Hacia la Refundación del País: Asamblea Constituyente de los Pueblos Indígenas y Negros de Honduras

Desde el 21 hasta el 23 de febrero en San Juan Durugubuty se ha llevado a cabo la Asamblea Constituyente de los Pueblos Indígenas y Negros de Honduras, también  denominada Asamblea Constituyente de los Pueblos que venimos de la Tierra y del Mar. Ha consistido en un encuentro autoconvocado por las principales organizaciones sociales hondureñas, con el fin de recoger y sistematizar las propuestas del pueblo garífuna y de los siete grupos indígenas del país para una nueva Constitución.

Desde hace mucho tiempo los movimientos sociales hondureños piden una nueva Constitución, que reconozca los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, y los de las mujeres. “Fíjese que la Constitución actual menciona a la mujer solo una vez, cuando dice que un hombre tiene que casarse con una mujer”, me ha contado Tomas Gómez Lembreño de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras). “Para refundar al país tenemos que cambiar a esta Constitución, que da el poder nada más que al Congreso Nacional, al Poder Ejecutivo, a la Corte Suprema de Justicia y a los empresarios. Hasta el día de hoy el pueblo no tiene poder: la nueva Constitución tiene que plantear que los recursos naturales son del pueblo, reconocer el multilingüismo, la pluriculturalidad de Honduras y los derechos de las mujeres”.


La petición de una nueva Constitución de parte del pueblo hondureño se hizo más fuerte a partir de 2008, año de la adhesión de Honduras al ALBA. La lucha por la refundación del país tenía una cita importante el 28 de junio del 2009, cuando el ex presidente Zelaya llamó a una consulta popular sobre la elección de una Asamblea Constituyente; fue justo en este día que hubo el golpe de estado orquestrado por la oligarquía hondureña, las diez familias aliadas al capital transnacional que son dueñas del 80% de la riqueza del país centroamericano.

“Es urgente juntarnos para construir un camino hacia el futuro, construyendo cambios y no reformas: cambio significa destruir algo para construir algo” dijo Miriam Miranda, coordinadora general de OFRANEH (Organización Fraternal Negra de Honduras), durante la inauguración de la Asamblea Constituyente de los Pueblos. El camino hacia el futuro ya ha empezado: en San Juan Durugubuty alrededor de 1800 representantes garífunas e indígenas estuvieron debatiendo durante tres días sobre derechos, soberanía, autonomía, cultura, justicia, salud, comunicación, educación, trabajo, biodiversidad, explotación del suelo y del subsuelo, recursos naturales, territorio y economía. Debatieron a partir de la cosmovisión propia de cada pueblo, hasta crear propuestas comunes en cada una de estas áreas.

Según la primera Asamblea Constituyente de los Pueblos Indígenas y Negros de Honduras, el gobierno tiene que ser pluricultural y multilingüe. Hay que prohibir el saqueo y la privatización de la Madre Tierra a través de la supresión del capitalismo, responsable de la pobreza de las y los hondureños. Es además necesario que los pueblos indígenas y negros sean reconocidos como naciones autónomas, que viven en territorios autónomos, y no sólo como etnias. Este insumo se llevará a la segunda convocatoria de la Asamblea Constituyente de los Pueblos, donde se profundizará el análisis hasta formular leyes constitucionales.

“¿Los hondureños que no son ni indígenas ni negros no pueden participar en la redacción de una nueva Constitución?” preguntamos a Miriam Miranda de OFRANEH. “En este momento por supuesto estamos instalando una Asamblea de los Pueblos Indígenas y Negros, pero todos los sectores deben instalar su Asamblea Constituyente: jóvenes, obreros, mujeres, homosexuales. Hacemos un llamado a todos los sectores que componen la sociedad civil hondureña para que refunden el país.”

Las mujeres ya contestaron al llamado de Miranda, y decidieron convocar una Asamblea Constituyente de Mujeres durante la primera semana de mayo, donde se juntarán las propuestas de las hondureñas sobre los derechos de las Mujeres.

El documento que saldrá de las Asambleas Constituyentes será sometido al aval de las comunidades. Se trata de un proceso que está probando la fuerza democrática del sistema asambleario indígena, donde las decisiones se toman después de un largo debate donde todos los actores están involucrados, y se vota por consenso. Esta demonstración parece especialmente importante en un momento histórico en que la democracia representativa occidental está manifestando su fracaso.

Las propuestas del pueblo hondureño serán luego llevadas a la Asamblea del FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular, que reúne todas las realidades antigolpistas del país), con la esperanza de que apruebe el documento y se una a la lucha.

Pero el FNRP es un magma compuesto por realidades muy diferentes entre sí: desde las organizaciones de base como OFRANEH y COPINH, hasta los grupos sindicalistas y el Movimiento 28 de Junio (integrantes del Partido Liberal que se disociaron del golpe). No hay uniformidad política adentro del FNRP, ni sobre su gestión, ni sobre los medios para combatir a los golpistas: cuando algunos sujetos internos al Frente Popular llamaron a la lucha armada, otros sectores (los sindicalistas y los liberales, los mismos que manejan de forma vertical las asambleas y los procesos decisivos en el Frente) propusieron que esto se hiciera partido y compitiera en las próximas elecciones presidenciales. Según los movimientos sociales participar en las elecciones solo serviría para blanquear el golpe de estado, y legitimar el moribundo sistema político hondureño.

“La decisión de meterse de cabeza en un proceso electoral sin condiciones democráticas – escribe COPINH en un comunicado – es para nosotros como ir a participar en el circo de los golpistas o un partido en cancha de los golpistas, con árbitro golpista y con las reglas de los golpistas. […] ¿Cuál es la prisa de algunos dirigentes de meterse en campaña política en las actuales y desfavorables condiciones? Las razones son más personales”.

En la misma postura se encuentra Alfredo López, vicepresidente de OFRANEH, que encontré durante la Asamblea Constituyente de los Pueblos Indígenas y Negros: “Cuando estamos hablando de refundar el país no estamos hablando de una vía electorera. Toda aquella gente que está pensando en que debemos ir a elecciones son traidores a los intereses de su pueblo. Además, no hay ninguna posibilidad de tener éxito porque a pesar de tener la mayoría de los votantes, nunca van a ganar en las urnas, porque van a sacar los votos, van a inflar los resultados: si la Corte Suprema son los mismos golpistas, la Fiscalía son los mismos golpistas, la Procuraduría y el Tribunal Electoral también, no hay esperanza de ganar. Vamos a terminar frustrados y legitimando esta pendejada. Hay que continuar la presión política, continuar en las calles en contra de este desgraciado. Tiene que ser una revolución pacífica, pero no se hace de la noche a la mañana: hay que trabajar y con este trabajo los vamos a obligar a la Asamblea del 26 y 27 de febrero”.

Y sí lograron obligarlos: la Asamblea del FNRP, que se ha llevado a cabo en los días siguientes a la Constituyente de los Pueblos, decidió no transformar el Frente en un partido político, por lo menos mientras no se cuente con las condiciones mínimas necesarias que garanticen unas elecciones transparentes. El 8 de marzo, en contradicción con la decisión de la Asamblea del FNRP, los dirigentes del Movimiento 28 de Junio anunciaron su participación en elecciones internas dentro del Partido Liberal. Parece que la fractura interna al FNRP todavía no se haya cicatrizada.