Fuente: Americas Mexico Blog
El presidente Felipe Calderon, dijo en una entrevista reciente que si no fuera por su guerra contra los cárteles de la droga, su gobierno – y todo México – “sería rehén de grupos criminales“. más bien sospechamos que esta declaración se debe a otros motivos pues ya vienen los últimos dos años de su periodo. En base a este comentario, sospechamos que se deja ver que realmente siente que él y su gobierno “son rehenes” en una batalla que no ha podido “ganar” y a la que no se le ve signo de una conclusión, ciertamente no en los próximos dieciocho meses, es decir antes de la próxima elección presidencial.
Independientemente de la auto impuesta política de Calderon – y su partido (PAN) – los habitantes de ese país están convencidos que ellos ya son rehenes de la guerra contra las drogas pues todo ellos los rodea. No sólo son rehenes de los cárteles sino también los son de la decisión unilateral del Calderon para iniciar y continuar con su guerra contra los cárteles. Tan sólo la semana pasada, la ciudad de Morelia, la capital del estado de Michoacán, fue rehén durante dos días por La Familia, ese cártel bloqueó todas las carreteras principales en y fuera de la ciudad. Nuestros amigos de Michoacán ahora sienten que no pueden viajar para visitar libremente la familia para estos festejos de las Navidades. La ciudad de Monterrey frecuentemente es rehén de bloqueos semejantes. Los amigos en Cuernavaca son testigos de la escenas en donde han habido diversos asesinatos relacionados con la droga, y muchos se preparan para mudarse del país a fin de escapar de este sitio. Entonces hay ciudades fronterizas con EE UU, tales como Ciudad Juarez, Reynosa, Nueva Leon, Tijuana, Matamoros, Ciudad Mier y otras muchas ciudades y los pueblos que hacen frontera con EEUU y son presas de esta guerra.
Pero más allá de ser rehén todos los días, los mexicanos son también rehenes del gobierno de Estados Unidos. Las leyes de la droga del prohibicionista del gigante del norte y de su mentalidad de guerra los mantienen en un cautiverio de que ellos no pueden hacer nada escapar. La mentalidad del prohibicionista de EEUU evita dirigir el asunto doméstico de consumo de droga, externalizando y lo proyectando en el lado de suministro del mercado de la droga, primero Columbia y, en los últimos varios años, México. Ningún cambio de estrategia mexicana, la política ni los presidentes pueden liberar a las personas de México de ser rehenes de Estados Unidos. Sólo EEUU los puede liberar abandonando su fallida guerra doméstica contra las drogas y las leyes de prohibicionista que lo apuntalan. Sólo el establecimiento de la venta y el uso regulados y legales de estas drogas libertará a las personas de México de “ser rehénes”.