Wal Mart, discriminación y persecusiones

 

Fuente: La Vaca

"Uno de los mejores lugares para trabajar"

La gigantesca tienda Wal Mart ha sido denunciada internacionalmente por sus prácticas antisindicales y discriminatorias por la organización Human Rights Watch. En la Argentina, se señala que los despidos van de la mano de ex militares a cargo de seguridad, como Alfredo Saint Jean (h). lavaca conversó con un hombre récord: dos veces despedido. El cliente que parecía Bin Laden, el adoctrinamiento, el espionaje y otras tácticas en oferta.

Wal Mart es una de las empresas más grandes del mecado global, y el mayor minorista del mundo, con 6.500 tiendas y 1.800.000 empleados en ocho naciones y Centroamérica (lo cuentan como un país). Se convirtió en un ejemplo a seguir por muchas compañías que aspiran a destronarla. Sin embargo, para la Human Rights Watch, la prestigiosa organización estadounidense defensora de los derechos humanos, el gigante minorista obtiene sus laureles a costa de los derechos de sus trabajadores. En un informe de 210 páginas, recientemente publicado, concluye que la compañía sobresale por "la magnitud y agresividad de su aparato antisindical". La política laboral que implementa la firma es de carácter universal y sus empleados argentinos también sufren las consecuencias: en el último año se denunciaron una decena de despidos sin causa. O mejor dicho, a causa del activismo gremial, tal como lo pudo confirmar lavaca al hablar con uno de los despedidos, Gustavo Córdoba.

De todos modos en su página la empresa sostiene que "En la Argentina Wal-Mart es uno de los mejores lugares para trabajar, según rankings publicados en prestigiosos medios nacionales". No aclara qué medios, ni dónde fundan su supuesto prestigio, ni quiénes fueron consultados para esos rankings, ni otras minucias por el estilo.

De USA a Avellaneda, doble despido

En 2006, la empresa facturó 351,14 billones de dólares y obtuvo 11,3 billones de dólares en utilidades. Sólo en los Estados Unidos cuenta con 4.000 tiendas y es el empleador privado más grande de ese país, con más de 1.300.000 trabajadores. Pero ninguno de ellos se encuentra representado por sindicato alguno, subraya Human Rights Watch y concluye que el dato no puede responder al azar.

"Los trabajadores de Wal-Mart no tienen virtualmente ninguna posibilidad de organizarse ya que deben hacer frente a las injustas leyes laborales estadounidenses y a una compañía gigantesca que está dispuesta a hacer casi cualquier cosa para mantenerse libre de sindicatos" señaló Carol Pier, investigadora sobre derechos laborales y asuntos comerciales de Human Rights Watch.

Un ejemplo argentino del tema es Gustavo Córdoba, 31 años y empleado desde hace ocho en la sección Ventas de Electrodomésticos de la sucursal argentina de Avellaneda, que ya lleva dos despidos encima a causa de su activismo gremial. La primera vez lo echaron junto a otros cuatro compañeros. Fue el 28 de agosto de 2006, sin mediar causa alguna más que la ascendencia que tenía sobre sus compañeros. Después de la intervención del Sindicato de Empleados de Comercio -presionado por los trabajadores de Wall Mart- la empresa accedió a reincorporarlo 11 días más tarde. Pero le impuso una condición: que desista de participar en las elecciones para delegado que estaban próximas a realizarse. "Habíamos comenzado a organizar asambleas después de diez años -relata Córdoba a lavaca -, porque los delegados que teníamos eran serviles y sólo se dedicaban a sacarte turnos en los consultorios de la obra social. Pero jamás encabezaron un reclamo para que se cumpliera el convenio laboral. La empresa identificó a los que apoyábamos el recambio y nos mandó telegrama".

"Nuestra gente hace la diferencia"

Córdoba cumplió con su parte y no se presentó a las elecciones. Pero este año comenzó agitado para el gigante minorista. El 4 de enero, desoyendo los consejos del sindicato de Comercio, los trabajadores se lanzaron a una huelga exigiendo que la empresa les pagara con un adicional del cien por ciento, tal como exige la ley, los domingos trabajados. Wal Mart desconoció su obligación hasta que intervino el Ministerio de Trabajo de la Nación. Poco después de haber logrado ese éxito gremial, se produjo una nueva vacante en el cuerpo de delegados y los anticuerpos sindicales de la empresa volvieron a reaccionar. Otra vez le enviaron un telegrama de despido a Córdoba.

