Bombardeos de las fuerzas armadas arriesgan y matan a poblaciones civiles en Colombia

 

 

FORTUL, COLOMBIA—Sábado 23 de noviembre, Giovanni Yamid Aldana salió de su humilde hogar en una zona rural del municipio de Fortul, para llevar a su esposa, quien esta embarazada, y a su hijo a la clínica, a donde le hicieron a ella un ultrasonido, y por consecuencia, la joven familia pasó la noche en la ciudad de Saravena, en el departamento de Arauca, en la zona fronteriza con Venezuela.

La próxima mañana, le llamaron a Aldana las autoridades locales, informándole que su casa fue bombardeada por las Fuerzas armadas colombianas. Fue dado por muerto uno de los trabajadores de Aldana, y el otro fue herido.

Aldana no se atrevió regresar a su casa hasta que le pudiera acompañar una delegación para asegurar su seguridad.  “El martes salimos con el señor, con la personera y dos de la cruz roja,” declaró Aldana en una entrevista en las oficinas del gobierno del municipio de Fortul. “Fuimos allá, y allá lo que encontramos es escombros de todo, por que hasta pedazos de gente había allá, dentro de la casa y por lado de la casa, y la casa queda vuelta nada.”

Aldana sacó de su bolsa una sola hoja de papel tamaño carta en la cual habían las impresiones graneadas de cuatro fotos mostrando los restos carbonizados de la casa incinerada a donde había vivido durante el año pasado, cultivando bananas, yucas y otros cultivos para mantener a su familia.

Las fuerzas armadas informaron que nueve guerrilleros fueron dados por muertos en el bombardeo y que otros dos más fueron capturados. “Las fuerzas armadas declararon que era un campamento de guerrillas aunque el dueño de la casa, Giovanni, se dedicaba a la agricultura, y fue allí que bombardearon. Sí, había combatientes pero también había personas civiles,” afirmó Aide Cristancho, la personera del gobierno local, quien proporciona asistencia a las víctimas del conflicto armado en el municipio de Fortul.

Mientras los medios y el gobierno se enfocan en los asesinatos de las guerrillas en los bombardeos, se desprecian y estigmatizan a la gente civil que vive en la zona alrededor como simpatizantes a las guerrillas, independientemente de la veracidad de las acusaciónes.

Por su parte, Aldana afirmó no tener ninguna relación con los grupos armados que operan en la zona. “Uno nunca imagina una cosa de esas, es una casa de vivienda y uno por lo menos esta muy fuera de las cosas que manejan por lo menos tanto el ejercito o tanto como el otro grupo armado,” declara Aldana, sus manos estremeciendo ligeramente mientras hablaba.

De un día al otro, Giovanni Yamid Aldana, su esposa y su hijo de ocho años, campesinos que subsistían con sus diez hectáreas, se transformaron en más 3 a los 5,3 millones de personas internamente desplazados en Colombia. “A raíz de eso yo no me volví por allá, uno queda como atemorizado. Por un lado estoy sin empleo, sin plata, tengo una esposa en embarazo, tengo un hijo, no tengo casa donde vivir ni nada, el sustento mío era por allá,” dijo.

Según Crisancho, el bombardeo del 24 de noviembre en Fortul fue el segundo en el municipio en los meses recientes, siguiendo uno el 6 de octubre en una reserva de naturaleza no muy lejos de las viviendas civiles. Un tercer bombardeo ocurrió el 14 de enero de 2014 cerca de otras casas rurales de Fortul.

Algunos heridos por los bombardeos no denuncian lo que les pasó por miedo, mientras otros sí presentan denuncias formales en contra de las Fuerzas armadas u otros grupos en la zona. No hay muchas esperanzas para una recompensa visto que el procedimiento por lo cual las víctimas reciban reparaciones del estado puede alargar muchos años, si es que lleven a un otorgamiento.

No se publican datos de la mayoría de los bombardeos en los medios, así que es difícil llegar a un recuento total de todos los que ocurren en Colombia, según Crisancho.

Fortul ha sido históricamente una zona de conflicto, siendo la sede de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), de varias organizaciones paramilitares, de una gran base militar, y de un escuadrón especial del ejército dedicado a la protección del oleoducto recientemente construido que sirve a la Occidental Petroleum y al canadiense Pacific Rubiales, entre otros. Los bombardeos recientes en Arauca testifican al hecho que no ha habido un cese al fuego durante las negociaciones entre los miembros de la FARC-EP y el gobierno colombiano en La Habana, Cúba.

Dawn Marie Paley es periodista independiente. Leer mas de su trabajo en dawnpaley.ca