(IPS) – Miles de campesinas se movilizaron en Brasil a favor de lo que consideran una reivindicación de todas las mujeres agricultoras: la utilización la defensa de un modelo agrícola saludable para sus familias, y contra la utilización de agrotóxicos.
Bajo el lema “Mujeres contra la violencia del agronegocio y de los agrotóxicos y por la reforma agraria y soberanía alimentaria”, las integrantes de Via Campesina, entre otras organizaciones de defensa de los derechos de la mujer y de la población rural, se manifestaron el martes 1 y el miércoles 2 en seis estados de Brasil.
Según el Sindicato Nacional de Industria de Productos para la Defensa Agrícola, más de 1.000 millones de litros de venenos son utilizados cada año, lo que coloca a Brasil desde 2009 en el primer lugar de la lista de los países consumidores de agrotóxicos, los plaguicidas destinados a exterminar plagas y enfermedades agrícolas que generan efectos venenosos en los órganos vivos, incluidos los humanos.
Amanda Matheus, de la coordinación nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), explicó a IPS que la utilización de agrotóxicos que degradan el medio ambiente es consecuencia de la implementación de un modelo volcado al agronegocio, el conjunto de operaciones que involucran al negocio agropecuario.
Se trata de un modelo agrario “que es impulsado por una alianza entre los grandes hacendados y las transnacionales que pasan a controlar las tierras, e invierten en monocultivos como caña de azúcar y eucalipto”, aseguró.
“Además de producir para la exportación, (esa alianza) degrada el medio ambiente y concentra más la tierra”, agregó la lideresa campesina, que participó en una protesta frente a la sede del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), en Río de Janeiro.
En esta ciudad la movilización tuvo como blanco al BNDES porque las organizaciones campesinas acusan a la entidad de que concentra sus créditos en “empresas transnacionales que actúan en el campo con monocultivos de caña (de azúcar) y de eucaliptos”.
Una política que tiene como víctima al financiamiento de los proyectos vinculados a la educación y la salud, denuncian. El BNDES no se pronunció sobre la protesta pero ante las constantes críticas con similares argumentos, aclara en su sitio digital que la concesión de apoyo financiero a los proyectos agrícolas y ganaderos “está condicionada a la evaluación de los impactos ambientales”.
Asimismo, la entidad bancaria justifica que financia iniciativas vinculadas al agronegocio porque “además de ser un dinamizador de la expansión productiva, desempeña otro papel de extrema importancia para la economía brasileña: el de ser el principal generador de saldos comerciales para el país”.
Las protestas tuvieron lugar en los estados de Bahia, Pernambuco, Minas Gerais, Rio de Janeiro, Rio Grande do Sul y Sao Paulo y sus organizadoras explicaron que se inscriben en las movilizaciones por el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo.
En los dos primeros días de los tres de movilizaciones programadas, los cálculos de los organizadores es que protestaron entre siete y 10 mil campesinas, según las diferentes fuentes.
Con las manifestaciones, añadieron, buscan que la producción agropecuaria pase a basarse en un modelo fundamentado en “la agroecología, la biodiversidad, la agricultura familiar de cooperativas y la producción de alimentos saludables”.
Se trata de un modelo que, explicó Matheus, tiene como objetivo “una reforma agraria que no solo distribuya tierras sino que brinde condiciones de sobrevivencia”, y que al mismo tiempo defienda “la biodiversidad y la soberanía alimentaria”.
“Tenemos que producir alimentos de calidad para dar de comer a nuestra gente en el campo y la ciudad”, explicó la integrante del MST.
El Ministerio de Agricultura asegura que Brasil ya es juntamente “garante alimentos de calidad”.
En un comunicado emitido a fines del 2010, destacó que en un estudio realizado por sus técnicos ese año se analizaron sustancias que puedan causar prejuicios a la salud como agrotóxicos y productos veterinarios.
El estudio recolectó19.235 muestras de productos de origen animal: carnes bovina, porcina, equina, y de aves, y leches, huevos, miel y pescado, y el resultado fue que “un 99,83 por ciento estaba dentro de los patrones establecidos por el Plan Nacional de Control de Residuos y Contaminantes”, informó el ministerio.
Sin embargo, el informe no hace referencia específica a los agrotóxicos presentes en los productos agrícolas.
Las mujeres y varones manifestantes rebatieron esos argumentos con protestas de diverso tipo. En el noroccidental estado de Bahia, por ejemplo, ocuparon la hacienda “Cedro”, propiedad de Verecel, una empresa transnacional productora de celulosa y papel. De esa manera denunciaron la alegada producción irregular de monocultivos de eucalipto, para alimentar a las plantas de la firma.
En el sureño estado de Rio Grande do Sul denunciaron que el llamado “plástico verde”, producido a base de caña de azúcar, “es tan nocivo y contaminante” como el obtenido a partir de petróleo.