Entrevista con Alberto Acosta

Entrevista con Alberto Acosta, ex-Ministro de Energía y Minas y expresidente de la Asamblea Constituyente en su oficina en Quito el 8 de Julio del 2010.

Jeffery R. Webber: ¿Puede describir en pocas palabas su formación y trayectoria política?

Alberto Acosta: Soy economista. He trabajado como consultor internacional y profesor universitario. He sido consejero de los movimientos sociales e indígenas. Me he involucrado durante los últimos años en varias luchas que buscan construir un país basado en la igualdad, la libertad y la justicia. En la parte temprana de la administración de Rafael Correa fuí ministro de energía y minas y Presidente de la Asamblea Constituyente.

JW: ¿Cómo antiguo Ministro de Energía y Minas puede hablar de las fuerzas y debilidades del modelo económico que viene desarrollando el gobierno de Correa en la actual coyuntura?

AA: No podemos hablar tan solo del modelo de desarrollo económico de este gobierno. Ecuador ha desarrollado un modelo de acumulación que se basa en la extracción de recursos naturales. Es un país que se concentra en la producción de banano, flores, camarones y petróleo, y hay gente que ahora cree que puede ser un país que dependa de la minería.

En realidad hemos vivido de la renta de la naturaleza. La principal fuente de ingresos del Ecuador desde los años setenta ha sido la explotación petrolífera, la extracción del crudo y la exportación de petróleo al mercado internacional. Esta es la característica fundamental de la economía ecuatoriana. Y esto no ha cambiado de manera sustancial bajo el gobierno de Correa.

Es verdad que Correa ha procurado mayor participación del estado en la generación de la renta petrolera. Hay cierto aumento del control estatal de las actividades petrolíferas. Se ha visto un intento de aumentar las eficiencia y de fortalecer la empresa estatal petrolera. El aumento de ingresos que el estado toma del petróleo ha permitido mejoras en la educación, la salud y el seguro social.

Pero en últimas el hecho de que Ecuador tiene una economía que depende de los recursos naturales no se ha alterado y seguimos dependiendo de nuestra inserción en el mercado mundial.

JW: Usted también fue presidente de la Asamblea Constituyente. ¿Puede hablar de este proceso, de los avances y retrocesos de la nueva Constitución?

AA: La nueva constitución abrió la puerta para una serie de cambios profundos. Sus estatutos garantizan la construcción de un estado plurinacional. Esto significa la incorporación por vez primera de los grupos marginales, como los grupos y nacionalidades indígenas, así como los Afro ecuatorianos.

La constitución ordena el respeto por sus estilos de vida y organización comunitaria, y en general una manera novedosa para estructurar el estado.

La constitución tambien compromete al país a “vivir mejor,” o sumak kawsay, en Quechua, que es una manera totalmente distinta de entender el desarrollo. Es otra forma de desarrollo. Es una alternativa al desarrollo, una alternativa que no viene desde el interior del desarrollo sino un concepto totalmente diferente. Desde esa perspectiva la constitución garanitza los derechos de la naturaleza. La naturaleza es un sujeto con derechos constitucionales. La constitución ecuatoriana es la única en el mundo que tiene esta característica.

La constitución también dice que el agua es un derecho humano fundamental, no sólo el acceso al agua sino el agua misma. El agua es un patrimonio estratégico, parte de la biodiversidad. Ocupa un lugar central en la naturaleza.

JW:
¿Cómo explica el contraste entre la retórica del gobierno de Correa, “revolución ciudadana”, “socialismo del Siglo XXI” y las tensas relaciones, que a veces se convierten en conflictos abiertos, entre este gobierno e importantes movimientos sociales?

AA: Estas frases, revolución ciudadana y socialismo del Siglo XXI, hay que entenderlas en su contexto. Socialismo del Siglo XXI carece de significado. No tiene significado. Necesitamos rescatar el socialismo de los errores del siglo pasado, pero no lo podemos hacer al promocionar un socialismo “new age”. Para el socialismo del Siglo XXI no tiene significado, es pura retórica.

La frase revolución ciudadana es lo que las luchas populares en el Ecuador propusieron y por lo que lucharon en el 2006 y el 2007. Lamentablmente, parecería que el gobierno de Correa tiene dudas de hacer realidad esta revolución. Lo que este gobierno propuso inicialmente es lo que no está haciendo, no está respetando los componentes integrales de la nueva Constitución. Este es un hecho crucial.

Hasta el momento la revolución “ciudadana” sufre de un defícit notable de participación “ciudadana”.

JW: ¿Y las contradicciones con los movimientos sociales, los movimientos indígenas, las acusaciones gubernamentales de “terrorismo y sabotaje”?

