS y las fuerzas de la "Media Luna". Es interesante, sobre todo, hacer notar el crecimiento de la votación en Tarija de 60%, Beni de 100% y Pando de 200%. El único lugar donde el apoyo al MAS permanece estancado o subiendo muy ligeramente es en Santa Cruz, donde entre 2005 y 2008 pasó del 33 % al 38%.
Así, a nivel nacional, la densificación del voto por Morales que se produjo en 2005 en el Occidente y el aumento de su preferencia electoral en el Oriente, hablan de una consolidación importante del gobierno: la gente quiere que Morales se quede, lo quiere en la presidencia y esto es un dato no menor.
En segundo lugar, es interesante notar la conservación y/o aumento simultáneo en la preferencia electoral por los Prefectos de la Media Luna: en Santa Cruz, Rubén Costas obtuvo 20% más de votos que en 2005 y en Tarija, Mario Cossío, aumentó en 12.5%. Por su parte, hacia el norte del país, en la regiones menos densamente pobladas, también se produjo una subida significativa en el apoyo electoral a los prefectos: Ernesto Suárez en Beni, aumento 21% y Leopoldo Fernández, en Pando, 8%.
Estas dos "votaciones cruzadas" nos hablan, por un lado tanto de un refrendo masivo del apoyo a Morales en la presidencia, como de la consolidación de importantes liderazgos regionales. Además, nos hablan de una cuestión no imprevisible, aunque sí de difícil comprensión: un referéndum revocatorio, en tanto es una auténtica medida liberal de ampliación democrática, no es un juego de suma cero donde unos pierden y otros ganan. En el caso boliviano al menos, es evidente que los dos polos visibles de la confrontación actual, MAS-"Media Luna", sencillamente ratificaron su capacidad de influencia y control territorial. Aunque lo hicieron, eso sí, sobre bases completamente distintas: en la región occidental, la votación compacta a favor de Morales fue discutida en múltiples reuniones formales e informales por la población. Algunas personas entrevistadas en los distritos cinco y seis de la ciudad de El Alto el 10 de agosto explicaban que en sus Juntas Vecinales, "habían conversado" sobre la importancia de volcarse con absoluta contundencia a "apuntalar" a Morales , para "afianzarlo" por lo que están haciendo "los cambas". Por su parte, en el Oriente y sobre todo en la región de Santa Cruz, la votación según diversas fuentes de la región, tuvo un altísimo contenido clientelar sin descontar la tremenda ofensiva mediática de la "propaganda negra" sobre todo en esas zonas.
Ahora bien, la paradoja de este resultado, la dificultad para su comprensión, se hizo visible el mismo domingo 10 de agosto por la noche, cuando a las auténticas fiestas que se realizaron en Santa Cruz por la ratificación del prefecto y en Cochabamba por su revocación, se les contrapuso, transmitido todo esto en la televisión, la desangelada fiesta en La Paz y el confuso y una vez más concertador mensaje presidencial que agradecía el apoyo conseguido y, una vez más, ofrecía "diálogo" a unas autoridades políticas departamentales que en muy diversos tonos han mostrado que no les interesa concertar. El discurso presidencial pronunciado desde el balcón del Palacio Quemado en La Paz después de conocerse las proyecciones de los resultados, fue interrumpido por los congregados en la Plaza Murillo quienes coreaban "mano dura" cuando Morales hablaba de nuevas negociaciones.
Y es que la semana previa al referéndum el escenario boliviano fue tenso y enormemente confuso: la movilización de los partidarios del autonomismo secesionista de élite en Tarija, impidieron que en esa ciudad se llevara a cabo una reunión entre Morales, Cristina Kirchner y Hugo Chávez. Lo consiguieron tomando el aeropuerto de esa ciudad. Al día siguiente, no permitieron que el vice presidente Alvaro García Linera aterrizara en Santa Cruz y lo mismo ocurrió con Juan Ramón Quintana, Ministro de la Presidencia, quien no pudo llegar ni a Beni ni a Pando porque algunos partidarios de los caudillos regionales tomaron los aeropuertos y colocaron maquinaria pesada en las pistas, ante la mirada impasible de policías y militares. Todas estas acciones, sin lugar a dudas conmocionaron el escenario público, pese a no ser más que auténticas bravuconadas de las élites; sobre todo porque fueron acciones emprendidas por unas cuantas personas, de ninguna manera masivas, tal como se mostraba en las imágenes. De todos modos, estos eventos crispaban el ambiente y daban abundante material para saturar los noticieros, generando, además, una sensación total de desgobierno y de carencia de fuerza y de horizonte por parte de los principales funcionarios públicos. Esto, sin embargo, era respondido una y otra vez por los principales voceros gubernamentales, con un triunfalismo también absurdo: García Linera, Rada—Ministro de Gobierno—y Quintana—de la Presidencia—hablaban todavía el jueves 8 de agosto, de "referéndum revolcatorio" aludiendo a que el día de la votación se demostraría que la gente no apoyaba a sus autoridades departamentales. Quizá los funcionarios del gobierno MASista creían sinceramente que el apoyo a los Prefectos de la "Media Luna" no aumentaría en la proporción que lo hizo, o que el apoyo a Morales en esas regiones sería mayor que el que finalmente obtuvieron.
