Fuente: IRC Americas
Luiz Inacio Lula da Silva ganó en la segunda vuelta, el 29 de octubre, con más del 60% de los votos. Una gran parte de los brasileños, incluyendo a algunos críticos de izquierda, creen que el segundo gobierno Lula (2007-2010) será más desarrollista que el primero, estará menos orientado a seguir las pautas del mercado y será más cercano a los movimientos sociales.
Los datos son claros: los pobres, los negros y los que tienen menos años de escolarización le han dado la victoria a Lula. Las clases medias, las elites, los universitarios y los blancos votaron por Geraldo Alckmin, el candidato de la socialdemocracia y la derecha tradicional. En términos geográficos, la división del país fue también muy clara.
Los primeros cuatro años de Lula significaron un cambio radical en las preferencias de la población, en gran medida porque las políticas sociales han estado dirigidas a los más pobres y algunas reformas castigaron a las capas medias y a los trabajadores. Pero las incógnitas acerca de cómo será el segundo gobierno de Lula comenzarán a develarse en las próximas semanas, cuando se conozca la integración del nuevo gabinete. La puja principal se desarrolla en la economía, donde existen por lo menos dos tendencias contrapuestas. El escenario político brasileño registra una fuerte rivalidad entre las elites y los movimientos sociales, cuyo resultado marcará la pauta que seguirá el principal país de la región.
El renovado poder de las elites
Respecto a las elecciones anteriores de 2002, el Partido de los Trabajadores (PT) perdió 2,1 millones de votos, lo que representa una disminución del 13%: 13.990.000 frente a 16.094.000 de cuatro años atrás. Consiguió sólo 83 diputados de los 513 que integran la Cámara de Representantes, frente a 91 que tuvo en le período anterior. Las principales pérdidas del PT se registran en el Sur (menos 22%) y en el Sureste (menos 23%), donde perdió casi dos millones de votos. En el estado de Sao Paulo, el más rico, poblado y poderoso del país, perdió un millón de votos, el 21%. Sin embargo, creció el el Nordeste (más 13%) y el en Norte (más 31%), las regiones más pobres del país.
Sus adversarios mantuvieron la votación: la socialdemocracia (PSDB) obtuvo 65 diputados y la derecha (PFL) otros 65. El centroderecha (PMDB) es la mayor bancada con 89 diputados. Una parte de este partido establecerá alianzas con el PT. En el Senado la situación es peor para la izquierda: el PT obtuvo sólo 11 senadores, frente a 15 del PMDB, 16 del PSDB y 18 del PFL, de un total de 81 senadores. Una vez más, el gobierno Lula deberá establecer alianzas con pequeños partidos de izquierda y con el centroderecha para asegurar la gobernabilidad.
El mapa electoral muestra un país dividido. El Norte y el Nordeste votaron izquierda; el Sur y el Sureste (las regiones más ricas) votaron derecha. Pero el PT no gobernará ninguno de los tres grandes estados del país (Sao Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais), perdió también en la emblemática Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, pero ganó en Bahia, feudo de la derecha tradicional. La mayor parte de los gobernadores no serán del PT, aunque puede contar con el apoyo de una buena parte de ellos, pertenecientes al PMDB.
Desde el punto de vista de los sectores sociales, se han producido cambios muy importantes. Los afrodescendientes, que constituyen el 47% de los 187 millones de habitantes, votaron en su mayoría por Lula. Una encuesta difundida por Datafolha poco antes de la segunda vuelta, muestra que el 63% de los electores negros estaban dispuestos a votar por Lula el 29 de octubre. Sólo el 29% mostraron su preferencia por Alckmin. En cuanto a los "pardos", como se denomina en Brasil a los mestizos, 54% estaban a favor de Lula y 40% de Alckmin. Entre los blancos la proporción era opuesta: el 51% estaban a favor de la derecha y sólo el 42% se mostraban favorables a Lula1. Sin embargo, esto no se refleja en el parlamento: según datos estimados no habría más que 20 afrodescendientes en un total de 513 diputados y 81 senadores. La presidenta de la ONG Fala Preta, Deise Benedito, defensora de los derechos de la población negra, y especialmente de sus mujeres, sostiene que "la mayoría de los parlamentarios negros no tienen compromiso con la causa de la igualdad racial", y asegura que "los candidatos negros no disponen, dentro de los partidos, del apoyo financiero y otras condiciones equivalentes a las de los blancos".
