Colombia: ‘Así se fabrican los guerrilleros muertos’ de los falsos positivos

Colombia. El caso de una persona discapacitada evidenció los crímenes del Ejército por intereses económicos

Fuente: La Razón (Edición Impresa)

Los soldados colombianos que asesinaron a Leonardo Porras cometieron errores flagrantes al disfrazar su crimen. Gracias al empeño de Luz Marina Bernal, madre de Leonardo, el caso sirvió para destapar un negocio siniestro dentro del Ejército colombiano: los falsos positivos.

Secuestraban a jóvenes para asesinarlos, luego los vestían como guerrilleros y así cobraban recompensas secretas del gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010). La Fiscalía registró 4.716 casos de homicidios presuntamente cometidos por agentes de las fuerzas públicas.

Bernal y las otras Madres de Soacha (el primer municipio donde se supo de esto) luchan desde entonces contra la impunidad. Los observadores internacionales denuncian la dejadez, incluso la complicidad del Estado en estos crímenes masivos.

“–Así que es usted la madre del comandante narcoguerrillero– le dijo el fiscal de la ciudad de Ocaña. –No, señor. Yo soy la madre de Fair Leonardo Porras Bernal. –Eso mismo. Su hijo dirigía un grupo armado. Se enfrentaron a tiros con la Brigada Móvil número 15 y él murió en el combate. Vestía de camuflaje y llevaba una pistola de 9 milímetros en la mano derecha. Las pruebas indican que disparó el arma”.

Bernal respondió que su hijo Leonardo, de 26 años, tenía limitaciones mentales de nacimiento, que su capacidad intelectual equivalía a la de un niño de ocho años, que no sabía leer ni escribir, que le habían certificado una discapacidad del 53%.

Que tenía la parte derecha del cuerpo paralizada, incluida esa mano con la que decían que manejaba una pistola. Que desapareció de casa el 8 de enero y lo mataron el 12, a 700 kilómetros. ¿Cómo iba a ser comandante de un grupo guerrillero?

“Yo no sé, señora, es lo que dice el reporte del Ejército”, indicó el fiscal. A Bernal no le dejaron ver el cuerpo de su hijo en la fosa común. Unos 20 militares vigilaban la exhumación y le entregaron un ataúd sellado.

Un año y medio más tarde, cuando lo abrieron para las investigaciones del caso, descubrieron que allí solo había un torso humano con seis vértebras y un cráneo relleno con una camiseta en el lugar del cerebro. Correspondían, efectivamente, a Leonardo Porras.

Este fue uno de los casos que destapó el escándalo de los falsos positivos: miembros del Ejército colombiano secuestraban a jóvenes de barriadas marginales, los trasladaban a cientos de kilómetros de sus casas, allí los asesinaban y los hacían pasar por guerrilleros muertos en combate para cobrar las recompensas establecidas en secreto por el gobierno de Uribe.

De ahí el término “falsos positivos”, en referencia a la fabricación de las pruebas. 19 mujeres, cuyos hijos fueron secuestrados y asesinados por el Ejército a principios de 2008, fundaron el grupo de las Madres de Soacha para exigir justicia a todas las instancias.

En 2013, la Fiscalía General contaba 4.716 denuncias por homicidios presuntamente cometidos por agentes públicos (entre ellos, 3.925 correspondían a falsos positivos).

Histórica sentencia

Veredicto

Después de tanta insistencia de Bernal y otras madres, el 31 de julio de 2013 un Tribunal Superior sentenció a 51 años de prisión a seis militares culpables de la muerte de Leonardo. Ello dio esperanza a las familias de los muchos casos que están en el olvido.