La cuestión sorprendente fue, eso sí, que el domingo 10 por la noche, el mensaje a la nación de Morales, su gestualidad y tono, dejó atónita a la población: era como si no comprendiera qué estaba pasando. Además, el mensaje terminó con un sintomático énfasis en la consigna ¡Patria o Muerte! que contribuyó, todavía más, a enrarecer la comprensión de lo que el gobierno evaluaba de los resultados electorales y comunicaba a la población.
La sociedad, cautelosamente, contra el antagonismo binario gobierno/élites regionales
Introduciéndonos un poco más en el análisis de los datos que aporta el referéndum hay dos cuestiones importantes que conviene destacar:
La primera es la relativa "autonomía" a la hora de votar que se manifiesta de manera muy clara, sobre todo en La Paz y Oruro. Durante la campaña previa al referéndum, el MAS y diversos funcionarios gubernamentales hicieron intensa propaganda solicitando el voto por el SI en la casilla correspondiente a Evo/Alvaro y por el NO en la correspondiente a Prefectos sobre todo en los lugares donde éstos no respondían al MAS. En el Oriente, por supuesto, ocurría el fenómeno inverso. Pese a ello, en La Paz y Oruro hay una diferencia grande en esta forma de votar: si el 80% en ambos departamentos votaron ratificando a Morales , en La Paz sólo 63% votaron por la destitución del Prefecto (lo cual, de todas maneras fue suficiente para revocarlo); en Oruro este "cruce" se nota todavía más: el 53% de los electores votó contra un Prefecto del MAS y éste fue revocado. Una interpretación en relación a estos resultados, provenientes de los departamentos mayoritariamente aymaras de Bolivia, es que si bien hay completa claridad sobre la necesidad e importancia de la defensa de Morales y su gobierno, ni aún votando en bloque por su ratificación, están dispuestos a extender una especie de "cheque en blanco" al gobierno y, más bien, le envían señales de que ellos son perfectamente capaces, como siempre, de considerar y calcular sus propios intereses y decidir por su propia cuenta y riesgo. En La Paz, el departamento con mayor cantidad de electores, cuando menos 200,000 personas votaron "cruzado": apoyaban simultáneamente a Morales y al Prefecto o, leído de otra manera, apoyaban a Morales pero consideraban adecuado dejar en la Prefectura a alguien que no fuera del MAS. En Oruro, insisto, la votación cruzada resultó todavía más interesante: destituyeron contundentemente al Prefecto afín al MAS, apoyando con igual decisión al presidente Morales.
Desde la postura contraria, en Beni en el Nor-Oriente de Bolivia, así como en Tarija, al Sur, ocurrió algo similar aunque no tan notable en términos ni porcentuales ni numéricos: 6% de los electores del Beni votaron simultáneamente por la ratificación de su Prefecto y de su Presidente; 8% hizo lo mismo en Tarija. Estos porcentajes hablan de alrededor de 10,000 y 12,000 personas respectivamente.
Los prefectos revocados. ¿Ahora quiénes y, sobre todo, cómo serán elegidos los candidatos a Prefecto?
