El 3 de diciembre varias organizaciones de la sociedad civil paraguaya conmemoraron el día mundial del no uso de agrotóxicos, haciendo una caravana que recorrió por la ciudad de Asunción y alrededores, para exigir a las distintas autoridades el cumplimiento de sus funciones en cuanto al control y la regulación del uso de estas sustancias.
Tres temas centrales fueron puestos sobre la mesa en la Secretaría del Ambiente, la Municipalidad de Asunción y el Ministerio de Agricultura: la cuestión de los agrotóxicos en las áreas rurales del país, la ubicación de una fábrica en plena área urbana de la ciudad de Ñeemby y la construcción del megapuerto de Cargill.
A continuación sigue la nota que se ha presentado a las distintas autoridades. Algunas de ellas se han comprometido a iniciar un diálogo cercano a partir de ahora con las organizaciones de la sociedad civil sobre estas cuestiones.
Asunción, 3 de diciembre de 2007
A las distintas autoridades
El día de hoy se conmemora a nivel mundial la tragedia química que vivió la ciudad de Bhopal, India, en 1984, cuando con el escape de 40 toneladas de gas (isocianato de metilo) de una planta química instalada por la multinacional Unión Carbide se tuvo como resultado unos 30.000 muertos y más de 500.000 afectados. Hoy sigue muriendo una persona cada dos días a consecuencia de los efectos de aquel escape.
A pesar de manifestarse con distinta intensidad, la tragedia de los químicos no está ausente en nuestro país. La producción y el uso indiscriminado de pesticidas en los monocultivos de soja principalmente, se han cobrado varias vidas humanas en los últimos años, han deteriorado la salud de miles de personas y son los principales responsables de la contaminación de suelos y aguas.
Por todo esto queremos manifestar nuestra profunda preocupación. Creemos que actualmente existen tres cuestiones que violan derechos humanos fundamentales de comunidades enteras, o amenazan con hacerlo.
La primera es la extensión acelerada de la frontera de la soja, que avanza al margen de las leyes ambientales, expulsando a poblaciones campesinas e indígenas de sus territorios ancestrales. Más de 2.600.000 hectáreas del Paraguay ya se han convertido en un desierto verde sumamente tóxico y se prevé que el área de siembra siga creciendo en los próximos años. Además de destruir los ecosistemas autóctonos por la aplicación intensiva de agrotóxicos, la soja elimina puestos de trabajo ya que su fundamento es la mecanización, no tributa impuestos directos al Estado paraguayo y por tanto no se redistribuyen los ingresos que obtienen los empresarios. Todo esto termina alimentando los cinturones de pobreza en las ciudades, la inseguridad y la corrosión de los vínculos humanos de la sociedad paraguaya.
La segunda es la instalación de fábricas de agrotóxicos en la cercanía de densas poblaciones urbanas como la de Chemtec, en el barrio los Naranjos de Ñeemby. Quienes habitan en las adyacencias de esta fábrica, que incluso tiene campos experimentales en plena zona urbana, son verdaderos conejillos de india que sufren en su salud las consecuencias de ser fumigados cotidianamente, y están siempre expuestos al riesgo de que haya escapes de gases o líquidos que los intoxique de manera aguda.
La tercera es la instalación del megapuerto y planta aceitera de la transnacional Cargill en el barrio Zeballos Cue de Asunción, a menos de 500 metros de las principales tomas de agua de la ESSAP, que abastecen a más de 1.100.000 personas. Estas son instalaciones sumamente contaminantes que van a afectar indefectiblemente las tomas de agua y las plantas de tratamiento de la ESSAP, por ello no podemos entender cómo se han otorgado licencias ambientales sin consulta a las poblaciones afectadas que en este caso son todos los asuncenos más algunos residentes en el Área Metropolitana.
Exigimos por tanto:
la actuación inmediata de un plan de ordenamiento territorial que garantice un ambiente sano, como establecido en la Carta Magna, a todas las comunidades campesinas e indígenas del país; la elaboración de una ley que regule la producción y el uso de agroquímicos; el control urgente del cumplimiento de las pocas normativas existentes sobre pesticidas y la sanción para los infractores; el traslado de la fábrica de Chemtec y otras que estén en similar situación, a zonas en que no afecten a las poblaciones humanas, y la fiscalización efectiva del cumplimiento de las medidas de mitigación de impacto ambiental; la paralización de las obras del megapuerto hasta tanto se realice una evaluación de impacto ambiental de manera transparente y participativa.
Los agrotóxicos siguen siendo una de las principales causas de la destrucción de la vida en el planeta y se necesita una decisión política patriótica para hacer frente a este flagelo.
Las muertes y enfermedades que ocasionen estas sustancias serán responsabilidad de las autoridades.
Iniciativa Paraguaya para la Integración de los Pueblos
Asamblea Ciudadana por la Salud y la Vida