El domingo 24 de noviembre del 2013 la escuela República de Chile, en el barrio popular El Reparto por Bajo de Tegucigalpa, parecía un hormiguero. Las calles que la rodean estaban llenas de gente que acababa de votar, o que estaba esperando su turno. El sol bajaba sobre la larga fila de personas que serpenteaba hasta la escuela y, según cuenta la gente del barrio, el desfile de votantes había empezado temprano en la mañana. Algunos dicen no recordar una afluencia tan alta en las elecciones.
Adentro de la escuela los votantes empujaban para entrar, para salir o para depositar su boleta electoral en la urna. La confusión era tanta que algunos colocaron su boleta en la urna equivocada, o sin sellarla. Los militares presidiaban la entrada de la escuela, de la misma forma que otros 28 mil miembros de la Fuerza Armada y de la Policía Nacional que el gobierno hondureño desplegó para vigilar sobre las elecciones.
“Hoy monitoreamos varias sedes electorales y no registramos problemas, aunque esto no significa que no hubo ninguno”, relata Ron Nearing, ex presidente del Partido Republicano de California. “Todas las sedes electorales están resguardadas por los militares y creo que es un elemento positivo hasta que su rol sea limitado en cuidar la seguridad de la urnas”.
Alrededor de 20mil observadores, entre ellos unos 800 internacionales, han sido acreditados para vigilar sobre la transparencia del proceso electoral hondureño. Sin embargo, la Mesa de Análisis sobre Violación a Derechos Humanos recogió más de 60 denuncias de irregularidades durante el proceso electoral, entre ellas hostigamiento a observadores internacionales, militarización de medios, acoso militar contra integrantes de mesas electorales y compra de votos por parte del oficialista Partido Nacional, a cambio de comida o dinero.
Además de estas irregularidades, la noche de la vigilia de las elecciones ha sido manchada de sangre: en el Municipio de Cantarranas (Departamento de Francisco Morazán) dos dirigentes campesinos del partido Libre han sido asesinados por hombres encapuchados con armas de alto calibre, mientras que se dirigían a su casa en la comunidad El Carbon. Los lideres locales ya habían recibido amenazas de muerte a causa de su lucha por la tierra por parte del terrateniente local, afiliado al oficialista Partido Nacional. Estas muertes se suman a las de los 35 candidatos (18 de ellos del partido Libre) que según un informe de la ONG canadiense Rights Action han sido asesinados entre mayo del 2012 y octubre de este año.
“Durante la semana pre electoral se ha incrementado la presencia militar y policial, incluso con reservistas, no es un clima que ayuda el desarrollo de elecciones democráticas”, denuncia Bertha Cáceres, coordinadora general de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras). Según nos relató Cáceres, además de policía, ejercito y aparatos de inteligencia, en Honduras operan también cuerpos encubiertos y agencias privadas de seguridad, cuyos efectivos duplican el número de militares y policías. Azadeh Shahshahani, presidenta de Nacional Lawyers Guild, añadió haber viajado en avión desde Georgia con algunos militares hondureños alumnos de la Escuela de las Américas, que regresaban al país centroamericano en ocasión de las elecciones.
“Creo que Juan Orlando Hernández es el candidato que ayudaría al pueblo. Voté por Orlando para que nuestro país tenga un buen futuro y podamos acabar con la delincuencia”, relata Lesly Yamileth Avilez de 18 años, que encontré en el barrio El Reparto por Bajo de Tegucigalpa.
De hecho, la campaña de Juan Orlando Hernández estaba centrada en el control de la inseguridad a través del despliegue de los aparatos represores, en un país que tiene un promedio de veinte asesinatos al día y una impunidad que abarca el 80% de los delitos. Juan Orlando – rebautizado Juan “Robando” por sus detractores – es el promotor de la Policía Militar de Orden Público, cuerpo de élite creado para frenar el crimen organizado y la delincuencia común. Su propuesta de militarización de la sociedad y expansión de la industria maquiladora, como de los monocultivos de caña de azúcar y palma africana, según el Tribunal Supremo Electoral le garantizó la presidencia recogiendo el 34.08% de los votos.
En la mañana del lunes pasado, en una rueda de prensa animada por sus bases, el Partido Libre (Libertad y Refundación) desconoció los resultados electorales que atribuyeron sólo el 28.92% de los votos a su candidata Xiomara Castro. Manuel “Mel” Zelaya – ex presidente de Honduras, esposo de Xiomara Castro y coordinador general de Libre – denunció que más del 20% de las actas no han sido registradas, aseguró no buscar ningún acuerdo con el Partido Nacional y afirmó que al termino de los escrutinios, si necesario, Libre hubiera salido a la calle para defender su derecho. Sin embargo, el escrutinio ha terminado pero hasta ahora el partido no tomó ninguna decisión al respecto.