Fuente: Lavaca
“Es la primera vez en mi vida que veo que una puta convoca tanta gente en una biblioteca” dijo Sonia Sánchez en la Biblioteca Rivadavia de Cipolletti, Río Negro, desbordada de público. El libro Ninguna mujer nace para puta fue presentado también el Aula Magna de la Universidad del Comahue (Neuquén), agotando todas las existencias de ejemplares en ambas provincias, y generando actos y talleres con un entusiasmo enorme a partir de la presencia de Sonia, y el trabajo realizado por diversas organizaciones sociales locales.
El Libro:
La frase nació en Bolivia, pasó por la Argentina y regresa hoy transformada en libro. "Ninguna mujer nace para puta" es una bandera que agitan María Galindo y Sonia Sánchez en acciones callejeras, debates y ahora, en este libro en donde analizan desde la perspectiva de la puta toda la maquinaria política, ideológica y filosófica que la ignoró. Y sus porqués.
Al rescatar la mirada de la puta, María y Sonia obtienen una perspectiva única desde la cual avanzan con rigor y sin piedad: definen y denuncian fiolos (el Estado, el patriarcado) y parásitos (sindicatos, iglesias y oenegés). Se internan en territorios hasta ahora prohibidos, como el de la maternidad de la puta, el pene del prostituyente o la relación puta-puta. Definen la calle como un territorio político y analizan los cimientos de una nueva forma de construir vínculos que permitan a las mujeres organizarse y rebelarse.
Dice María: "La puta es la anfitriona del cambio social. Porque así como el ama de casa puede recoger todo su saber sobre la vida y devolverlo a todas las mujeres como fundamental a la vida humana;así como la lesbiana puede recoger todo su saber sobre su cuerpo y devolverlo a todas las mujeres, así la puta puede recoger todo su saber sobre el otro violento y prostituyente y devolverlo a las mujeres. En ella y desde ella en rebelión, es que muchas cosas se pueden aclarar. Si ella desactiva los mecanismos de cosificación que sobre su cuerpo y su placer recaen es una tarea que nos va a llover y mojar de agua fresca a todas".
Las Autoras:
"Hola, soy María Galindo, soy boliviana y desde hace más de 15 años en Bolivia, con algunas hermanas, hemos hecho nacer Mujeres Creando, una organización feminista autónoma que se planteó la creatividad como instrumento de lucha y el cambio social como un hecho creativo. Ese fue nuestro primer ingrediente importante. El segundo fue construir un espacio heterogéneo de indias, putas y lesbianas, juntas, revueltas y hermanadas. Un espacio donde no nos vamos sumando a discurso ninguno, sino impugnando las barreras que el patriarcado pone en la construcción de un vínculo subversivo mujer-mujer, barreras que las mujeres las vamos haciendo propias. A partir de allí hemos ido desatando una práctica política en muchas direcciones y nos hemos ido convirtiendo en un referente social de rebeldía, fuerza organizativa y fuerza transformadora en nuestra sociedad".
"Hola, soy Sonia Sánchez, soy mujer rebelde y argentina. Vengo de grandes rupturas. Rupturas de organizaciones donde di lo mejor de mí desde mi tiempo, mi fuerza, iniciativas y afectos profundos. No le tengo miedo a la crisis, el conflicto o la soledad. Le tengo asco a los mecanismos que hacen que nuestros espacios organizados por nosotras mismas se conviertan en nuestras propias jaulas. Este libro es para mi una forma muy concreta de tener voz propia y no permitir que nunca más me la arrebaten bajo ningún pretexto. Las putas hemos puesto el cuerpo siempre para sobrevivir y luchar, pero nunca la palabra".
El Evento
Sonia Sánchez observó ese salón abigarrado del primer piso, la gente que colmaba también las escaleras y cada rincón del lugar, y dijo: “Es la primera vez en mi vida que veo que una puta convoca tanta gente en una biblioteca”. En la Biblioteca Rivadavia de Cipolletti, según los baqueanos, “no entraba un alfiler de punta” y los centenares de personas allí congregados para la presentación del libro Ninguna mujer nace para puta (que Sonia escribió con María Galindo, de Mujeres Creando de Bolivia) tuvieron que ir acomodándose en los pasillos, rincones y escaleras.
