(IPS) – Los oficiales Juan Cantero y Karin Colmán terminan algunos turnos deprimidos y agotados. Pero se reponen rápido porque sienten que su trabajo en una comisaría de policía de la capital de Paraguay es importante. Integran una nueva división para atender a mujeres y niños maltratados.
Cantero y Colmán, ambos de 24 años, trabajan desde el 25 de febrero en la División de Atención Especializada a Víctimas de Violencia contra la mujer, la niñez y la adolescencia de la Comisaria Séptima, una de las dos de Asunción donde primero se implementó la iniciativa, que se extenderá paulatinamente por todo el país.
“Normalmente en las comisarías se reciben todo tipo de denuncias y entre ellas las de violencia intrafamiliar, así que muchas veces no se otorga atención y seguimiento adecuado a quienes denuncian”, dijo Cantero a IPS.
Para su colega Colmán, la formación y la especialización es fundamental, porque la mayoría de los policías carecen de perspectiva de género y solo con ella la atención puede ser apropiada.
Algunos datos e investigaciones llevaron a las autoridades de este país a identificar en las comisarías un punto crítico de la asistencia a las víctimas de violencia intrafamiliar.
Por ejemplo, el número para emergencia, el 911, recibió el año pasado 17.000 llamadas de situaciones de esa violencia. Pero solo 286 fueron formalizadas en las comisarías.
En Paraguay, con 6,2 millones de sus habitantes, las mujeres y las niñas son las principales víctimas de la violencia en el ámbito privado.
En promedio, una mujer muere cada diez días por violencia sexista y durante 2009 fueron 32 las asesinadas, según registros gubernamentales.
El Centro Paraguayo de Estudios de la Población estableció, con datos de 2008, que 16,8 por ciento de las niñas y adolescentes sufre violencia física antes de los 15 años y 20 por ciento vio o escuchó a sus padres o padrastros maltratar físicamente a su madre.
Las nuevas divisiones policiales germinaron denrro del Comité Interinstitucional de Atención Integral a Víctimas de Violencia, creado en 2008 por los ministerios del Interior y de Salud Pública, y las secretarías de la Mujer y de la Niñez y la Adolescencia.
Su objetivo es establecer mecanismos para proteger y promover los derechos humanos, con un componente transversal de igualdad de género, y fue allí donde se identificó a los procedimientos policiales como “talón de Aquiles” de la atención a la violencia intrafamiliar.
El Ministerio del Interior decidió entonces crear estas divisiones, con financiamiento de la cooperación de España.
Para María Liz Román, coordinadora del Colectivo de Mujeres 25 de Noviembre, la iniciativa significa “un paso primordial en la lucha por la erradicación de la violencia basada en género”.
“Muchas mujeres soportaron el desinterés de los oficiales al momento de hacer su denuncia, frases como ‘ándate nomás a tu casa, él es tu marido’ o ‘quien sabe que hiciste’ eran comunes en esos ámbitos”, dijo a IPS la coordinadora de la organización que asesora a víctimas de maltrato sexista.
Mercedes, de 39 años y quien pidió no citar su apellido, es una de esas mujeres a las que la comisaría ha asustado más que los golpes del marido. Al menos tres veces traspasó las puertas de una cercana a su casa, siempre con moretones visibles, cuando no algún labio roto.
Pero cuando veía en el mismo espacio, todos mezclados, detenidos y denunciantes, y un policía nada afable que le urgía a hablar, delante de todos y rápido, se cohibía, pensaba en las amenazas de su marido de que la mataría si lo denunciaba, y se daba media vuelta, sin que nadie la retuviese pese a los signos visibles de maltrato.
Sus dos hijas, de 14 y 17 años, insisten en que denuncie y ofrecen acompañarla, mientras en su barrio las vecinas comentan que hay policías distintos. Pero “me aterra que mi marido se ponga más loco, aunque por mis hijas un día me animo y vuelvo a entrar”, dijo a IPS.
El oficial Cantero asegura que ahora es consciente que la violencia intrafamiliar es un grave problema social en Paraguay, que requiere un trato policial diferenciado.
“Las víctimas son atendidas como personas vulnerables; hay que tenerles paciencia y brindarles ayuda para que se sientan seguras y sepan que tendrán una respuesta”, explicó convencido.
La división tiene una dotación de 30 oficiales, de entre 24 y 30 años, que después de ser seleccionados fueron capacitados dos meses sobre temas como derechos humanos, perspectiva de género y conductas que eviten “revictimizar a las víctimas”.
La oficial Colmán detalló que las denuncias se reciben en forma personalizada y privada y las víctimas son orientadas sobre todos los pasos a seguir.
Desde que fue abierta, su división recibió 110 denuncias, 48 por violencia física contra mujeres y en otras 10 por amenazas de muerte. Ellas pusieron 57 y niños, niñas y adolescentes otras 29.
También atienden consultas de comisarías de todo el país sobre cómo proceder en algunos casos.
En la fase piloto son seis comisarias las que tendrán la división y fueron seleccionadas por su alto historial de casos de maltrato intrafamiliar. Tres estarán en Asunción y tres más en otras ciudades.
Colmán cree que el intercambio de experiencias es fundamental. “Nos juntamos para ver qué estamos haciendo bien y qué mal, para así mejorar los procedimientos”, subrayó.