Las diferencias entre la integración del parlamento y la realidad social del país son abismales y son una de las razones que impiden los cambios en Brasil. "Uno de cada tres diputados electo es millonario", asegura el diario Folha de Sao Paulo2. En efecto, según un relevamiento del mencionado diario, 165 diputados declararon un patrimonio superior a un millón de reales (500 mil dólares). El patrimonio medio de esos "millonarios" equivale a un millón de dólares, pero el diario agrega que "es imposible saber si las declaraciones (de renta) son realmente compatibles con la realidad". En los próximos cuatro años la cámara tendrá 49 millonarios más que la anterior, que tenía sólo 116, dato que revela una creciente elitización de los cargos electos. En cuanto a los partidos, el derechista PFL tiene 38 millonarios (más de la mitad de su bancada), el PMDB tiene 37 y la socialdemocracia tiene 21. El PT tiene sólo seis millonarios entre sus 81 diputados. La mayor parte de los parlamentarios millonarios provienen del Sureste (62), siendo Sao Paulo el estado que marcha a la cabeza con 29, seguido de Minas Gerais con 25.
Existe además una relación entre los parlamentarios y la propiedad de los medios de comunicación. Un tercio de los senadores y más del diez por ciento de los diputados (un total de 80 parlamentarios) controlan radios o emisoras de televisión, según un informe elaborado por el Instituto de Estudios e Investigaciones en Comunicación3. Este dato resulta fundamental, ya que para acceder a una banca los candidatos deben realizar enormes inversiones en propaganda y publicidad, lo que dificulta ese acceso a los que no son propietarios de medios o no tienen amigos en ellos. Casi todos los parlamentarios propietarios de medios pertenecen a partidos de la derecha y del centro, lo que explica las razones por las cuales los medios realizaron una feroz campaña contra Lula, que forzó una segunda vuelta electoral al no haber alcanzado el 50% el 1º de octubre.
La composición social del parlamento brasileño refleja el tipo de políticas seguidas por los diferentes gobiernos en el período neoliberal de los años 90, continuado y profundizado por Lula. Pese a las políticas sociales, que significaron una transferencia de 13 mil millones de dólares a los más pobres en cuatro años, la banca obtuvo en ese mismo período las mayores ganancias de su historia, las elevadas tasas de interés permitieron que la transferencia de renta a los más ricos siguiera su curso ascendente y la concentración de la riqueza en el país más desigual del mundo no se modificó. Por eso, puede decirse que las elites brasileñas se consolidaron y aumentaron su poder bajo el gobierno de Lula, lo que se refleja en el tipo de personas que integran el Senado y la Cámara de Representantes.
Pese a esta realidad, el poder de la oligarquía política nacida con el régimen militar instalado con el golpe de Estado de 1964, se ha deteriorado visiblemente. Según Claudio Lembo, gobernador del estado de Sao Paulo por el derechista PFL, "estamos viendo el fin del ciclo biológico de las oligarquías nacidas con el régimen militar. Ya habíamos vivido el fin político con la democratización. Ahora estamos en el fin biológico"4. El análisis de Lembo es uno de los más interesantes realizados por un intelectual de la derecha. Sostiene que "el régimen militar era un poder centralizado, que distribuía bienes para sus amigos en los estados. Como no existía un Estado de derecho ni la necesidad de respetar la ley, se hacía lo que el régimen quería: ayudar a amigos y aliados locales. Fue así que esas oligarquías surgieron y se consolidaron". Se refiere a verdaderas dinastías políticas que controlaron los estados más pobres del país, como Bahia, Pernambuco, Maranhao, pero también los más ricos como Santa Catarina, Sao Paulo y otros.
Estas oligarquías llegaron a controlar los aparatos estatales y funcionaban distribuyendo favores que intercambiaban por votos, construyendo verdaderas clientelas pero sin resolver los problemas de la población. Las oligarquías trabaron la democratización del país. Pero en opinión de Lembo, "las oligarquías no van a desparecer totalmente", sino que se están formando nuevas a través del voto. En todo caso, como ahora las leyes deben ser cumplidas y las normas legales obedecidas, "la distribución de premios y favores demora más. El ciclo se renueva, pero no es el mismo". Estos cambios han permitido que esas viejas familias dinásticas que controlan muchos estados desde las primeras elecciones verdaderamente democráticas en 1989, estén ahora en retirada . El triunfo del petista Jacques Wagner en Bahia, un estado controlado por el derechista Antonio Carlos Magalhaes desde la dictadura militar, es una buena muestra de este proceso. Lo que está sucediendo es un lento pero continuo proceso de democratización de la sociedad, sin el cual los cambios—políticos, sociales, culturales y económicas—nunca podrán hacerse realidad.
La presión de los movimientos
"Se acabó la era Palocci", dijo el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, en referencia al anterior ministro de Hacienda, que impuso una agenda neoliberal con un fuerte superávit fiscal y recortes a los gastos sociales. Inmediatamente, el propio Lula desmintió a su ministro y aseguró que el trabajo de Palocci ha fortalecido la economía, pese a que el país ostenta índices de crecimiento muy bajos. En América Latina el crecimiento de Brasil sólo es superior al de Haití.