La diversidad de la convocatoria a las presentaciones fue en sí misma un llamado al asombro. Invitaron los Movimiento Sociales Dignidad y Descubrir (ex MTD de Cipolletti y Allen), el Colectivo feminista La Revuelta, Arte Vivo, FASINPAT (Fábrica Sin Patrón, la ex Zanón), Sin Cautivas, FUC, Agrupación Docente 4 de Abril, H.I.J.O.S Alto Valle, ATEN Capital y Promotoras de Salud del Barrio Hipódromo y la adhesión de Radio Universidad.
La reunión en Cipolletti tuvo una dosis extra de emotividad, ya que la ciudad está visceralmente implicada en estos temas a partir de los crímenes y desapariciones de mujeres que castigan la zona desde hace años. Los comunicados y crónicas de los movimientos y medios locales cuentan que se trató de “un espacio de libertad”. El Movimiento Descubrir, además, realizó un video de ambos eventos, que también está recorriendo la región como disparador de encuentros y debates.
La presentación en Cipolletti fue precedida por una intervención de una de las integrantes de los nuevos Movimientos Sociales (Dignidad y Descubrir), que decidieron el año pasado abandonar el nombre de Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) por no sentir que la identidad de “desocupados” como propia, y cuestionando también cierta burocracia piquetera que perdió el sentido que le dio origen, justamente en el sur, a estos movimientos de resistencia en los años 90. El cambio de nombre implicó mucho más: una apertura hacia la comunidad, una nueva forma de encarar su propia existencia.
Este es el texto completo de la presentación de Patricia, que también es una invitación a pensar la actualidad, a partir de trabajos capaces de motorizar los debates de estos tiempos.
“Leernos a nosotros mismos”
Nosotros hemos venido sintiendo a Sonia, desde hace muchos años, a través de un proceso de luchas intensas. Luchas que liberó Sonia. En Ammar, con los presos de la legislatura. Hemos compartido Rondas del pensamiento Autónomo. Y ahora este libro. Muy pocas veces hemos podido gozar de un proceso liberador de tanta autodeterminación, de profunda emancipación. El asombro, la admiración y el cariño nos han sacudido.
El libro de Maria y Sonia, Ninguna Mujer Nace Para Puta, tiene una densidad tal que nos provoca un verdadero impacto, de esos que nos atraviesan abriendo profundamente nuestros sentidos, como para leernos a nosotros mismos.
Así lo hemos tomado desde la magnitud de su importancia, para realizar rondas y talleres, único modo de profundizar un pensamiento colectivo que dé nuevos impulsos al cambio social.
El libro da tanta tela para cortar que las rondas se extenderán seguramente por un buen tiempo en nuestros movimientos.
Por lo tanto solo podemos expresar impulsos de primera percepción porque nos falta masticarlo más colectivamente ya que solo así cobra verdadera dimensión el contenido.
Qué radicalidad, qué cuestionamiento profundo a lo establecido que se despliega desde cada página, adquiriendo un valor impactante por el contexto político y social en el que se realiza.
Es que este es nuestro tiempo y atraparlo es un desafío de iniciativa, por eso estamos convencidos/as que la sintonía es no tener ni una sola mirada hacia arriba sino más bien por abajo, como modo de desplegar la verdadera potencia del cambio social.
Lejos estamos de suponer que el gobierno actual sea la expresión del 19 y 20 de Diciembre.
Por el contrario, se nos presenta como la respuesta del sistema desde el robo y el intento profundo de enajenar a ese proceso.
Es que asistimos al despliegue de una nueva oleada neoliberal que se extiende sobre nuestro continente. Con un nuevo modo de dominación que tiene la exquisitez de arrebatarnos los núcleos mas sentidos del movimiento resistente en la Argentina. Que expropia la subjetividad, generando deseos conducidos hacia la cultura de la acumulación del capital, que está haciendo del conocimiento y las fuerzas de la creación los fundamentos de la dominación. Por eso vemos que desde el punto de vista del pensamiento, este libro nos muestra un conocimiento que no está en la Universidad. Es un pensamiento desde abajo, construido desde el cuerpo, desde los sentidos que nos conmueven y nos transforman, nos sacan del lugar de lo establecido y abre la radicalidad transformadora.