Desde marzo de 2006, es el décimo que envía la compañía. "El primero -recuerda Córdoba- fue el de Sergio Smith, un compañero que comenzó a juntar firmas para pedir un aumento y para que el menú del comedor cueste más barato".

La delegación Avellaneda del Ministerio de Trabajo citó a una audiencia conciliatoria a las partes en conflicto. En la primera, los trabajadores dejaron asentado que la situación "solo admite reparación del empleado afectado por la medida y la aplicación de las sanciones que a la empresa le corresponden por el comportamiento desleal". El cuerpo gremial advirtió que "cualquier medida modificatoria de las condiciones laborales o que impliquen desmedro de la condición de los delegados presentes será considerado igualmente comportamiento antisindical". A la segunda audiencia, los representantes de Wal Mart ni siquiera fueron, dejando entrever que apostarán al desgaste del trabajador despedido en un largo y tedioso proceso judicial.

En Wal Mart Avellaneda trabajan unas 550 personas, la mayoría entre 18 y 22 años, donde se mezclan empleados bajo el convenio colectivo de trabajo, tercerizados y contratados a través de agencias.

La página web tiene una interesante sección llamada "Cultura" donde hablan de los principios de la empresa. Es interesante prestar atención a las palabras que usan.

El principio número 1 lleva como título "Respeto por el individuo", y plantea: "Tenemos una confianza básica en nuestros empleados. Nos interesamos y preocupamos por ellos. En Wal-Mart, la opinión de cada empleado es respetada, valorada y tenida en cuenta. Nuestros líderes están al servicio de nuestra gente, incentivando a los empleados a desarrollar su potencial a través de una comunicación abierta, del reconocimiento y del entrenamiento continuo".

Respeto, preocupación, potencial, comunicación abierta, reconocimiento.

Luego plantea algo que acaso deba ser leido como una clave de todo lo que estas empresas extraen de las personas. Tras decir que "Nuestra gente hace la diferencia" Wal Mart revela de dónde obtiene el núcleo de su riqueza:

"Nuestros activos, la tecnología y capacidad financiera no generarían los resultados que hemos obtenido si no fuera por una pieza fundamental de nuestra estrategia: Nuestra Gente".

"Sólo a través de la capacitación constante y el desarrollo de las competencias

de nuestros empleados, hemos podido convertirnos en el minorista número uno del Mundo".

Así se entiende por qué tanta presión contra cualquier modo interno de organización, como lo denuncia Human Rights Watch. Y el significado real de las palabras que usa Wal Mart.

Germán no es Bin Laden

Antes del despido, Córdoba y sus compañeros también habían denunciado sutiles prácticas antidiscriminatorias en el Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (INADI). Argumentaron que todos aquellos empleados que estaban afiliados a un sindicato eran marginados de las políticas de premios que se aplicaba al resto del personal y que a los delegados les descontaban los jornales cuando solicitaban licencias gremiales. "Cada mes, la empresa elegía al empleado o al cajero más destacado. Si juntabas varias menciones, implicaba un aumento salarial y más tarde un ascenso -detalla Córdoba-, pero si eras afiliado jamás te tocaba, aunque tu actuación no fuera distinta a la de los seleccionados".

El INADI pronunció un dictamen a favor de los trabajadores, que en la jerga de la compañía son llamados "asociados" en vez de empleados, aunque eso no implique un beneficio de acuerdo a la rentabilidad empresarial. La reacción de la firma fue por demás sobreactuada: el último empleado del año fue un descendiente afro afiliado al sindicato.

La discriminación que ejerce la empresa, parece, no afecta solo a los trabajadores. En 2004, el fletero Germán Oscar Brufani, de 52 años, denunció públicamente que la empresa le prohibió la entrada a la sucursal de La Plata por su notable parecido físico con Osama Bin Laden.