Tres de nueve Prefectos resultaron revocados: los de La Paz, Cochabamba y Oruro. El caso de Oruro, como ya mencionamos, es un caso especial. Por su parte, los casos de Cochabamba y La Paz tienen algo en común: tanto Manfred Reyes Villa como José Luis Paredes son políticos de viejo cuño que han ocupado cargos públicos cuando menos desde la gestión presidencial de Bánzer una década atrás; este rasgo también es compartido por Mario Cossío, el Prefecto ratificado de Tarija, en la órbita del viejo MNR desde hace años. Sin embargo, a diferencia de éste último, Paredes y Reyes Villa no están contundentemente en la "órbita" de las élites cruceñas y benianas que dan forma a la ofensiva de la "Media Luna". Reyes Villa tuvo un cierto acercamiento a tales posturas y bajo su influencia, en enero de 2007, se produjo la confrontación social en la Ciudad de Cochabamba, entre los jóvenes de la acomodada Zona Norte de la ciudad y los vecinos y vecinas del Sur acompañados por algunos cocaleros, que derivó en la brutal muerte de al menos tres personas. Después de eso, se instaló una paralizante polarización social sobre todo en la ciudad, que ahora ha sido revertida enérgicamente con la revocación de su mandato en las urnas. De hecho, en Cochabamba durante 2007 se hizo un ensayo de descomposición social inducida como el que desde noviembre de ese mismo año ha ocurrido en el departamento de Chuquisaca, donde, lamentablemente, ha sido más exitoso.
Por su parte, Paredes ha intentado permanecer en una posición de equidistancia tanto del gobierno del MAS como de varias de las demandas y acciones de la coalición de prefectos y élites de Santa Cruz, Beni y Tarija. En la votación que lo revocó el domingo anterior, también puede leerse que ahora, en Bolivia, no hay espacio para esta postura. Los proyectos políticos tanto de Reyes Villa como de Paredes, náufragos sobrevivientes de la anterior estructura partidaria de dominio político que colapsó entre 2003 y 2005, terminó de irse a pique con la posibilidad abierta de revocar el mandato de las autoridades.
Ahora bien, habiendo sido revocados estos tres Prefectos, quedan vacantes esos tres importantes cargos políticos. Antes que la elección misma de los Prefectos, lo importante en este caso ocurrirá en la selección del candidato que presentará el MAS para cada uno de esos cargos. Seguramente en los tres departamentos, cuando se realicen los comicios, el MAS va a ganar. De ahí la importancia que tendrá, en los siguientes meses, la cuestión de la selección del candidato a Prefecto por este partido. Bajo este manto ocurrirán ciertas recomposiciones y re-alineamientos de fuerzas en las siguientes semanas y convendrá estar atentos a estos signos para entender las posibilidades políticas y las tendencias del proceso de fortalecimiento estatal vigente en Bolivia. El MAS tiene, a mi juicio, tres posibilidades: o bien elegir un candidato para fortalecer su propia estructura partidaria, o bien buscar establecer alguna alianza con otras fuerzas partidarias y sociales locales—como el Movimiento Sin Miedo de Juan del Granado, Alcalde de La Paz, por ejemplo; o finalmente, que sería lo más prudente y sano según mi perspectiva, permitir que se ponga en marcha el complicado mecanismo de deliberación y evaluación de posibilidades de las muy variadas estructuras y acuerpamientos sociales, sobre todo en la parte aymara de Bolivia, a fin de que con base en cierto consenso desde abajo se seleccione al candidato. Esto último es lo que casi con seguridad no ocurrirá, aunque al menos en El Alto, ya se sentía en marcha el mecanismo deliberativo informal de los vecinos y vecinas de esa ciudad, el mismísimo domingo del referéndum.
En todo caso, tras el referéndum ha quedado claro que la única fuerza política partidaria e institucional que tiene alcance nacional es el MAS. La cuestión de las formas de la alianza entre el gobierno-partido y las organizaciones y acuerpamientos sociales volverá a ponerse a prueba. Quizá, tras la amarga experiencia de la Asamblea Constituyente e interpretando las señales de la votación en Occidente, Morales y el MAS entiendan que la sociedad los quiere, que está dispuesta a defenderlos pero que quiere formas de relacionamiento menos verticales y más respeto a la autonomía política construida desde las bases.
En todo caso, los siguientes meses serán interesantes y, quizá, decisivos.
Algunas perspectivas a vuelo de pájaro
Hay dos temas en la agenda pública, confrontados diametralmente, cuya discusión se suspendió en mayo pasado tras la convocatoria al Referéndum y que seguramente reaparecerán en lo inmediato para diagramar el nuevo escenario político. Por un lado, la aprobación (también en referéndum) y promulgación de la nueva Constitución Política del Estado cuya elaboración estuvo a cargo de la Asamblea Constituyente que sesionó entre el 6 de agosto de 2006 y finales de 2007. Por otro, al menos en Santa Cruz y Tarija, está pendiente la aplicación de los "Estatutos Autonómicos" que fueron votados en el anterior referéndum que se efectuó en Bolivia el 4 de mayo.