El dirigente del PT Marcio Pochman, asegura que "el Ministerio de Hacienda está en medio de una fuerte disputa". De un lado está el actual ministro Guido Mantega, "aproximándose a sectores y dirigentes que respaldan su perfil más desarrollista, como la ministra Jefe de la Casa Civil, Dilma Roussef. Y del otro tenemos a Palocci realizando los mismos movimientos, en sentido contrario, para dar a Hacienda la fisonomía que tenía cuando él fue ministro"5. En su opinión, será Lula quien marque la orientación económica del futuro gobierno. "Lula es muy pragmático y va a elegir un camino seguro, en base al respaldo objetivo de poder que logre acumular, y a lo que surja de esa correlación de fuerzas". Estima que la presión del mercado es tan fuerte para que haya una reforma previsional, que será el primer punto de reformas del segundo mandato.
Diferente es la posición que están adoptando los movimientos sociales. El MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), difundió un análisis del resultado electoral en el que explica los motivos por los cuales en la segunda vuelta decidieron movilizarse a favor de Lula. Junto con otros movimientos, como la Coordinación de los Movimientos Sociales y Vía Campesina, consideraron que luego de la primera vuelta "era posible en ese momento promover un verdadero debate de ideas, proyectos políticos y de lucha de clases"6. No obstante, señalaron la necesidad de los movimientos sociales de "mantener su autonomía, elaboración teórica y capacidad de movilización". La apuesta era crear las condiciones políticas para promover el desarrollo económico y la distribución de la riqueza, lo que en opinión del MST exige "una ruptura con la política económica neoliberal y, por encima de todo, un enfrentamiento con los poderosos intereses de los que monopolizan las tierras (rurales y urbanas), las comunicaciones, el sistema financiero".
Considera, por último, que debe realizarse una verdadera reforma política para crear nuevos mecanismos de participación popular, en el camino de "estimular las luchas sociales para construir fuerzas unitarias alrededor de un nuevo proyecto de país". Los demás movimientos coinciden en que bajo el segundo gobierno Lula deberán hacer escuchar sus voces desde el primer día, ya que durante su primer gobierno (2003-2006) fueron sorprendidos por la opción neoliberal de Lula y quedaron desconcertados durante buen tiempo. La hermana Delci, de las pastorales sociales de la iglesia católica, sostiene: "Luego de cuatro años de timidez, está más claro cómo debe funcionar la relación gobierno-iglesia-movimientos. El desempeño del Ejecutivo durante esos cuatro años contribuyó a relanzar el debate". Durante la campaña electoral, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil—aliada incondicional de los movimientos sociales—divulgó un documento criticando la rigidez económica del gobierno en detrimento de los planes sociales. Delci aseguró que "el discurso de las bases sociales será mucho más fuerte en los próximos cuatro años"7.
Uno de los análisis más interesantes lo realizó el sociólogo Francisco de Oliveira, quien fue fundador del PT hace un cuarto de siglo, abandonó el partido al comienzo del primer gobierno Lula y fue también fundador del PSOL (Partido del Socialismo y la Libertad), que postuló a Heloisa Helena a la presidencia y contó con el respaldo de numerosos intelectuales en todo el mundo, entre ellos el de Noam Chomsky. El PSOL, creado hace dos años por escindidos y expulsados del PT, obtuvo el 6,5% de los votos. En un artículo publicado en Folha de Sao Paulo al día siguiente de las elecciones, Oliveira explicó que en la segunda vuelta votó por Lula para conseguir "una nueva chance de reabrir espacios donde la izquierda, inclusive y tal vez principalmente la que quedó en el PT, pueda influenciar en alguna medida el nuevo mandato. Soy escéptico al respecto. No pienso que la política económica vaya a cambiar, apuesto apenas que, hasta por deber de demagogo, Luiz Inácio prometa que ‘el cielo es el límite’ y que las izquierdas y algunos de los principales movimientos sociales puedan articularse para presionar al gobierno"8.
Es difícil encontrar una posición más lúcida que la de este intelectual que no ha vacilado en criticar frontalmente a su antiguo compañero Lula. "Es necesario crear problemas al nuevo mandato", señala. Sostiene que hay que hacer incompatible el plan social Bolsa Familia (del que se benefician 40 millones de pobres y explica el éxito de Lula en el Norte y Noreste y fue la clave de su reelección) con el superávit primario, y recuerda que los "treinta años gloriosos" del capitalismo fueron posibles por las políticas sociales keynesianas. "Sin el keynesianismo de guerra, el sistema capitalista hubiera quebrado", asegura. En contra del sentido común y de la cultura mayoritaria de la izquierda, sostiene una tesis que los hechos vienen confirmando en todo el continente: que la unidad a toda costa abre las puertas a los enemigos de los cambios. "En ciertas coyunturas, la consigna puede ser ‘dividir para luchar mejor’: fue lo que hizo una parte no muy grande de las izquierdas al dejar el PT, entre las cuales me incluyo, para dar cuenta mejor de la complejidad de la nueva situación, por encima de la simplificación que hacen los sectarios".
