Años antes de la llegada de los españoles, los indígenas bolivianos utilizaban el "agua mágica" para curar heridas y para mantener los fuegos encendidos. Con la invención de los automóviles, en los 1880s este líquido negro tomó otra importancia. Desde entonces, el petróleo y el gas han sido más una maldición que una bendición para los bolivianos. El 1 de mayo del presente año, la historia de estos recursos entró a una nueva fase.
El actual Presidente de Bolivia, Evo Morales anunció que el petróleo y el gas serán nacionalizados y puestos en las manos de la compañía estatal, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, (YPFB). Aunque lo que el plan de nacionalización realmente implica no sea dado a conocer aún, quizás pasen semanas, nos vemos obligados a hacernos esta pregunta – ¿Será el control de recursos, por parte del Estado, más beneficioso para el pueblo que el control corporativo?
"Propiedad del Pueblo Boliviano"
"El tiempo ha llegado, el día esperado, un día histórico en el cual Bolivia retoma absoluto control de sus recursos naturales," dijo Morales en un discurso desde el campo petrolífero de San Alberto, llevando puesto un casco de YPFB. Cerca, un cartel colgante rezaba: "Nacionalizados: propiedad del pueblo Boliviano." El día en que se hizo el anuncio miles convergieron para celebrar la nacionalización en la Plaza Central Murillo en La Paz.
El decreto aumenta el porcentaje de beneficios provenientes de los dos campos de gas más grandes, San Alberto y San Antonio, de aproximadamente 50% al 82%. Estos campos, que representan 70% del gas natural de Bolivia, pertenecen y son operados actualmente por Petrobras de Brasil, Repsol de España y Argentina y Total de Francia. Campos más pequeños continuarán con el mismo arreglo de pago de impuestos que destina el 50% al gobierno. En un plazo de 60 días, el YPFB tendría el control de la producción, exploración y distribución del petróleo y gas. Por su parte, las compañías extranjeras tienen un plazo de 180 días para firmar los contratos renegociados que dan más control al Estado. Si éstas se negaran a renegociar, deberán salir del país. El nuevo decreto no hace un llamado a la total expropiación de los bienes extranjeros. Involucra una venta obligatoria de la mayoría de los bienes en la industria del petróleo y el gas al gobierno. El Estado incautará aquellos bienes de las compañías que se nieguen a renegociar los contratos. El vicepresidente Boliviano Álvaro García Linera dijo que para el año 2007, estos cambios incrementarán el ingreso anual del gobierno a $320 millones.
Con la intención de establecer los nuevos términos de operaciones y los porcentajes de impuestos, el decreto incluye una auditoría de todas las compañías de petróleo y gas que trabajan en Bolivia. El estado recuperaría el 51% de las partes de cinco compañías que fueron creadas a partir de la privatización de YPFB en 1996, cuando varias de los actuales contratos fueron redactados. Los oficiales bolivianos sostienen que esos contratos son inconstitucionales ya que no fueron ratificados por el congreso, requisito de la ley boliviana. Bajo estas luces, la nacionalización es un regreso hacia la constitucionalidad.
Desde septiembre a octubre de 2003 protestas masivas se dieron lugar contra un plan de exportación del gas a los Estado Unidos por un precio magro.
La represión del Gobierno contra las movilizaciones dio como resultado un estimado de 80 muertos y cientos de heridos. Al final, las protestas forzaron a Gonzalo Sanchez de Lozada a dimitir. El plan actual de nacionalización es en parte una respuesta a la presión ejercida por parte de ese movimiento popular.
"Estamos emocionados porque la nacionalización de hidrocarburos ha sido una de las demandas fundamentales de las movilizaciones de octubre 2003 y mayo y junio 2005. Para nosotros, es un homenaje al fracaso de Octubre," dijo Edgar Patana, secretario ejecutivo de la Central Regional de Trabajadores de El Alto a Jeffrey Webber, periodista de ZNet. "Es un acto histórico que, con suerte, en los próximos meses, traerá más ingresos al país, para disminuir el desempleo y hacer más asequibles los puestos de trabajo ."
Morales, junto a otros líderes de inclinación izquierdista en Latinoamérica, recién electos, llegó al poder con programas políticos que prometían un cambio desde los ajustes estructurales realizados por el Fondo Monetario Internacional y políticas de mercado libre que favorecen los intereses de corporaciones extranjeras por sobre el bienestar del pueblo. En vez de presenciar el desarrollo y el cambio prometidos, la región se ha hundido en la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Venezuela y Argentina, en cambio, siguiendo un camino no convencional, se han convertido en las economías de mayor crecimiento en los últimos años. La nacionalización de Morales podría provocar resultados similares. Como bien saben los bolivianos, el negocio, como siempre, ha tenido un efecto devastador en su país, que es el más pobre de América del Sur. [1]
El Caso por la Nacionalización del Petróleo y el Gas en Bolivia
La historia nos muestra que la industria del gas y el petróleo dirigida por el YPFB es una opción factible y lucrativa. En 1937, durante el Gobierno de David Toro, la compañía estatal fue creada. Desde entonces hasta 1940, el YPFB ha producido 882,000 barriles de petróleo lo cual es más de lo que Standard Oil ha producido en 15 años de operaciones en Bolivia. En 1953, la compañía produjo lo suficiente para hacerse cargo del consumo nacional de petróleo. [2] Durante 60 años, el YPFB generó enormes fondos para el gobierno. Exploró, explotó, construyó ductos, plantas refinadoras. [3] Desde 1985-1995, el YPFB era la fuente principal de apoyo económico para el estado. El YPFB llegó a exportar hasta un 55.7% de la exportación total en 1985. [4] A través del YPFB, la tecnología y experiencia profesional fueron desarrolladas para sustentar una infraestructura que todavía sigue intacta. El éxito y experiencia de la compañía contribuyó en las recurrentes demandas de la población para la nacionalización del petróleo y del gas.