Insistimos entonces, este libro tiene la magnitud de expresar una mirada cuestionadora profundamente dirigida hacia abajo, hacia lo micro de las relaciones de dominación establecidas. Esto le otorga entonces, en el contexto en el que se realiza, una mayor dimensión. Alumbra, en medio de la confusión de la vertiginosa oscuridad provocada por el proceso de reinstitucionalidad dominante.
El texto de María y Sonia nos incita y golpea, nos desafía, nos cuestiona, se cuestionan e interpelan y muy especialmente nos empuja hacia ese magnifico territorio de la libertad. Nos saca de lugar, nos corre hacia ubicaciones soberanas, porque si con lo que nos dicen no se revuelven nuestras entrañas, es porque nuestra sensibilidad se ha agotado.
No intentamos realizar una devolución, aun no es el momento, porque ésta será un proceso que modifique nuestras prácticas, nos corra de lugares y nos posiciones en territorios de la lucha que aún no conocemos. Porque además estas páginas tienen tanta vida como para provocar nuevos nacimientos.
“Un conocimiento que no está en la Universidad”
El prólogo de Lavaca a Ninguna mujer nace para puta
Este libro es un sueño.
Dicho de otro modo: un proyecto político al que dedicamos más de tres años.
Comenzó a gestarse cuando putas, travestis y vendedores ambulantes se organizaron para resistir la sanción de un Código que pretendía regular el espacio público porteño, aunque nosotros -como buenos periodistas- nos enteramos recién cuando fueron reprimidos y encarcelados. Siguió, luego, en los largos viajes a la cárcel de Ezeiza, a donde fuimos cada viernes, durante catorce meses, para acompañar a tres mujeres presas por participar de una manifestación. Viajes de ida y vuelta, cargados de preguntas sin respuestas, que nos fueron dejando exactamente como debíamos estar: impotentes.
Así fue como conocimos a Sonia y a ese universo de experiencias que ella nos enseño a llamar “mujeres en estado de prostitución”.
Así fue como pudimos aprender el significado de uno de los temas fundamentales que desarrolla este libro: la soledad política.
Esa soledad que nos comprende en un doble sentido, por cómo la sufrimos y por cómo la construimos.
Esa soledad que pudimos identificar, por primera vez y con la claridad de una revelación, al terminar de leer estas páginas.
Esa soledad sostenida por una máquina discursiva que, resumiéndola en grandes trazos, tiene tres engranajes:
Los silencios, que nunca es uno, sino varios.
Los simulacros, que operan para cambiar el sentido de lo que debe ser dicho cuando ya no hay otra forma de acallarlo.
Los testimonios, que limitan lo dicho al recuento en pasado -y por tanto, inmodificable- de aquello que ya no puede ser ni acallado ni simulado, pero sí “interpretado”. (y queda flotando aquí el desafío de repensar cuál será la voz colectiva que narrará en la Historia los crímenes de la última dictadura y si estamos a tiempo de disputarla.)
El siguiente paso fue compartir con Sonia un viaje a Bolivia, para conocer a Mujeres Creando. Podríamos decir que ya sabíamos del trabajo que María había realizado con prostitutas, e incluso que habíamos compartido con la organización que por entonces integraba Sonia los capítulos de su programa, Mamá no me lo dijo. Pero en el fondo no es cierto: ir a La Paz fue por entonces una mera intuición.
Lo que encontramos fue una práctica política que en María se resume en dos palabras: feminista boliviana. Imaginen lo que esto significa en un país donde las mujeres sostienen una poderosa economía por fuera del mercado formal, son la vanguardia de todas las batallas sociales y representan una voz pública muda de toda mudez, si se entiende que el discurso folklórico no es voz propia sino mímica. Imaginen entonces la rebeldía feminista dirigida como un rayo sobre esa realidad y multiplíquenlo por 365, ya que la tarea es cotidiana. Agréguenle esa dulzura y generosidad que tanto añoramos, por escasa.