AA:
Creo que este tipo de acusaciones son en extremo penosas para el país. No tienen bases en la justicia o en un sistema democrático judicial. Incluso durante el periodo de los gobiernos neoliberales, cuando los movimientos sociales e indígenas estaban involucrados en protestas masivas, nunca hubo acusaciones de terrorismo. Esta es una pregunta que pone en riesgo a la revolución ciudadana misma. Parecieran exisitir fuerzas que se configuran en un tipo de contrarevolución, sin ciudadadanía.

JW: ¿Puede describir para los lectores canadienses algunos de los conflictos del sector minero, y el papel de las empresas canadienses, que tienen una presencia masiva en este país?

AA:
Sin duda. Mire, las empresas canadienses han estado muy activas en este país por algunos años. Uno podría decir que las compañías canadienses fueron las más beneficiadas de la nueva disposición de las leyes mineras al principio de la pasada década. Estas leyes pretendían fortalecer las presencia de las compañías mineras en Ecuador. Este fue el proyecto que empujó el Banco Mundial, y que recibió apoyo del gobierno de la época. Estamos hablando de la época neoliberal.

Las compañías canadienses fueron las que aprovecharon las nuevas leyes con mayor entusiasmo para invertir en Ecuador. Las empresas canadienses han ampliado su presencia en varias regiones del país. En la Cordillera del Condor, en el Valle Intag, y otras partes. Han logrado obtener un gran número de concesiones mineras. Ecuador otorgó más de 5.000 concesiones de manera irresponsible, sin controles ni criterios. La gran mayoría de estas concesiones se concentraron en unas pocas compañías, compañías canadienses.

Tambien podemos ver como algunas compañías canadienses, como Ascendant Copper, han intentado imponer sus objetivos dentro del país de manera autoritaria. Han creado planes de paramilitarismo, para dividir las comunidades de Intag, para intimidar estas comunidades, e imponer las actividades mineras.

Yo fuí testigo de cómo esta compañía mobilizó gente para protestar contra mi presencia como Ministro de Energía y Minas porque mis posiciones políticas estaban en contra de este tipo de corrupción. Yo recibí amenazas y me lanzaron piedras durante una reunión en la ciudad de Ibarra, en la provincia de Imbabura. Vimos como actuaban y como amenazaban a las comunidades. Gracias a las luchas de varias comunidades y el accionar del Ministerio de Energía y Minas logramos desarmar a estos paramilitares, y logramos algo de justicia. Pero aún hay muchos problemas en la región. Creo que es importante resaltar estos eventos y lo que significan.

JW: Cambiando de tema, hemos visto un giro a la ziquierda en América Latina, lleno de contradicciones, pero un giro de todas maneras, durante los últimos diez años. ¿Cuál ha sido el papel del Ecuador en este giro regional a la izquierda?

AA: Se han dado un serie de procesos muy interesantes en América Latina, en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Sin embargo ninguno de estos procesos ha logrado superar las estructuras del extractivismo. Bolivia continúa dependiendo, aun más que antes del gas natural. Bolivia esta adelantando esfuerzos organizados para extender la extracción pertolífera, de gas y mineral. En Ecuador la orientación es hacia la explotación continuada del petróleo. Sin embargo tengo que destacar las propuestas positivas de Ecuador para dejar bajo tierra los yacimientos de petróleo del Parque Nacional Yasuni. Pero en genearl es claro que no hay una posición coherente contra el modelo extractivo.

Se habla mucho de trasformación y revolución pero seguimos viendo más de lo mismo.

Como sugerí antes no creo que el socialismo del Siglo XXI tenga siginficado. Lo que estamos viendo es el neoextractivismo del Siglo XXI.

JW: ¿Qué necesita Ecuador a largo plazo para cambiar su modelo de desarrollo?

AA: Lo que necesitamos en el mediano y largo plazo es la superación de este modelo de acumulación. Necesitamos organizar la economía de otra manera, que no sea tan dependiente de la explotación de recursos naturales. Necesitamos alejarnos de un modelo económico extractivo hacia uno basado en el conocimiento, las fuerzas y las necesidades indivuduales y colectivas de los seres humanos. Además necesitamos otra manera de insertarnos en el mercado mundial. Debemos empezar a producir otra clase de productos para el mercado internacional. Pero por encima de todo necesitamos fortalecer el mercado interno y la integración regional latinoamericana. Ecuador necesita romper con la concentración extrema de los bienes e ingresos y cambiar el modelo. Necesitamos alcanzar la igualdad si hemos de ver la justicia y la libertad. Esto es lo que necesitamos. Y esto requiere mucha democracia, siempre más democracia y nunca menos.

Jeffery R. Webber enseña política en la Universidad de Regina. Es autor de Red October: Left-Indigenous Struggles in Modern Bolivia (Brill, 2010), y Rebellion to Reform in Bolivia: Class Struggle, Indigenous Liberation and the Politics of Evo Morales (Haymarket, 2011).