Tácticas antisindicales ilícitas

La investigación de Human Rights Watch reveló que, en la mayoría de los casos, Wal-Mart comienza a adoctrinar a sus empleados y gerentes para que se opongan a los sindicatos desde el mismo momento en que los contrata. Los gerentes reciben instrucciones explícitas sobre cómo evitar la formación de sindicatos, muchas de las cuales forman parte de la "Caja de Herramientas Gerenciales," una guía explicativa para el personal jerárquico.

Para elaborar su informe, el organismo defensor de los derechos humanos entrevistó a 41 trabajadores y gerentes -actuales y retirados- de las tiendas de Wal-Mart en los Estados Unidos. Algunos de ellos apoyaban al sindicato; otros se oponían; y otros mantenían una posición de ambivalencia. Los investigadores también intentaron contactar a Wal-Mart por escrito en tres ocasiones para obtener las impresiones de la compañía. Pero la firma se negó a reunirse y sólo brindó respuestas muy limitadas.

Human Rights Watch descubrió que Wal-Mart intensifica el miedo con su arsenal de tácticas antisindicales ilícitas. La compañía ha enviado gerentes a escuchar las conversaciones de sus trabajadores. Según empleados y gerentes retirados de una tienda estadounidense, se ha ordenado incluso reposicionar las cámaras de vigilancia para monitorear a los activistas gremiales. Se les ha dicho a los empleados que perderán beneficios si se organizan y, de manera discriminatoria, la compañía ha prohibido hablar sobre sindicatos y ha vedado la distribución de volantes.

Una estirpe

En la Argentina, la compañía parece recurrir a mano de obra altamente especializada para llevar a cabo estas políticas laborales. Esta es la denuncia del cuerpo de delegados de Wal Mart Avellaneda: "Alfredo Oscar Saint Jean (h) nada menos que el Director General de la Seguridad de Wal Mart Argentina es un militar retirado que egresó del Colegio Militar de la Nación en 1975 como subteniente. En el año 1976 se desempeñó en Tucumán bajo las órdenes de Antonio Domingo Bussi, posteriormente en Bahía Blanca. Desde principios de 1979 fue destinado a Tandil y Azul, localidades ambas donde funcionaron centros clandestinos de detención, que formaban parte de la subzona 12, que tenía como jefe a su padre el General Alfredo Oscar Saint Jean; procesado por la comisión de 33 delitos durante la dictadura militar; quien luego de su paso genocida por aquella subzona, se desempeñó como Ministro del Interior de Leopoldo Fortunato Galtieri y finalmente como presidente de facto de nuestro país por un breve lapso. Azul y Tandil forman parte de la provincia de Buenos Aires, que gobernó con métodos criminales su tío, Ibérico Saint Jean, de quien recordamos su incitación y su apología al genocidio". (Consulta al margen: ¿quién hubiera acertado a recordar que en este curioso país el señor Saint Jean padre fue presidente?). Diferentes expresiones sindicales, incluida la CTA, han denunciado que hay otros ex militares en el área de seguridad, incluido algún ex integrante de la ESMA. No hay constancia del significado que cobra con este dato la frase "nuestra gente hace la diferencia".

Krugman, Global, lo brutal y lo dañino

En alguna oportunidad, el economista estadounidense Paul Krugman calificó a la política de la empresa como "brutal" y en 2004, la publicación Multinational Monitor incluyó al gigante minorista el ranking de las 10 peores compañías multinacionales (la organización establece entre sus normas que una única vez una empresa puede formar parte de la nómina). Aquella vez, fundamentó la decisión en una demanda colectiva iniciada por un grupo de trabajadoras que acusó a la empresa por discriminación de género. También la organización no gubernamental Global Exchange ubicó a Wal Mart entre las 14 empresas más dañinas del planeta. Sin embargo, ninguna de estas acusaciones hizo cambiar la estrategia empresarial de Wal Mart.

Ahora, la que lo exige es la Human Rights Watch, que instó a la empresa a poner fin a todas las tácticas que cercenan el derecho de los trabajadores a la libertad de asociación. Tal vez sean ellos mismos los que ahora intenten rescatar el verdadero significado de palabras como comunicación abierta, potencial, y respeto.

Fuente: La Vaca