"La gente tiene la esperanza que después de toda esta historia de miseria, explotación de los recursos naturales, el gas pueda ser la base para la modernización de la economía. No sólo utilizado como energía, sino también como la base de una futura industrialización," explicó Carlos Arze del Centro de Desarrollo del Trabajo y Agricultura de Bolivia (CEDLA), en una entrevista en su oficina en La Paz, donde grandes ventanas miran hacia la ciudad. El elemento clave para esta industrialización es el incremento del costo del petróleo y el gas. [5]
Con la disminución de la reserva global de gas, la demanda aumentará, poniendo a Bolivia en una buena posición para ganar económicamente de éste negocio, si es que el estado toma ventaja de esta posición como productor de gas a gran escala. Según Gregorio Iriarte, en su libro "El Gas: ¿Exportar o Industrializar?" en 2020, los EEUU consumirá 50% más gas de lo que usa normalmente. Mientras tanto, las reservas de gas en Argentina se habrán agotado en 17 años y Chile depende sobre todo de Argentina para la adquisición de este recurso. Brasil por su parte depende enormemente del gas boliviano. Con el paso del tiempo, el interés de Bolivia como productor de gas incrementará. Según estudios realizados, en 1997 la cantidad de gas en Bolivia estaba estimada en unos 5.7 trillones de pies cúbicos. En 2003, esta figura aumentó a 54.9 trillones. Es muy probable que se descubra más gas en los años por venir. [6]
Hay un sentimiento generalizado en Bolivia de que el vender la mayoría del gas al exterior es un uso pobre del recurso. El gas y sus derivados podrían ser mejor utilizados por la población empobrecida de Bolivia. Antes de que sea procesado, el gas contiene metano, propano, etano, butano y otros gases. Puede ser utilizado también en la producción de fertilizantes, explosivos, plásticos, calefacción y electricidad. El recurso podría ser utilizado en industrias, cocina y plantas de energía. Aún si todas las casas y cocinas de Bolivia tuvieran acceso al gas, se utilizaría únicamente un 1.5% de las reservas. [7]
Por décadas, oro, caucho, lata y otros materiales brutos de Bolivia fueron vendidos a precios bajos mientras las compañías extranjeras se beneficiaban de la industrialización de estos materiales en estado bruto y los vendían afuera por un precio mucho más alto, mientras Bolivia se iba empobreciendo. Esto sucedió, explicó Iriarte, con el argumento de que "Bolivia necesita inversiones y trabajo" y que "aquellos que se opongan a la venta del gas, se oponen al desarrollo." En la práctica, los mayores beneficiados de la venta son las compañías transnacionales que transportan, liquidan y comercializan el gas. Iriarte argumenta que el gas necesita ser industrializado para poder ser utilizado en Bolivia y exportarlo a un precio más alto. Sugiere que el precio del gas para las compañías debe ser aumentado para estimular la economía boliviana. [8]
Arze explicó que hubo varias demandas en el conflicto del gas en 2003, las cuales giraban en torno al lema, "recuperar el gas para industrializarlo." La gente quería mejorar su propia situación con respecto al acceso al recurso.
Mientras que en Argentina, Chile se [usan] 6-7 barriles de petróleo per cápita – en Bolivia tenemos más o menos 2, y tenemos una gran reserva de energía. El gas natural, que es el hidrocarburo más importante de nuestras reservas, sólo llega a 1.5-2% de la población, de las familias de Bolivia. No hay una red de consumo. Más de 90% del gas es exportado. Y del 10% restante, solo una pequeña cantidad entra a la red de consumo doméstico. La mayoría va hacia las plantas termo-eléctricas, donde generan electricidad. La electricidad está bajo manos privatizadas, manos españolas. Y la electricidad es muy cara. No llega a la mayoría de la población, especialmente a zonas rurales. En las zonas rurales hay muy pocas personas que tienen acceso a la electricidad, y muchas menos al gas. Viven todavía como en la época medieval así que la gente está lejos de los beneficios del uso de la energía [lo que tenemos]. La gente quiere tener acceso al gas para poder mejorar su nivel de vida.
