Fuente: NACLA Report on the Americas
El presente artículo es la primera de tres entregas dedicadas a analizar las próximas elecciones municipales en Lima. Lea la versión en inglés de este artículo aquí
El 5 de octubre del 2014 los ciudadanos de Lima (Perú) votarán en la elección por la alcaldía metropolitana, probablemente ésta conduzca o a la continuación por otro período de la actual titular en la alcaldía Susana Villarán o le devuelva el control de la alcaldía a Luis Castañeda, quien se desempeñó como alcalde del 2003 a 2010. Después de un período tumultuoso de cuatro años, este intento de reelección de Villarán ha llamado la atención internacional debido a su estatus como primera alcaldesa de izquierda en Lima luego de 20 años y como primera mujer que ocupa este cargo, pero al mismo tiempo las próximas elecciones—en la que compiten 13 candidatos—pueden desplegarse como un referente de los esfuerzos regionales para desafiar al neoliberalismo a nivel de gobiernos metropolitanos. A diferencia de la “marea rosa” del vecino Bolivia, donde los alcaldes de izquierda siguen el ejemplo anti-neoliberal promovido por la dirección nacional de Evo Morales, en el Perú la gran aceptación del neoliberalismo de los presidentes Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-presente) ha dejado a Villarán por su cuenta en la tarea de articular una visión metropolitana progresista.
Villarán inicialmente articuló una visión progresista que desafió el paradigma neoliberal en Perú, pero posteriormente no pudo cumplir a cabalidad con esa visión, y perdió progresivamente el apoyo entre los pobres, la clase trabajadora y los profesionales de clase media, muchos de los cuales la habían apoyado en el 2010. Hay tres factores que ayudan a explicar esta trayectoria. En primer lugar, una implacable y bien financiada oposición sitió su administración, incluso antes que se inaugure. En segundo lugar, el esfuerzo de Villarán por reducir la informalidad fue concebido como pro-pobre y anti-neoliberal, pero este enfoque no-convencional no fue bien comunicado, poniendo a aquellos en los que Villarán buscó apoyarse en su contra. Y en tercer lugar, la propensión al pragmatismo de Villarán se aceleró a la par que se producía un fuerte ataque de los medios de comunicación, mientras la construcción de una colación mayor a lo largo del espectro político erosionaba su base.
En 2010, la inesperada elección de Villarán provocó el entusiasmo de diversos sectores descontentos con el liderazgo de Castañeda. La ex regidora municipal Marisa Glave explica que el equipo de Villarán esperaba reunir tal vez 8% de los votos, pero cuando la candidatura del gobernador del Callao Álex Kouri—que postulaba a Lima—fue invalidada por no cumplir con los requisitos de residencia, Villarán emergió para captar el 38,4% de los votos, superando a la favorita del establishment Lourdes Flores. Una vez en el cargo, Villarán intentó cambiar el eje de la gobernanza de la ciudad con nuevos proyectos enfocados en el emprendimiento empresarial, en la mujer y la niñez, y en la educación.