El mismo 10 de agosto por la noche el Prefecto de Santa Cruz señaló que "ahora sí", con la fuerza conseguida en las urnas (esto es, magnificando ad infinitum un triunfo regional y desconociendo o ignorando la votación nacional), el gobierno departamental procederá a establecer y hacer cumplir lo asentado en los Estatutos; entre otras cosas, la conformación de una policía departamental y la prerrogativa de establecer y cobrar impuestos, así como la convocatoria a unas elecciones para el Consejo Departamental, una especie de poder legislativo departamental.
Por su parte, el gobierno de Morales lo que tiene frente a sí en términos de pasos políticos es la cuestión del referéndum para aprobar el texto de la nueva constitución; esto es, una tarea política y operativamente más difícil y que debe ceñirse a los plazos y modos instituidos. También tiene, por supuesto, la posibilidad de realizar nuevas nacionalizaciones, de conformar nuevas empresas estatales—como la recientemente creada empresa pública de cemento—o de empujar con mayor energía la reforma agraria y la transformación-desmonopolización del agro-business. Sin embargo, todos estos pasos, que son los que parecen estarse barajando, si bien consolidan la capacidad económica del gobierno y disputan el monto de los excedentes destinados al interés privado o a público, están en sintonía íntima con la forma de la polarización social que hemos analizado y de la cual, mediante el referéndum, no se logró salir.
Cuando en su discurso del 10 de agosto Morales habló de "consensuar" la nueva Constitución y los Estatutos Autonómicos fue cuando la población con mayor vehemencia gritó "mano dura". Una hipotética "concertación política" parece, hoy, imposible. Sobre todo si al mismo tiempo se avanza poco a poco en la re-estatización de lo que fue privatizado o se compite con el empresariado en términos de producción de determinados bienes.
En Bolivia, hoy, sobre todo en el Occidente, todos defienden a Morales, lo protegen, lo reconocen y lo quieren; saben que es una auténtica cuña para ir poco a poco horadando el antiguo poder de las élites de siglos. Saben que es presidente por decisión de todos y que llegó a donde está sobre las tenaces luchas y levantamientos con los que aquí, en las alturas de los Andes se recibió al siglo XXI. Sin embargo, estos amables y firmes hombres y mujeres también le muestran que hay inquietud en términos políticos, que hay malestar con funcionarios importantes—como en Oruro—y que quizá sería conveniente que con más frecuencia, la sociedad hablara con voz propia, según su propia cuenta y riesgo. La confianza en Morales continúa y se agranda, pero como se sabe desde el entramado vital más profundo de la sociedad boliviana, son urgentes las transformaciones políticas en el andamiaje institucional y normativo del poder heredado.
Notas
- La distinción q’ara/indígena fue inscrita en el discurso político hace más de tres décadas por el katarismo. Q´ara en su acepción contemporánea alude no sólo al orígen étnico, sino que lo liga con el blanco o mestizo enriquecido con el trabajo indígena. Por su parte, camba/qulla es una distinción que alude a la procedencia de los individuos, sobre todo en Santa Cruz. Los cambas es el término, antiguamente peyorativo, para designar a los nacidos en Santa Cruz. "Qulla" por su parte, es el término con el que los oriundos de Santa Cruz y sobre todo las élites, designan a los migrantes, colonizadores y trabajadores que, desde las zonas occidentales mayoritariamente indígenas, se han asentado en el Oriente en las últimas décadas.
- El caso del departamento de Chuquisaca, reciente y peculiar componente de la Media Luna es particular, la Prefectura no estaba ahí en juego y la división entre ratificación o revocación de Evo quedó en un elocuente 50/50.
Raquel Gutiérrez es una investigadora del Centro de Estudios Andinos y Mesoamericanos (CEAM) en México y Bolivia. Es analista del Programa de las Américas www.ircamericas.org.
Para usar este artículo, favor de contactar a americas@ciponline.org. Las opiniones expresadas aqui son del autor y no necesariamente representan las opiniones del Programa de las Américas o el Centro para la Política Internacional.
Recursos
Democracia y conflicto: La Asamblea Constituyente, el gobierno nacional y los estatutos autonomicos departamentales
http://www.ircamericas.org/esp/5454
La composición de la Asamblea Constituyente en Bolivia y los procesos políticos subterráneos
http://www.ircamericas.org/esp/3429