Su conclusión es muy similar a la del MST y los movimientos: el primer gobierno Lula fue un fracaso rotundo; pero "sin la presión de las izquierdas y de los movimientos populares, el segundo mandato puede transformarse en el neopopulismo de la era de la globalización ". Una de las claves que fundamenta esta opinión es la lectura que realiza de los planes sociales (Programa Hambre Cero, Bolsa Familia y otros). Sostiene que son "la confesión del fracaso, una capitulación neoliberal, un reconocimiento de que no existe más la nación, pues se trata de un programa-límite, un programa de supervivencia. Es el programa de los descartables"9.
En medio de las disputas por el rumbo del nuevo gobierno, uno de los hombres fuertes del entorno de Lula, Marco Aurelio García, asesor en política internacional del presidente y coordinador de su campaña electoral, aseguró que "no sólo vamos a mantener la política exterior sino que la vamos a profundizar"10. Fuera de dudas es una buena noticia ya que apuesta a profundizar la integración regional y el multilateralismo. Hay otras más. Lula prevé remover algunos directores del Banco Central, responsables de las elevadas tasas de interés que ahogan el crecimiento económico. Es cierto que la política económica será uno de los nudos en torno al que girará la disputa entre las elites y los movimientos sociales. La mayor parte de los observadores coinciden en que habrá pocos cambios, que éstos serán lentos y no afectarán el esquema neoliberal vigente. Es lo que denominan como un "desarrollismo silencioso dentro de las reglas", como titula su comentario del 1º de noviembre la Agencia Carta Maior. La 5a. Plenaria Nacional de la Coordinación de los Movimientos Sociales, reunida el 11 de noviembre, definió un programa de luchas para torcer el rumbo de la política económica. "Nunca tuvimos un ambiente tan favorable para avanzar en la lucha por un Brasil más justo, soberano y solidario con desarrollo económico y social", puede leerse en el documento final del encuentro11. Todo indica que mientras haya movimientos dispuestos a luchar, el escenario brasileño estará abierto.
Notas
1. Mario Osava, "Electores negros cruciales para Lula", en www.ipsenespanol.net.
2. Folha de Sao Paulo, 22 de octubre de 2006.
3. "Entre los electos 80 parlamentarios controlan radio o televisión", 24 de octubre de 2006, en www.mst.org.br.
4. Entrevista a Claudio Lembo, ob. cit.
5. Entrevista a Marcio Pochman, 31 de octubre de 2006, www.pagina12.com.ar.
6. MST, "Estimular las luchas sociales y construir un nuevo proyecto para el país", ob. cit.
7. Valor Económico, "Movimentos ameaçam romper atrelamento", 6 de noviembre de 2006.
8. Folha de Sao Paulo, "Voto condicional em Luiz Inácio", 30 de octubre de 2006, www.folha.com.br.
9. Para expliar su posición respecto a los programas sociales que apenas permiten sobrevivir a los pobres, Francisco de Oliveira hace referencia al libro del filósofo italiano Giorgio Agamben, Homo Sacer, donde explica la "vida desnuda" puesta en el límite de la sobrevivencia que se registró, por ejemplo, en los campos de concentración nazis o en los estados de excepción.
10. Entrevista a Marco Aurelio García, 10 de noviembre de 2006, www.agenciacartamaior.com.br.
11. Carta de la Coordinación de los Movimientos Sociales, "Com a unidade e a força dos movimentos sociais o Brasil vai mudar", Guararema, 11 de noviembre de 2006.
Raúl Zibechi es miembro del Consejo de Redacción del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Es colaborador mensual con el IRC Programa de las Américas (www.americaspolicy.org).
Recursos
Entrevista a Claudio Lembo, gobernador de Sao Paulo, Estado de Sao Paulo, 30 de octubre de 2006.
Entrevista a Marcio Pochman, Pagina 12, 31 de octdubre de 2006, www.pagina12.com.ar.
Francisco de Oliveira, "Voto condicional em Luiz Inácio", Folha de Sao Paulo, www.folha.com.br.
MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), "Estimular las luchas sociales y construir un nuevo proyecto para el país", 3 de noviembre de 2006,www.mst.org.br.