Eso es María.
En la Argentina, antes de hablar de mujeres y política hay que persignarse ante Santa Evita. La imagen del altar la representa con las manos en alto, su rodete, la sonrisa gardeliana. El rezo es su frase: “Volveré y seré millones”. La inmortalizó en un acto que pasó a la historia con un título paradigmático: el renunciamiento.
Evita, como se sabe, fue insultada con una palabra: puta.
Fue en La Paz donde nos enseñaron el verdadero origen de la frase de Evita. La pronunció al morir, en 1781, el líder indígena Tupac Katari.
Así, ese “volveré y seré millones”se transforma en un mensaje de resistencia que esconde-como todo texto subversivo- una herramienta oculta: el movimiento indigenista triunfará, finalmente, si las mujeres se consagran a parir y a parir y a parir hasta poblar la tierra tanto como fuese necesario. Así la maternidad se convierte en una misión política y en un rol militante y absoluto. Tan central, tan definitorio, que no habrá para las mujeres tiempo ni espacio social para ningún otro.
Por eso en Bolivia, las mujeres no hablan en público. Se lo considera un insulto; en público solo hablan las putas.
Fue María quien nos hizo notar el significado de esta coincidencia.
Puta no es una palabra.
Es un límite, un techo, un cepo construido y sostenido socialmente, entre todos y todas, para dejar a salvo lo que debe estar del otro lado de esa frontera, intocable.
Puta, nos dijo María, es una palabra biográfica que moldea la identidad -no meramente sexual, sino política o mejor dicho, también política-. a gusto del escultor: así será, esto dirá, deberá comportarse de este modo. De cualquier otra manera se es irremediablemente puta.
Entendimos, entonces, la herramienta oculta en el mensaje de María.
Seamos putas.
Lo que siguió es una consecuencia más de esta apuesta que para nosotros adquiere ahora una lógica que nos justifica y nos da sentido.
Nuestro primer libro lleva por título Sin patrón.
Éste tampoco los tiene.
En este caso, no se trata tan solo de los que suele llamarse el ejercicio de la “palabra directa”, sino de la genuina elaboración de pensamiento crítico, el único que nos permite acercarnos con algún grado de verdad a la compleja realidad de estos tiempos, que son los nuestros y claman a gritos que los miremos de frente y con los ojos bien abiertos.
La inteligencia, sensibilidad y valentía de María y Sonia han hecho posible estas páginas. En un sentido, iluminan una habitación a oscuras con un foco potente que nos permite, al fin, ver.
Es la habitación donde nuestros hombres consumen cuerpos de mujeres. Esa donde ellos ejercen cotidianamente el viejo oficio de prostituyente, a cambio de nuestra complicidad.
Al fin puede verse lo que somos, cómo somos y qué hacemos para que las cosas sigan como están.
Pero en un sentido más profundo, lo que María y Sonia comparten con nosotros es una ética y una filosofía política basada en la experiencia y el compromiso con esa realidad que luchan cotidianamente por cambiar. Y lo que así surge claramente, con esa luz propia que supieron darle, es una herramienta.
Entonces, este libro es un martillo.
Rompe.
Y construye.
El resultado es ese nuevo escenario que María y Sonia nos diseñaron para debatir, con pasión, aquello que solo se puede hacer, siendo.
El resultado, finalmente, es nuestro sueño: no están -no estamos- tan solos si se acepta el desafío de conversar con la sinceridad y la profundidad que en estas páginas María y Sonia nos proponen.
Comenzamos, por lo pronto, a aceptar ese desafío nosotros mismos.
Y confesamos:
Nos, supuestos profesionales de la palabra, no supimos escribir nada de lo que aquí se dice. Ni siquiera preguntarlo.
Admitimos nuestras limitaciones y nos relamemos en ellas, sin pudor, eufóricos, aferrados al compromiso de que, al fin. podemos hacer nuestras las palabras de Sonia y María.
Y abrazarlas.
Y seguir soñando.
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