La gente quiere también un acceso más barato a los productos derivados del gas, como el diesel para tractores y agricultura. En Bolivia, más de la mitad del diesel usado es importado de fuera. El diesel podría ser producido a partir del gas natural en Bolivia, y ser ofrecido a un precio más bajo a los granjeros.
Estado vs. Propiedad Corporativa
En el plan de nacionalización de Morales, la gestión pasa a manos del YPFB. Esto deja la pregunta – ¿Cómo operará la industria sin inversión extranjera? Arze explicó que las inversiones de corporaciones extranjeras no son necesarias para expandir la industria del gas en Bolivia. De hecho, argumenta, el control y la inversión corporativos han tenido hasta el momento el efecto opuesto. En lo que concierno a transporte, las compañías extranjeras han creado principalmente gaseoductos hacia otros países para exportación, y no hay nuevos gaseoductos para usuarios internacionales *. Por ejemplo, el gaseoducto más grande a Brasil es 40 veces más grande que el que va a La Paz, que es el ducto más largo de Bolivia. Los viejos ductos creados por YPFB están en mal estado y causan regularmente problemas en el medio ambiente. Cuando la compañía petrolera y de gas, Petrobrás, de Brasil compró tres de las refinerías estatales, no invirtió nada en ellas.
Inversionistas extranjeros han puesto más énfasis en hacer dinero al vender a mercados extranjeros, que desarrollando la infraestructura en Bolivia para el uso nacional e industrialización. La tecnología necesitada para la industrialización no ha sido proporcionada, y la infraestructura existente se encuentra en condiciones lamentables. El resultado es que el país con la reserva más grande de gas en la región tiene uno de los peores métodos de distribución e industrialización para sus propios ciudadanos.
"Por lo tanto, esta nueva inversión extranjera – ¿qué cosas nuevas ha traído a Bolivia?" Pregunta Arze. "La exploración, dicen que es muy alta, hay probablemente mucha inversión en ella. Pero las áreas con más reservas fueron descubiertas por el YPFB hace más de 15 años atrás." Sin embargo, en esa época, YPFB carecía de fondos suficientes por parte del gobierno para aprovechar el descubrimiento, y pasó a manos de corporaciones extranjeras. "El estado creó una infraestructura que hasta hoy en día continúa y creó varios expertos técnicos que hoy trabajan para compañías privadas. El estado hizo esto con una pequeña fuente de recursos financieros." Este negocio fue abandonado en beneficio de las compañías extranjeras, y el gobierno, en cierta forma, dio la espalda al más preciado mercado del mundo.
Ahora desarrollamos algo así como 20 veces más gas que antes. ¿Es posible encontrar recursos [financieros]? ¿Es posible mejorar las condiciones de nuestra negociación con otras compañías y otros países? Creo que sí. Ahora mismo el mercado mundial es bueno por el alto precio del petróleo; el mercado del gas se está volviendo más importante. Hay también una crisis de energía en la región. Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina necesitan gas. Y ¿quién tiene el gas? Bolivia. Así que Bolivia podría negociar mejores condiciones. Ahora, el estado, en este mismo momento, probablemente no tenga el capital suficiente [para la industrialización]. Pero si el negocio del gas y petróleo es el mejor en el mundo, algo que ha causado invasiones, ¿se podría encontrar mejores negociaciones para el país? Creo que sí.
Explicó que al renegociar con las compañías, alzando impuestos y derechos que pagan las compañías, el gobierno boliviano podría incrementar significativamente la cantidad de dinero que genere de la industria del gas y el petróleo. Podría entonces usar esos fondos para recuperar el YPFB, que ha operado bien anteriormente con un capital mucho más pequeño.
El nuevo plan de nacionalización, como lo prometió Morales, pasa a ser una "solución a los problemas económicos y sociales del país."
Sin embargo, mucho depende aún de cómo las corporaciones y el pueblo boliviano responda una vez que se asiente el polvo.
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Benjamin Dangl es el autor de "The Price of Fire: Resource Wars and Social Movements in Bolivia," (próximamente en AK Press, 2007). Es editor de UpsideDownWorld.org, una website que descubre activismo y política en América Latina y TowardFreedom.com, una perspectiva progresiva en los eventos mundiales. Email Ben(at)upsidedownworld.org
Fuentes:
1. PBS entrevista con Mark Weisbrot del Centro para la Investigación Económica y Política.
2. El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), "Los Hidrocarburos en la historia de Bolivia", p12
3. Garcia, "La Nacionalizacion del Gas", p. 138
4. Slagueiro, "YPFB, Entre nacionalistas y liberals"
5. Todas las citas e información de Carlos Arze son de la entrevista del autor.
6. Iriarte, "El Gas: Exportar o Industrializar?", p. 17
7. Iriarte, "El Gas: Exportar o Industrializar?", p. 8-10, 72-73, 84-87/Echazu A. "El Gas No Regala" Ed. Liberacion, Un. Nac. Siglo XX. 2003
8. Iriarte, "El Gas: Exportar o Industrializar?", p. 37, 89-93
Photo by Dangl