(IPS) – “Este es un duro golpe a la impunidad que existe en Chile. ¿Quién pudo ensañarse tanto con un hombre de lucha social, que estuvo dedicado de lleno a la cultura de su país? La justicia avanza para Víctor Jara y para todos los ejecutados políticos”.
Así reaccionó la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira, ante la decisión del juez Miguel Vásquez de procesar con prisión este viernes 28 a militares sindicados como autores y cómplices del homicidio calificado del cantautor y director teatral el 15 de septiembre de 1973, cuatro días después del golpe de Estado perpetrado por el general Augusto Pinochet (1915-2006).
Siete de los ocho imputados fueron apresados este mismo viernes y alojados en el Batallón de Policía Militar número uno de Santiago, mientras que se emitió una orden de captura internacional contra el restante, el teniente retirado Pedro Barrientos, quien reside desde 1990 en el estado estadounidense de Florida.
Barrientos es investigado por Vásquez como autor material de los 44 disparos que dieron muerte a Jara, uno de los mayores referentes de la música y el teatro popular chilenos de todos los tiempos, acribillado tras ser torturado cuando permanecía detenido por las fuerzas que derrocaron al presidente socialista Salvador Allende.
Este oficial en retiro aseguró en un programa de televisión, emitido en mayo de este año, que no conocía a Jara y que jamás estuvo en el Estadio Chile, que fue utilizado por Pinochet y sus agentes como campo de concentración para adherentes, militantes y dirigentes sociales y políticos opositores a la dictadura que comenzaba, y que se extendió hasta 1990.
Pero el juez Vásquez desechó dichas declaraciones y aseguró este viernes que solicitará la extradición del militar pues tiene “presunciones fundadas” de su participación en los hechos.
Junto a Barrientos, fue procesado como autor de homicidio calificado el coronel en retiro Hugo Sánchez, quien habría estado a cargo de la gestión interna del Estadio Chile, ubicado en Santiago y que desde 2004 lleva precisamente lleva el nombre de Víctor Jara.
Vásquez procesó, además, a Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Hasse, Luis Bethke, Jorge Smith y Roberto Souper como cómplices de homicidio calificado.
Los ocho imputados son oficiales retirados del ejército. “Lo que se ha demostrado es que los que se involucraron, los peores sanguinarios, los que se mancharon las manos con sangre y que mandaron a matar a los conscriptos fue la jerarquía de las Fuerzas Armadas”, dijo Lira a IPS.
“Esta es una clara señal para aquellos que creen que van a seguir en la impunidad”, añadió.
Hijo de padres campesinos, Jara fue músico, cantautor, profesor, director de teatro y activista político. Cuando lo asesinaron era afiliado del Partido Comunista de Chile, uno de los miembros de la coalición Unidad Popular que sustentaba el gobierno de Allende inaugurado en 1970.
Tenía 41 años al momento de su muerte y estaba casado con la bailarina británica Joan Turner, con quien tuvo dos hijas, Manuela y Amanda.
Este artista popular, también referencia de la cultura latinoamericana, fue apresado el 12 de septiembre de 1973 en la Universidad Técnica del Estado (UTE), la actual Universidad de Santiago en la que impartía clases, y llevado al Estadio Chile, donde ya había decenas de detenidos.
Una vez en el centro deportivo devenido en cárcel ilegal, fue reconocido por los militares y ello motivó que lo torturaran brutalmente durante tres días antes de ejecutarlo.
En su resolución, el magistrado determinó que Jara fue detenido junto a alumnos, otros profesores y personal administrativo de la Universidad de Santiago.
Según el dictamen, Jara fue separado del resto de los prisioneros para interrogarlo y someterlo a torturas. Al atardecer del 15 de septiembre, fue ejecutado, y un día después su cuerpo fue encontrado en un sitio baldío del sur de Santiago, por vecinos del lugar.
Su viuda lo reconoció cuando ya había sido llevado a uno de los pasillos del Servicio Médico Legal, atestados de muertos sin nombre.
En las escasas horas que estuvo vivo y no maltratado en el Estadio Chile, Jara escribió su último poema, que en una de sus estrofas relata el dolor de lo vivido.
“¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!/ Llevan a cabo sus planes con precisión artera./ Sin importarles nada./ La sangre para ellos son medallas./ La matanza es un acto de heroísmo./ ¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?/ ¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?/ En estas cuatro murallas sólo existe un número/ que no progresa,/ que lentamente querrá más la muerte”./
El abogado de derechos humanos Boris Navia aún conserva las tapas de la libreta donde el músico escribió su última canción.
Navia, detenido junto a Jara, fue el encargado de esconder y salvar esos versos y testigo horrorizado de su padecimiento.
“El Estadio Chile en esa oportunidad era un multiescenario del horror. Se torturaba, se mataba despiadadamente. El oficial que descubre y reconoce a Víctor Jara cuando íbamos ingresando al recinto se fue encima de él y lo golpeó despiadada y cruelmente, tanto es así que Víctor tenía varias costillas quebradas, un ojo casi fuera de su órbita y su cabeza llena de sangre”, recordó Navia a IPS.
“Para quienes vivimos esos momentos de horror y sobrevivimos a esa tragedia que llenó de sombra y de sangre el territorio nacional, este encausamiento de una justicia que tarda pero que llega, nos representa y nos llena de esperanza”, añadió.
Varios juristas entienden que el procesamiento a los ocho militares abrirá una lucha judicial en la Corte de Apelaciones, que puede permitir rectificar el auto de procesamiento dictado por Vásquez, aumentar el número de procesados y modificar los cargos de algunos que están como cómplices a autores, por ejemplo.
Mientras tanto, sus dos hijas y su viuda han pedido a los medios de comunicación una pausa para la reflexión.
Solo hablarán iniciado el nuevo año, dicen, cuando hayan decantado lo que esta decisión significa.